ERA UNA CINTA DE FUEGO, GALOPANDO, GALOPANDO... Tres días y sus noches, cabalgando...interceptamos una caravana china, que traía opio...los degoyamos...enterramos la droga y nos quedamos con una veintena de dromedarios...Años atrás fuimos saqueadores, para solventar nuestra revuelta, pero nunca toleramos los estupefacientes...Ahora había libre comercio de insumos, necesarios para Sumeria...Todavía estábamos en el desierto, muy, a lo lejos, se advertían las estepas tartáricas...Y Rabdán nos alcanzó...venía solo, con su hermano menor...Armamos mi tienda rojinegra, un tártaro me obsequió una brazada de raíces secas...y puse a calentar mi pava, ennegrecida de eones...Nos sentamos, en silencio, disfrutando los primeros mates...avisé a la escuadra..."doce horas de descanso"...una algarabía, armando las tiendas, y los baquianos sumerios, fueron a buscar agua, a un oasis cercano...los tártaros cepillaban el lomo de sus petizos...y cantaban loas a los destinos favorables...habían tomado conciencia que derrotamos dos imperios, en menos de seis meses...algo así, era la letra..."juventud, presente, Tartaria ó muerte"...Todos venían a rendirle honores a Rabdán...le besaban las manos...y agradecían estar en su presencia...Siempre me emocionó el amor que profesaban los sumerios, a su profeta, joven humilde y justo, pero despiadado con el enemigo...Lo saludé..."hola, voz de los dioses"...."bienaventurado seas, anarquista argentino"...fue su risueña respuesta...Te fuiste sin saludarnos...reprochó...Los viejos, ya no tenemos tiempos, planificamos en meses...no en años...tengo que consolidar el armado del frente ruso, encontrar metales, ponerlos en producción...y capacitar en quienes delegar...nunca se termina...Guillo...Guillo...siempre debe haber tiempo, para los amigos...Quedé en silencio...y repuse...necesito barrenas del mejor acero, y pólvora china, para las minas...Hiciste mal en dejarlo solo al Pepe...no son sencillos los primeros tiempos...Vos nos dejaste solos...nos iremos acostumbrando...vengo a ayudarte, lo quieras ó no...Me tomé todo el tiempo del mundo, para contarle la conquista de Tartaria y Rusia...lo copó el fuego griego..."una genialidad"...dijo...Si, reafirmo...fue un ensayo para cuando vayamos a Egipto...Me alegra, que me acompañes, le digo, mientras el sopor del sueño me invadía...mi cuerpo era un estropicio. Atravesamos las estepas, visitando todas las aldeas...no había más tiendas de cuero de potro...sólo casitas blancas...techos de cerámica roja...cultivos de hortalizas, bajo riego...de la barbarie, al país de los sueños...siempre fuimos, bien recibidos...y, tenerlo a Rabdán...un acontecimiento inesperado. "No les hables de Dios, este pueblo no los tiene...son puros...limpios como cristales"...Seguro que te amarán, por lo que sos, la efigie de la justicia...hecha hombre... Llegamos a la fortaleza negra...los prisioneros habían sido liberados...algunos trabajaban en las granjas, otros se sumaron a nuestro ejército...Vladimir, hombre de honor, había cumplido su palabra...Rabdán estaba extasiado, por este lugar de tierras fértiles, de profusos bosques...un paraíso enclavado en medio de duros desiertos, y ásperas estepas...La madera te será muy útil, para entibar las minas...en Sumeria los soportes los hacíamos de pircas...y, era muy trabajoso...Sonrío, feliz, pensábamos en paralelo, como siempre...lo veo, parado en una peña, su túnica blanca, impecable, su vincha rojinegra...y lo encontré idéntico al señor de las sombras...quizás era el mismo, que jamás me abandonaba...y me tendía una mano...cuando más sólo y desamparado me sentía. Creo que fue, hacia el 3.008, antes del Cristo.
Posted on: Thu, 03 Oct 2013 20:43:58 +0000
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