Echó su cabeza hacia atrás, torció su cuerpo y convulsionó… - TopicsExpress



          

Echó su cabeza hacia atrás, torció su cuerpo y convulsionó… dejó los ojos abiertos y de repente, con una exhalación se le escapó la vida. Lucía tan frágil, tan indefensa, tan pequeña, tan vulnerable… Los ojos brillantes, verdes. Recuerdo cuando la encontré, fue un martes lluvioso. Yo iba en un taxi y ella estaba a la orilla de un canal, mojada y temblorosa. No me habría percatado de su presencia, pero lloró justo cuando pasaba junto a ella, y lo hizo con tanta fuerza que despegué los ojos de mi celular nuevo. Y ahí estaba, metros atrás, temerosa y sola. En una fracción de segundo me abalancé sobre el taxista exigiéndole que se detuviera, pero antes de que lo hiciera yo ya estaba afuera del vehículo, corriendo hacia esa gatita desamparada. Trató de huir, corrió unos metros y se detuvo. Entonces la atrapé y la acerqué a mi cuerpo. Tenía sarna, pero aun así la metí debajo de mi blusa para darle calor. Volví al taxi y la traje conmigo a mi casa. Mi mamá la recibió no con mucho agrado, pero me permitió tenerla. Una caja de cartón y unos trapos viejos hicieron una cama calientita. Esa noche durmió conmigo, quizá por primera vez durmió bajo un techo, pero más importante, por primera vez durmió bajo el cobijo de una familia. Evidentemente estaba desnutrida. Su cuerpo estaba compuesto por huesos y piel, carente de carne, de músculo, de grasa. Incluso comer le resultaba un esfuerzo titánico porque carecía de energías suficientes. Una jeringa y whiskas licuadas con agua fueron mis mejores utensilios en la labor de alimentar a la gatita, que para su segundo día ya tenía nombre: Miaou. Así la llamaron mis compañeros de oficio porque ella no paraba de maullar, y aunque a algunos les provocaba enfado, a mí me provocaba una alegría inmensa escuchar su llanto, porque significaba que seguía viva. Para evitarle cualquier problema o carga extra a mi mamá, Miaou me acompañaba a mi trabajo. También dormía conmigo. Yo la apapachaba todas las noches, hasta que dejaba de llorar y se dormía. Ella me perseguía a donde quiera que yo fuera, aun sin fuerzas, ella se movía tras de mí y me identificaba como su madre, o como su salvadora, o como su única esperanza… no lo sé. Un día despertó muy débil, su cuerpo que de por sí ya era frágil, se enfermó aún más. Diarrea… la vida se le escapaba poco a poco a la gatita que no pesaba ni siquiera 200 gramos. La visita con la veterinaria, las vitaminas, el suero… nada fue suficiente. Luego de una agonía de 17 horas, murió. Nunca olvidaré cómo se retorció en mis manos y me miró… y la miré… mientras su vida se extinguía. Eran las tres de la mañana, me acerqué a darle suero, la levanté y la sostuve en mis manos, la acerqué a mi pecho y le dije que la amaba. Ella me miró, soltó un maullido casi inaudible, se retorció y murió… pero nunca dejó de mirarme a los ojos. Y lloré… y lloré… y lloré…. Y sentí odio, repudio, coraje… Aun me pregunto… ¿por qué nadie más pudo sentir amor por ella? En ese pequeño ser existía vida, era capaz de amar, de sentir, de sufrir. ¿Por qué nadie más se detuvo al verla y la amó? ¿Por qué? Sé que decenas, quizá cientos de personas la vieron antes que yo, días antes de que yo… Pero nadie la compadeció… ¿dónde está el amor por la vida? ¿Dónde estaban las personas que se dan golpes de pecho en la Iglesia y proclaman justicia, amor, santidad? Miaou era una vida, una vida valiosa y tenía el derecho de crecer y de vivir dignamente, como cualquier animal. Puede que parezca cursi para muchos, pero a mí me parece aberrante la falta de sensibilidad de muchos seres humanos. Han pasado ya varios días desde su partida… pero aún me duele, no por que haya muerto, sino por la manera en que lo hizo, bajo el escrutinio y las miradas desaprobatorias de muchos seres humanos, que vieron en ella un lastre, una carga, una basura, y que le negaron cualquier tipo de ayuda, que demostraron falta de caridad, de amor, de sensibilidad. Me duele que la historia de Miaou es una constante. Me duele que en este momento hay miles de perros y gatos en la calle, en esta noche de lluvia, indefensos, temerosos, alejados de esos seres humanos que se supone deben cuidarlos, pero que en cambio ven con desprecio la vida de cualquier animal.
Posted on: Sat, 07 Sep 2013 06:24:14 +0000

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