ESCRIBIENDO LAS ESCRITURAS Sábado 21 de Septiembre CAPITULO - TopicsExpress



          

ESCRIBIENDO LAS ESCRITURAS Sábado 21 de Septiembre CAPITULO 12 Mateo 12:9-14 EL HOMBRE DE LA MANO SECA 9 Pasando de allí, vino a la sinagoga de ellos. 10 Y he aquí había allí uno que tenía seca una mano; y preguntaron a Jesús, para poder acusarle: ¿Es lícito sanar en el día de reposo? 11 El les dijo: ¿Qué hombre habrá de vosotros, que tenga una oveja, y si ésta cayere en un hoyo en día de reposo, no le eche mano, y la levante? 12 Pues ¿cuánto más vale un hombre que una oveja? Por consiguiente, es lícito hacer el bien en los días de reposo. 13 Entonces dijo a aquel hombre: Extiende tu mano. Y él la extendió, y le fue restaurada sana como la otra. 14 Y salidos los fariseos, tuvieron consejo contra Jesús para destruirle. COMENTARIOS Después de silenciar a los fariseos Jesús pasó de allí, entró en la sinagoga de ellos; es decir, de los habitantes de aquella ciudad, en la que presidían precisamente aquellos fariseos que se habían querellado contra Él. En los versículos anteriores, Cristo había mostrado que son lícitas en sábado las obras de necesidad y las obras de piedad. Ahora va a mostrar que también son lícitas en sábado las obras de misericordia, pues se dispone a “sanar en sábado a uno que tenía seca una mano” (v. 10). Aquí vemos: 1. La penosa situación en que se encontraba este pobre hombre. Lucas dice que era “la mano derecha”. Este hombre estaba en la sinagoga. Quienes pueden hacer poco o tienen poco que hacer, como los enfermos, los viejos y los ricos, bien está que procuren hacer tanto más por sus almas cuanto menos pueden hacer por lo temporal. 2. La pregunta insolente que los fariseos hicieron a Jesús, a la vista de este hombre: “Preguntaron a Jesús, para poder acusarle. ¿Es lícito sanar en sábado?” No leemos que este pobre hombre se dirigiera a Cristo para que le sanara, pero ellos observaron que Jesús comenzaba a fijarse en él, y sabían que tenía por costumbre “ser encontrado por los que no le buscaban” (¡ALELUYA!), y por eso, la maldad de ellos se anticipó a la bondad de Jesús, ya que los fariseos le preguntaron aquí a Jesús, no para que les instruyese, sino para acusarle. 3. La respuesta que Cristo les da, apela al razonamiento y a la práctica de ellos mismos (vv. 11–12). En caso de que a ellos se les cayera una oveja en un pozo en sábado, ¿no la sacarían de allí? Seguramente que sí, pues el cuarto mandamiento lo permitía, y así decía hacerse, porque el justo cuida de la vida (o del sustento) de sus bestias (Pr. 12:10), y ellos no querrían perder sin más una oveja. El hombre, por la naturaleza personal de su ser y por la imagen de Dios que lleva impresa, tiene un valor inmensamente mayor que los animales. 4. La verdad que Cristo infiere en este caso: “Por consiguiente, es lícito hacer el bien en sábado”. Ellos habían preguntado: “¿Es lícito sanar?” Cristo les contesta que es lícito “hacer el bien”. En el día de reposo, hay muchas más maneras de obrar bien que asistir personalmente al culto de Dios; una de ellas es obrar el bien, como en este caso; cuando se hace el bien por un motivo de amor y compasión, es un buen obrar, y será aceptado. 5. La curación del hombre por la palabra de Cristo, a pesar de que los fariseos habían de ofenderse por ello (v. 13), y Jesús lo sabía. Ni el deber se ha de dejar sin cumplir, ni las oportunidades de hacer el bien se deben desaprovechar, por miedo a causar ofensa a gente de mentalidad farisaica. Le dijo Jesús al hombre: “Extiende tu mano”; es decir, obedece a mi palabra y ejercita el poder que yo te confiero. “Y él la extendió, y le fue restaurada, sana como la otra” estaba. Nótese que ni aun desde el punto de vista de ellos mismos, podían los fariseos acusarle de quebrantar el sábado, puesto que Jesús no había trabajado en prepararle algún remedio o en ayudarle con sus manos a que sanara, sino que se había limitado a pronunciar, en arameo, dos palabras muy breves. Cuando Dios nos manda hacer algo o cumplir con un deber para lo cual no tenemos fuerzas naturales, obra con el mismo derecho y con el mismo poder con que Cristo mandó a este hombre que extendiera una mano que estaba seca, totalmente marchita por el encogimiento de su enfermedad, puesto que, con el mandato, nos garantiza la gracia necesaria para poder cumplirlo. ¡Eso es Glorioso! ¡Bendiciones! Cristóbal García
Posted on: Sat, 21 Sep 2013 23:51:55 +0000

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