ENTREGA IV DE LA NOVELA Capítulo 4 Su carácter El CATALAN - TopicsExpress



          

ENTREGA IV DE LA NOVELA Capítulo 4 Su carácter El CATALAN HUNTER es por defecto un ser que no se rige por normas. Al igual que un tumor, pierde el control y crece en una dirección equivocada y hostil, tanto para él como para su entorno. En su máximo estado de expresión, donde sus cambios se manifiestan por completo y donde el CAT llega a su saturación, el Catalan Hunter se sumerge en una parálisis casi total en su capacidad física y mental. Tal síndrome le somete a un combate de boxeo eterno con un rival temible, por desgracia él mismo, que le dispone, dentro de un distorsionado mundo de confusión y desequilibrio y fuera de la realidad de sus contemporáneos, a enfrentarse a su vida rutinaria de trabajo infernal. Aun así, al igual que una mala hierba que nunca muere, él perdura erguido y su orgullo le mantiene firme en el eterno onceavo asalto del combate más largo de su existencia gracias a la obsesiva ilusión de volver a interaccionar de nuevo con seres femeninos y que, de alguna manera, le da la fuerza para no desplomarse frente a su agitada convulsión interna. Como ejemplo de cómo actuaba el Catalan Hunter en su mundo universitario, voy a contar lo que ocurrió en el segundo año de mi estancia en Groningen, algo divertido, pero a la vez comprometido, para mi situación profesional. Por aquel entonces – principios de 2004 – me hallaba sumergido en varios proyectos científicos que suponían muchas horas de dedicación personal. En uno de ellos me destinaron a realizar experimentos con receptores de células cancerígenas en el impresionante Hospital de Groningen, toda una ciudad con calles y barrios. Fueron días de duro aprendizaje, pero las ansias de despertar el instinto cazador me llevó a “flirtear” con “todas” las mujeres del departamento de biología celular de la facultad de medicina. Y allí, algunos de los técnicos holandeses que seguían a la perfección las instrucciones del frío, planificado e insípido sistema holandés, que irritados por la creciente fama de conquistador que me perseguía, lo único que hicieron fue conspirar en mi contra, ya que mi esencia les causaba un terror inquietante en sus pobres vidas. Pasaron semanas, meses, y todo seguía igual, hasta que una mañana, el Dr. Francis Trek, – uno de los supervisores –, me citó en su despacho. No era habitual que me llamara sin previo aviso, pues nuestras reuniones servían para ponernos al día de lo que sucedía en el laboratorio. No fue este el motivo. El Dr. Trek era un joven científico con un gran futuro en el mundo de las drogas a la carta, pero al igual que muchos de sus compañeros carecía de inteligencia emocional. Francis estaba perfectamente integrado en el sistema holandés, aunque, debido a su ambición por realizar una excepcional carrera científica gozaba de un tímido escape inmoral al sistema. Siéntate Salvi y tómate un café ––como siempre en su habitual tono de buena educación. Gracias ––le contesté. Te he llamado por algo que me ha sorprendido. Bien... Se quedó en silencio mirándome a los ojos durante unos segundos, no parecía convencido de saber muy bien cómo debía decírmelo, luego los apartó dirigiéndolos hacia su portafolio y finalmente dijo: … el otro día en la charla de coordinación, la Dra. Malema – la catedrática de biología celular – me manifestó su preocupación y malestar por tus acciones. En aquel momento, Francis alzó la mirada esperando alguna reacción y prosiguió: Dice que no tienes interés por el trabajo del laboratorio, que tu conducta no es normal y lo peor es que sueles molestar a las chicas de su departamento. Debo advertirte que si no corriges dicho comportamiento, tu presencia en el hospital será vetada. Es mejor para todos que podamos resolverlo adecuadamente. Salvi, sabes muy bien lo que hay en juego – añadió. Fue una jarra de agua fría, pero a pesar de ello en unos instantes de extrema lucidez pasó por mi mente todo lo que yo suponía para ese calculador holandés: el trabajo de investigación que estaba realizando podría generarle a Francis de 5 a 10 artículos científicos de impacto internacional. Seguidamente y con mirada pícara, le dije: Francis, me parece muy bien. Si no puedo hablar con ninguna mujer en el hospital, lo que, sinceramente, creo que es insultante y fuera de contexto, mañana cogeré el primer avión que salga hacia España, quedando por concluidos los experimentos y mi estancia en Holanda. Tras lo dicho su rostro empezó a sonrojarse. Siguieron unos minutos y Francis no respondía. Había conseguido bloquearle. En esos instantes tuve miles de pensamientos negativos y empecé a temblar por lo imprudente que había sido. Milagrosamente, su alma de científico despertó: ¿Por qué irte ahora y dejar a otros la gloria de tus descubrimientos? ¿No crees que sería estúpido de tu parte? Umm... Francis debía medir bien lo que iba a decir, de lo contrario podría resultar perjudicial para los dos. Salvi, olvídate de lo que hemos hablado y sigue con los experimentos, la catedrática ya lo entenderá. Estoy convencido que todo ha sido un malentendido y que ella no buscaba en ningún momento desprestigiarte –dijo con habla insípida sin ningún gesto que apoyara el discurso–. Ahora, vuelve a tus obligaciones, ya hablaremos de cómo evoluciona el proyecto en la próxima reunión – soltó, intentando que no se le notara su enfado por mi rebeldía. El Catalan Hunter salía victorioso y no se sometía a ningún estímulo externo. Él era, para esos holandeses, como un meteorito que impacta con fuerza provocando un maremoto en sus aguas tranquilas.
Posted on: Fri, 04 Oct 2013 07:24:22 +0000

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