ELIAS CANETTI: Saber, pensar y escribir, las armas contra el - TopicsExpress



          

ELIAS CANETTI: Saber, pensar y escribir, las armas contra el odio y la muerte Marco Antonio Regalado Elias Canetti, nació en 1905 en Rustschuk, Bulgaria. Su lengua materna fue el ladino, un dialecto del español. En 1911 se trasladó con sus padres, judíos españoles, a Inglaterra. Allí aprendió el inglés con el que descubrió los grandes clásicos de la literatura universal. Luego de la muerte de su padre se instaló en Viena hasta 1938. Por ese motivo el alemán se convertiría en su lengua de creación literaria. A partir de 1939 vivió en Inglaterra. Narrador, dramaturgo, ensayista, premio Nobel en 1981, es autor de “Auto de fe” (1936), su primera y única novela, “Masa y poder” (1960), “El otro proceso de Kafka” (1969), “La conciencia de las palabras” (1975) y “La lengua absuelta” (1977), entre otros títulos. Escribió seis libros de notas y aforismos, “Notas” (1948), “Toda esta admiración dilapidada” (1960), “La provincia del hombre” (1972), “El corazón secreto del reloj” (1985), “El suplicio de las moscas” (1992) y “Desde Hampstead” (1994), que dejó listo para su publicación seis meses antes de su muerte. Las notas y aforismos se convirtieron en sus páginas más íntimas y generosas; su sabiduría es la de los grandes narradores, y una especie de fuerza unánime de vida en la cual saber, pensar y escribir no son sino las armas infalibles contra el odio y la muerte. La vida de Elias Canetti es tan interesante como su narrativa, dee hecho, sus tres volúmenes autobiográficos son seguramente una de las grandes obras maestras del género. Aunque nacido en Bulgaria, bien podríamos decir que es más bien un hijo de Europa, de su cultura y de sus circunstancias; habiendo vivido en Bulgaria, Austria, Inglaterra, Suiza o Alemania y aprendido varias lenguas por motivos familiares y culturales. Él, como el protagonista de “Auto de fe”, sólo tienen una patria: sus libros. Alguna ocasión, Canetti conto que su mayor aspiración para esta novela fue la vista que tenía desde su habitación vienesa de Steinhof, un enorme hospital psiquiátrico, la que él llama ciudad de los locos. Kien, el protagonista de “Auto de fe”, podría erigirse en rey de los locos. Quizá “el loco” –Kien– es el ser más cuerdo de la existencia. Pero esa es una conclusión a la que tiene que llegar el lector. Es un ser que vive en un aislamiento perfecto, rodeado de volúmenes eruditos, principalmente de sinología. Como puede suponerse, el personaje tiene un punto de misantropía, especialmente orientado al género femenino. Lleva una vida metódica destinada a aprovechar al máximo su tiempo de estudio, lo que le lleva a rechazar sistemáticamente cualquier nombramiento u honores académicos. Para él el tiempo posee un valor mucho más intenso que el dinero. Es muy posible que una de las más poderosas justificaciones de su forma de vida sea la búsqueda de la verdad. Para él la mera conversación con un hombre simple acerca de un tema banal le aleja de la verdad, pues la masa es mentirosa por naturaleza. Además, mantiene una peculiar opinión sobre el género novelístico: "Aunque no hay espíritu que medre con las novelas. El placer que en ocasiones nos ofrecen se paga muy caro: acaban por erosionar el carácter más firme. Aprendemos a identificarnos con todo tipo de personas. Uno le coge el gusto a este vaivén perpetuo y se confunde con los personajes que le agradan. Cualquier punto de vista nos resulta concebible. Nos lanzamos con fruición tras objetivos ajenos y perdemos de vista los nuestros. Las novelas son como cuñas que el escritor, aquel histrión de la pluma, va clavando en la hermética personalidad de sus lectores. Cuanto mejor calcule las medidas de la cuña y la resistencia por vencer, más dividida dejará a sus víctimas. El Estado debiera prohibir las novelas". El lector que quiera enfrentarse a la lectura de “Auto de fe”, ha de saber que se enfrenta a una experiencia dificultosa, repleta de elementos simbólicos (se interpreta comúnmente como una alegoría del totalitarismo nazi) cuyos personajes se mueven en un mundo desintegrado, a decir del propio Canetti. El autor cuenta que se debatía entre la oscuridad y la comprensión del texto y que leía a Stendhal mientras lo estaba redactando para otorgarle comprensividad. Lo cierto es que su lectura no es nada complaciente y a veces incluso frustrante, pero no está exenta de recompensas. Kien es un elemento que no tiene cabida en la sociedad, ni en la del texto ni en la nuestra: alguien que se encierra en su biblioteca y apenas se interesa por el mundo exterior, como si fuera posible la comprensión del mundo tan solo a través de la letra imprensa, sin experiencias personales. Se trata de un personaje absolutamente radical, que solo vive espiritualmente y que comete el mayor error de su vida casándose, creyendo que eso favorecerá el cuidado de sus libros. El hombre-libro se descubrirá demasiado humano cuando sea tarde para afrontar esa debilidad y será devorado definitivamente por la locura de quien ha querido vivir exclusivamente del conocimiento dando la espalda al resto de la humanidad.
Posted on: Tue, 13 Aug 2013 21:38:46 +0000

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