ELIJAMOS, CREÉMOS Y EDITEMOS NUESTRAS PROPIAS REGLAS: "Deja que el viento siga su propia dirección, mientras tú sigues la tuya. Y hazle saber al mundo que tú puedes moverte en tu propia dirección, y que de ninguna manera eres ni serás nunca, una hoja frágil a la que el viento pueda mover a su antojo". Dennis Jiménez. Aceptémoslo o no, vivir de acuerdo con nuestros más legítimos intereses, implica comportarnos siguiendo procedimientos específicos que nos conduzcan al logro de nuestros propósitos. Lo anteriormente expuesto significa, que para llevar una vida favorable necesitamos seguir algunas reglas. Por las razones anteriormente expuestas, existen pensadores y predicadores; religiones, sacerdotes; y escuelas, universidades, y maestros. Todos los grupos humanos crean reglas que les permitan obtener los mejores resultados posibles del comportamiento de cada uno de sus miembros; y una vez creadas esas reglas, el indíviduo que se niegue a cumplirlas, recibe una sanción por cada violación que haga a las mismas reglas, y esta situación continúa hasta que el indivíduo, o se adapta a las reglas establecidas, o es expulsado del grupo, como castigo final. El primer grupo al que pertenece un individuo durante todo el transcurso de su vida, es la familia. Pertenecer a este grupo nunca depende del indíviduo, así como tampoco, participar de las reglas establecidas en el mismo, por lo menos al principio. En la medida en que el indivíduo se desarrolla como ente social, en esa misma medida se integra a nuevos grupos diferentes a su primer núcleo familiar. Cada vez que se integra a un nuevo grupo, asimila nuevas reglas que debe cumplir. En todos los grupos sociales a los que nos integramos, encontramos reglas. Esto sucede en todas las instituciones sociales: laborales, políticas, comunitarias, militares, religiosas, e incluso, las instituciones criminales, a las cuales, en algún momento de nuestras vidas, podemos llegar a integrarnos, debido a circunstancias sociales desfavorables que nos llevan a tomar decisiones equivocadas. En cada uno de los grupos anteriormente mencionados, la sanción impuesta varía, dependiendo de las características del grupo o institución social. En el caso de las instituciones militares, las sanciones pueden ir desde la privación de la libertad o encarcelamiento, hasta la expulsión del indivíduo de la misma institución. Y en el caso de las instituciones u organizaciones criminales, el castigo puede ser tan drástico como causarle la muerte al infractor de las reglas establecidas. Sin embargo, un indivíduo puede negarse a cumplir con las reglas establecida por cualquier grupo social, cada vez que las mismas reglas no le favorezcan, con tan solo abstenerse de pertenecer a dicho grupo, pero debe tener bien claro que como ente social, tendrá que pertenecer a algún grupo social, y respetar las reglas por las cuales se rige ese grupo; en caso contrario, se convertirá en un inadaptado social, condición social que le creará constantes conflictos en sus relaciones interpersonales, durante todo el transcurso de su vida. La mejor opción para todo indivíduo, es crear sus propias reglas o normas de conducta, y asegurarse de que las mismas favorezcan sus propios intereses, pero que al mismo tiempo, puedan ser adaptadas y aceptadas por el conglomerado social al que pertenece. Una vez establecidas sus propias reglas, podrá integrarse al grupo cuyas normas mejor se adapten a su propio estilo de vida. Seamos conscientes de la realidad a la que nos enfrentamos en nuestro diario vivir, la cual coincide exactamente con los datos expuestos en los párrafos anteriores, y decidámonos a crear nuestras propias normas de conducta. Y sobre todo, vivamos estrictamente conforme a nuestros principios, nuestras necesidades, y las metas que nos hayamos propuesto. Opongamos también toda la resistencia que podamos, a la gente que se niegue a respetar nuestros propios derechos y que constantemente trate de manipularnos. Dennis Jiménez. Julio 23, 2013.
Posted on: Tue, 23 Jul 2013 16:36:53 +0000
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