EVANGELIO DEL DIA "¿Señor, a quién iremos?. Tú tienes palabras - TopicsExpress



          

EVANGELIO DEL DIA "¿Señor, a quién iremos?. Tú tienes palabras de vida eterna." Jn 6, 68 viernes 07 Junio 2013 Solemnidad del Sagrado Corazón de Jesús Fiesta de la Iglesia: Sagrado Corazón de Jesús Santo(s) del día : Mártires Mozárabes Ver el comentario abajo, Guillermo de San Teodorico : “Con alegría la toma sobre sus hombros.” Libro de Ezequiel 34,11-16. Porque esto dice Yavé: ¡Aquí estoy, soy yo! Vengo en busca de las ovejas, yo me ocuparé de ellas como el pastor que se ocupa de su rebaño el día en que se encuentre en medio de sus ovejas en libertad. Yo también me ocuparé de mis ovejas y las sacaré de todos los lugares por donde se dispersaron ese día de negras nubes y tinieblas. Haré que salgan de los otros pueblos, las reuniré de diferentes países y las conduciré a su propia tierra. Haré que ramoneen por las montañas de Israel, en los valles y en todas las praderas del país. Sí, haré que ramoneen en un buen potrero, en las altas montañas de Israel, descansarán en un buen corral y se alimentarán en fértiles praderas de las montañas de Israel; yo mismo me preocuparé de mis ovejas, yo las llevaré a descansar, palabra de Yavé. Buscaré a la que esté perdida, volveré a traer a la que esté extraviada, curaré a la que esté herida, reanimaré a la que esté enferma, velaré por la que esté sana; las cuidaré con justicia. Salmo 23(22),1-2.3-4.5.6. El Señor es mi pastor: nada me falta; en verdes pastos él me hace reposar. A las aguas de descanso me conduce, y reconforta mi alma. Por el camino del bueno me dirige, por amor de su nombre. Aunque pase por quebradas oscuras, no temo ningún mal, porque tú estás conmigo con tu vara y tu bastón, y al verlas voy sin miedo. La mesa has preparado para mí frente a mis adversarios, con aceites perfumas mi cabeza y rellenas mi copa. Irán conmigo la dicha y tu favor mientras dure mi vida, mi mansión será la casa del Señor por largos, largos días. Carta de San Pablo a los Romanos 5,5b-11. La cual no quedará frustrada, pues ya se nos ha dado el Espíritu Santo, y por él el amor de Dios se va derramando en nuestros corazones. Fíjense cómo Cristo murió por los pecadores, cuando llegó el momento, en un tiempo en que éramos impotentes. Difícilmente aceptaríamos morir por una persona “justa”; tratándose de una buena persona, tal vez alguien se atrevería a sacrificar su vida. Pero Dios dejó constancia del amor que nos tiene: Cristo murió por nosotros cuando todavía éramos pecadores. Con mucha más razón ahora nos salvará del castigo si, por su sangre, hemos sido hechos justos y santos. Cuando éramos enemigos, fuimos reconciliados con él por la muerte de su Hijo; con mucha más razón ahora su vida será nuestra plenitud. No sólo eso: nos sentiremos seguros de Dios gracias a Cristo Jesús, nuestro Señor, por medio del cual hemos obtenido la reconciliación. Evangelio según San Lucas 15,3-7. Entonces Jesús les dijo esta parábola: «Si alguno de ustedes pierde una oveja de las cien que tiene, ¿no deja las otras noventa y nueve en el desierto y se va en busca de la que se le perdió hasta que la encuentra? Y cuando la encuentra, se la carga muy feliz sobre los hombros, y al llegar a su casa reúne a los amigos y vecinos y les dice: “Alégrense conmigo, porque he encontrado la oveja que se me había perdido.” Yo les digo que de igual modo habrá más alegría en el cielo por un solo pecador que vuelve a Dios que por noventa y nueve justos que no tienen necesidad de convertirse. Extraído de la Biblia Latinoamericana. Leer el comentario del Evangelio por : Guillermo de San Teodorico (c.1085-1148), monje benedictino y después cisterciense Meditativae Orationes 8,6; SC 324, pag. 139 “Con alegría la toma sobre sus hombros.” Señor, ¿a dónde llevas a aquellos que tú abrazas y estrechas entre tus brazos sino hasta tu corazón? Tu corazón, Jesús, es aquel dulce maná de tu divinidad, que guardas en tu interior en el vaso de oro de tu alma que sobrepasa todo conocimiento. (cf Hb 9,4) Felices aquellos que son llevados hasta allí por tu abrazo. Felices aquellos que, sumergidos en estas profundidades, han sido escondidos por ti en el secreto de tu corazón, aquellos que tú llevas sobre tus hombros, al amparo de las turbaciones de esta vida. (Sal 30,21) Felices aquellos cuya única esperanza es la dulzura y la protección bajo tus alas. (Lc 13,35; Sal 90,4) La fuerza de tus hombros protege a aquellos que tú escondes en tu corazón. Ahí pueden descansar tranquilamente. Una dulce expectación los alegra en el aprisco amurallado (Sal 67,14) de una conciencia pura y de la espera de recompensa que tú has prometido. Su debilidad no los inquieta, ni cosa alguna los turba. evangeliodeldia.org
Posted on: Fri, 07 Jun 2013 12:07:40 +0000

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