EL TRATO no había sido ese, él había dejado bien explícitas - TopicsExpress



          

EL TRATO no había sido ese, él había dejado bien explícitas sus exigencias, y no pedía ni más ni menos que se cumplieran. El señor se acarició la barba. Buscó en la computadora el archivo que le correspondía, todo estaba en orden. Lo miró enrojecido y asintió, frunció el ceño. En efecto, había una falla. ¡Una falla! Eso era una engaño, señor. Él no aceptaba de ningún modo que no se cumpliera el trato. Lo comprendía y le pedía mil perdones, pero, si bien es factible de subsanarlo, no lo puedo remediar ipso facto. Tendrá que esperar, el señor no podía cambiar el programa, eso alteraría todo lo previsto. Lo previsto ya había sido desordenado, al menos lo que a él concernía. El señor entendía su problema, el que era nimio respecto al orden establecido. Él ya tenía trece años, y toda su vida ya estaba diseñada. No podía ser, el señor no podía, era más, no debía, hacerle eso. Además no sólo era él, sino que el mundo, su humanidad estaba decayendo, y él se negaba vivir en semejante mixtifori. El señor le había mostrado un modelo muy distinto, por eso aceptó su propuesta. Y lo peor era que él en ese estado no podría defenderse como corresponde, que se fijara, apenas podía caminar, hablar, vivir según el acuerdo. Él debía tener fe. El señor había dado libre albedrío, ningún ser debía estar sujeto al señor. Respecto a eso, él entendía que al señor no le interesaba su obra, que, insistía, estaba mal hecha o, en todo caso, inconclusa. Que él no se olvidara que su obra apenas llevaba veinte millones de años. ¿Y eso qué significaba, señor? Que recién estaba en los ensayos. ¿Ah, así que habría muchos desastres antes que la obra estuviese terminada? Él se negaba a que fuese sólo un ensayo. Era muy complejo perfeccionar esta obra. ¿No podía comprender eso? La verdad que no. Sólo entendía que los seres humanos no tenían más que un promedio de vida de setenta años, los que desde su punto de vista debían vivirlos bien, ellos no tenían tiempo para ensayos. El señor reflexionó, volvió a fruncir el ceño. Dijo: “Andá, te prometo cumplir nuestro trato cuando despiertes”. Alguno de los sigue durmiendo. Danny Delaney
Posted on: Fri, 06 Sep 2013 02:06:34 +0000

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