El Arte de Bendecir permite que la Suprema Energía, que está - TopicsExpress



          

El Arte de Bendecir permite que la Suprema Energía, que está más allá de la existencia y de la no-existencia, fluya sobre la persona. Proviene de la esfera todopoderosa del Divino Espíritu de Dios Padre. No existe nada en el Universo igual o superior a ella. Es todopoderosa, ubicua, eterna, y todo, en los tres mundos, está subordinado a ella. La persona que adquiera esta técnica por completo, comprende que nada existe más allá de Dios Padre. Esta Energía nos conduce a la Unica Realidad Eterna, y nos revela la verdad última acerca de la auténtica manifestación del Espíritu Eterno de Dios. Aunque puede ser débil al comienzo, este flujo de Energía Divina gradualmente nos ayuda a trascender el Maya, la raíz de todos los placeres y de todos los sufrimientos), y de este modo alcanzar una vida pura, benéfica. La Suprema Energía Divina nos ayuda a desprendernos de todo lo que nos encadena, nos ayuda a descubrir la sabiduría divina sin ser afectados por el remolino de la vida, conduciéndonos a la liberación final. Nos enseña que todo ser humano es una manifestación divina, lo que nos lleva a experimentar más a menudo y más intensamente sentimientos de amor, compasión, perdón, no-violencia, y altruismo. Nos impulsa y sostiene para que irrevocablemente podamos liberarnos del ciclo de la reencarnación. Nos ayuda a descubrir la naturaleza del Atman. Más aún, puede despertar en nosotros un infinito e incondicional amor, asegurándonos una fuerza interior extraordinaria. Revelaciones fundamentales acerca de la bendición fueron realizadas por Sri Yukteswar, y explicadas a Paramahansa Yogananda, tal como se establece en su libro “Autobiografía de un Yogui”. Aquí entramos en el conocimiento de lo Divino, el mundo trascendente, y los mundos físico, astral y causal que son importantes para comprender las Leyes Divinas que forman la base del “Arte de Bendecir”. La energía de la Bendición proviene de la Suprema Energía Divina. La Gracia Suprema puede efectivamente descender sobre nosotros. Este Supremo Espíritu Divino existe más allá de los tres mundos (esto es, el físico, el astral y el causal). ¿Qué es el Arte de Bendecir? El Arte de Bendecir: - es una práctica que requiere un esfuerzo interior determinado y eficiente; - mediante nuestros actos altruistas, logramos amar y ayudar a aquellos que son infelices, ya que es a Dios a quien amamos en los demás; - mediante el amor incondicional a todas las expresiones de Dios, destruimos el ego, la presencia de Dios se volverá cada vez más luminosa en nosotros, y al mismo tiempo las influencias maléficas disminuirán en proporción; - nos conduce a la maduración espiritual, lo cual crea la oportunidad de encontrarnos con nuestro maestro espiritual. Este encuentro tiene lugar a través del juego divino, por nuestra propia necesidad. Sus enseñanzas se adecuarán a nuestras necesidades, y los seguiremos incondicionalmente; - surgirán a menudo momentos de sincronicidad; - es un camino directo y completo, sin decepciones, hace desaparecer todo temor y toda duda; - nos guiará a través de sí mismo. Nos enseñará el camino a seguir; el cual es brindarnos hacia la humanidad, el desarrollarnos de una manera que es mutualmente benéfico para la humanidad. Tanto los seres vivos como los muertos, (que viven ahora en otros planos de existencia), que nos son queridos, pueden ser bendecidos. Es exactamente tal como una oración, una ofrenda de luz, un réquiem, u otros servicios que hagamos en bien de los que han partido. El mundo existe para despertar nuestra fe en Dios. El Arte de Bendecir es el primer paso esencial; despierta nuestra fe en Dios, nos hace confundirnos con Dios. Al comienzo, es suficiente creer en Dios, para que esta semilla se manifieste por sí misma. Mediante el Arte de Bendecir, esta semilla germinará y se manifestará con poderoso esplendor. No veremos nada más que a Dios, e incluso llegaremos a olvidarnos de nosotros mismos, porque Dios es todo. El Arte de Bendecir nos conduce a la comprensión de que los momentos de Gracia Divina o de inspiración no ocurren al azar, sino que podemos provocar que ocurran en el momento que lo deseemos, como consecuencia de este Arte. Las leyes Divinas y la Bendición La Ley de Analogía La Ley de Analogía es también conocida como la ley de correspondencia entre el microcosmos del hombre, y el macrocosmos del universo, es decir, entre el espíritu individual Atman, y el Esíritu Universal Paramatman. Todo lo que existe en Dios Padre, existe también en nosotros. Mediante el Arte de Bendecir tenemos acceso a la Suprema Energía de Dios. La Ley de Vibración Nada es inmóvil. Todo lo que existe es meramente vibración que se manifiesta en diferentes escalas. De ahí la diferencia entre manifestaciones de materia, sentimientos, pensamientos, y otros fenómenos, lo que tiene esta sencilla explicación. La escala de la evolución se forma con grados de frecuencias, desde la densa hasta la sutil, alcanzando hasta el Espíritu Inmortal de Dios. Cuanta más alta la vibración, más elevada la manifestación. En realidad, la materia está compuesta por partículas de energía en constante movimiento, de un determinado ritmo. Pitágoras descubrió que el movimiento es característico de toda o cosa o ser vivo. Aun lo que aparenta estar inerte tiene una determinada frecuencia de vibración. Todo lo que existe en el Universo ha sido creado por la Divina Energía. Un objeto sujeto a vibración puede aparecer inmóvil, por ejemplo, los ejes de una rueda en movimiento aparecen como un objeto fijo, compacto. No debemos dejarnos engañar por las apariencias. Mas bien, debemos buscar más allá, para estar más cercanos a la realidad, y así ver si un determinado objeto es rústico o refinado. Descubriremos que la luz, el calor, el magnetismo y la electricidad son nada más que fenómenos vibratorios. Esto es también cierto para los pensamientos, las emociones, los estados de ánimo, y la fuerza de voluntad: son todos estadios vibratorios, emitidos hacia el exterior, y que tienen un impacto mayor o menor sobre el entorno. La ley de vibración representa la capacidad de intervenir en niveles bajos de manifestación, a fin de producir las transformaciones deseadas. De acuerdo a la ley de vibración, la Energía Suprema es atraída hacia nuestro ser mediante la técnica del Arte de Bendecir. Proviene de Dios Padre, y es la energía Suprema que se origina en el Espíritu Absoluto de Dios. Al atraerla, damos el primer paso en el camino del Amor Divino. Esta energía es la respuesta que Dios Padre ofrece a cada uno. “Pide y se te concederá. Golpea a la puerta, y ésta se abrirá” – esta es la promesa fundamental que el Creador realizó a la Creación, y que El siempre ha respetado. Dios Padre adjudica de inmediato la Suprema Energía Divina de Su Espíritu, como respuesta a nuestras plegarias. El Arte de Bendecir nos permite recibir los más valiosos dones espirituales. Las energías que el espíritu individual Atman recibe de Dios tienen una frecuencia de vibración muy elevada, hacen que todo sea posible en la totalidad de la manifestación del espíritu. La Ley de Causa y Efecto Toda causa genuina que no ha sido eliminada, tiene su propio efecto, y todo efecto que se manifiesta, tiene su propia causa que lo origina. Todo tiene lugar de acuerdo con las leyes universales establecidas por Dios. “Suerte” o “accidente” son solamente nombres que el ignorante da a la ley de necesidad. Nadie puede eludir las Leyes Divinas que Dios ha establecido. Tenemos la tendencia a encarar la ley de causa y efecto desde su aspecto más pesimista, negativo y fatalista – esta actitud parece casi normal. Nuestra superficialidad y mediocridad nos hacen malinterpretar este principio, que es también llamado la ley del Karma, y que tomemos a las apariencias como la realidad. Nada es fortuito o por azar. Existe una fuerte conexión entre los acontecimientos y lo que sigue de ellos. Todos los pensamientos provienen de la mente, todas las acciones provienen de nuestros pensamientos, todos son eslabones de una cadena de causa y efecto. Este es el secreto contenido en la divina ley espiritual. Por lo tanto, es necesario entrenar a la mente para el logro de la felicidad, ya que esta es la representación emocional de la evolución espiritual. Desafortunadamente, la mayor parte de las personas limitan su acceso a la felicidad y se entregan a estados negativos. Se abandonan pasivamente a la voluntad de otros, por ejemplo, con los medios masivos de comunicación. De este modo, se pierde la capacidad de ejercer su propia voluntad, y se permite ser manipulados. El hombre sabio e iniciado puede emplear la ley divina de un modo inteligente, en oposición a las leyes hechas por la gente. Lo superior prevalece sobre lo inferior. El común sentimiento del temor es un tormento que bloquea el conocimiento y detiene la evolución. Así, si nos sentimos preocupados, deberíamos admitir libremente nuestros errores y proseguir nuestro camino hacia adelante, y de este modo lograr mantenernos en calma. Nuestros errores impactan solamente sobre nosotros; los errores de los demás nos muestran en qué nivel estamos. Si alguien nos hiere, acumula Karma, y esto no nos afecta. Por lo tanto, no debemos tomar venganza, sino analizar el motivo por el cual atrajimos esa acción sobre nosotros. La ley de “ojo por ojo – diente por diente”, se anula de este modo. Debemos considerar todas nuestras experiencias como pruebas espirituales para hacer frente a nuestros errores, y aprender de ellos. Si no tenemos éxito en este aprendizaje, simplemente nos situaremos detrás de otros seres más avanzados que podemos encontrar en nuestro entorno. Por ejemplo, un hombre, un hombre que mata, será matado en la próxima existencia. A través de su acción, él adquiere un deber hacia sí mismo. Si no llegamos a comprender esto, continuaremos matando y siendo matados vida tras vida. Es por lo tanto importante adquirir consciencia, ser claros y honestos hacia nosotros mismos, aspirar a Dios, y seguir una trayectoria ascendente hacia los divinos frutos celestiales. Todos los acontecimientos ocurren por causas de las que sabemos muy poco, pero una vez que el misterio ha sido resuelto, se vuelven naturales. La ley de sincronicidad Todo es Uno, y esto es Dios Padre. Esto incluye todo: yo, tú, ella, las criaturas, los elementos tattvicos, etc., etc. La comprensión total de esto solo puede lograrse a través de una consciencia supra-mental. Este estado de verdadera armonía es imposible de alcanzar mediante un mero entendimiento mecánico. Aquél que logra este grado de consciencia está por encima de las acciones humanas, más allá del karma. Las personas que cometen actos egoístas, simplemente ponen en evidencia el grado en el que malinterpretan la vida, porque las apariencias son diferentes a la realidad. Para lograr ver a la vida tal como realmente es, es preciso alcanzar el conocimiento divino. A través del Arte de Bendecir, la Consciencia Divina es despertada en nosotros. La persona se vuelve moral, nunca causará daño a nadie ni a nada. La Consciencia Divina proporciona tal paz mental que no puede ser perturbada por nada; este es el camino más rápido para obtener el Supremo objetivo. Con respecto a la devoción, el amor de una persona consciente es mayor que el amor de una madre, porque ella se siente separada de su criatura, pero el ser humano que logra la consciencia divina, se siente uno con Dios. Es necesario practicar con tenacidad el Arte de Bendecir, ya que de esta forma podremos alcanzar la Suprema Realidad Divina. Dios es Aquél que trasciende todo aquello que percibimos. La Causa, o Karma, puede ser suprimido por el conocimiento, por lo que el conocimiento es esencial. La razón para el volver a nacer, es únicamente nuestra ignorancia. Sin embargo, si logramos aniquilar todo deseo, podremos detener el ciclo del volver a nacer y reencarnar. La Creación es un espectro infinito de la realidad subyacente de las personas, las cosas y fenómenos, con nosotros como seres conscientes superiores. Pero Aquél que ha creado todo, está más allá de toda categoría. Es trascendental porque está más allá de nuestra capacidad de conocimiento racional. Mediante el Arte de Bendecir, o a través de cualquier otro modo eficiente por el cual el Ser es revelado al ser relacionado a la consciencia Suprema, El nos permite llegar a su conocimiento. Cuando El se nos hace conocido, elimina todo sufrimiento, de acuerdo a nuestra aspiración. Una gota de la Divina Gracia corrige todos los errores, cura toda desventura. El estado en el cual nos liberamos de todo deseo nos otorga una perfecta paz, completa la serenidad y reconciliación interiores. A través del Arte de Bendecir, alcanzamos el estado de Comunión con Dios, logramos concebirlo como “Sat – Chit – Ananda” (eternamente existente – eternamente consciente – eternamente renovado en su gloria). Nos otorga claramente el camino directo y los medios para lograr la Suprema realización. De todos modos, la Gracia de Dios no puede alcanzarse sin ningún esfuerzo. El nos ofrece el Arte de Bendecir como un camino directo para llegar a El, pero El solo puede ser conocido mediante la práctica individual sostenida y constante. La Ley de Sincronicidad y la Bendición Ocasionalmente, nos sentimos inspirados, tal como cuando estamos en “sincronicidad”, esto es, en armonía, y experimentamos coincidencias significativas. En otros momentos, no nos sentimos inspirados, sino más bien experimentamos turbulencia y disarmonía. En los momentos de sincronicidad, todo fluye, personas favorables, acciones y objetos aparecen exactamente en el lugar y momento apropiados. Esta “coincidencia”, que parece provenir del mundo de más allá, puede sugerir la ocurrencia de “milagros”. Esto es verdadero incluso para los acontecimientos pequeños, por ejemplo: encuentros, “telepatía” – la así llamada cascada de coincidencias, una sucesión de coincidencias (a nivel superior). Por ejemplo: una persona pasa frente a una cabina telefónica, el teléfono suena, la persona responde, la llamada es realmente para él, y quien llama discó este número por error, en vez del número de su casa.! Para muchos, estos son solamente casos extraordinarios del azar o el destino, meramente “coincidencias” o “milagros”. En realidad, ellos ilustran la profunda resonancia con las fuerzas misteriosas de Dios. Es solamente nuestro ego el que nos impide estar en un estado de sincronicidad todo el tiempo. La sincronicidad se vuelve evidente cuando ocurren coincidencias significativas que no están ligadas por alguna causa plausible. Un hecho es sincrónico con otro cuando una experiencia interior (por ejemplo un sueño) nos prepara para un acontecimiento que ocurre mas adelante en el mundo exterior. Deseando algo apasionadamente, creamos lo que deseamos en otro plano (a veces incluso inconscientemente), y podemos lograr efectos extraordinarios. Por ejemplo, la mente tiene poco que ver con los descubrimientos brillantes, más bien es la intuición la que aparece, y la solución viene sin que sepamos cómo, tal como confesó el mismo Albert Einstein. El término sincronicidad (sin: con – y cronos: tiempo) fue descrito por Jung como la aparición simultánea de conexiones entre elementos, de acontecimientos significativamente relacionados, y que ocurren sin una única causa directa. La ciencia no comprende por completo estos fenómenos, y la mente racional los niega. Lo que los conecta puede comprenderse al reconocer la esencia de un Universo casual y misterioso, que produce espontáneamente la iluminación. Las técnicas psíquicas están basadas en la sincronicidad – aparentemente, no hay conexión entre los signos y lo que ellos representan. La adivinación es una forma de sincronicidad. La ley de sincronicidad y la ley de causa y efecto son complementarias. La ley del Karma es la ley de la conexión y la ley de sincronicidad es la ley de los milagros. La comprensión de estas leyes fundamentales conduce hacia saltos espirituales en la evolución. La sincronicidad conecta el mundo material con el mundo psíquico mediante símbolos que no son siempre comprendidos, y que irrumpen desde el inconsciente colectivo. Cuando una persona es sabia y elevada espiritualmente, se beneficia del hecho de tener mayores grados de libertad, desde que ya no está limitada a vivir la vida de acuerdo con los patrones comunes. La ley de sincronicidad le ofrece su poder, y gracias a su creatividad, todo es posible (pero no todo está permitido). Esta “libertad” puede manifestarse de distintas maneras. Por ejemplo, cuando se está en la proximidad de un maestro espiritual, este discípulo avanzado puede verse beneficiado con sincronicidades inexplicables y favorables. Es posible bendecir casas, lugares, objetos, alimentos, y situaciones. La Energía del Espíritu de Dios puede ser dirigida hacia cualquier objeto, ya que se trata del Espíritu de Dios que existe en lo manifestado, y también fuera de ello. A través del Arte de Bendecir activamos invisibles fuerzas sutiles, y nos conectamos con el campo de la sincronicidad. La llave del Arte de Bendecir El Arte de Bendecir permite que la Suprema Energía, que está más allá de la existencia y de la no-existencia, fluya sobre la persona. Proviene de la esfera todopoderosa del Divino Espíritu de Dios Padre. No existe nada en el Universo igual o superior a ella. Es todopoderosa, ubicua, eterna, y todo, en los tres mundos, está subordinado a ella. La persona que adquiera esta técnica por completo, comprende que nada existe más allá de Dios Padre. Esta Energía nos conduce a la Unica Realidad Eterna, y nos revela la verdad última acerca de la auténtica manifestación del Espíritu Eterno de Dios. Aunque puede ser débil al comienzo, este flujo de Energía Divina gradualmente nos ayuda a trascender el Maya, la raíz de todos los placeres y de todos los sufrimientos), y de este modo alcanzar una vida pura, benéfica. La Suprema Energía Divina nos ayuda a desprendernos de todo lo que nos encadena, nos ayuda a descubrir la sabiduría divina sin ser afectados por el remolino de la vida, conduciéndonos a la liberación final. Nos enseña que todo ser humano es una manifestación divina, lo que nos lleva a experimentar más a menudo y más intensamente sentimientos de amor, compasión, perdón, no-violencia, y altruismo. Nos impulsa y sostiene para que irrevocablemente podamos liberarnos del ciclo de la reencarnación. Nos ayuda a descubrir la naturaleza del Atman. Más aún, puede despertar en nosotros un infinito e incondicional amor, asegurándonos una fuerza interior extraordinaria. Las principales condiciones para el éxito en el Arte de Bendecir son: - Una gran fe en Dios; - El amor a Dios; - Una clara y profunda comprensión del divino proceso a que se da inicio; - Un auténtico estado de humildad y abnegación; - El despertar y la profundización de un estado de ser semejantes a un niño; - El objetivo de incrementar nuestro altruísmo, y de disminuír nuestro ego; - La comprensión profunda de la realidad de Dios Padre es un misterio total y abrumador; - La aceptación del hecho de que Dios Padre está siempre presente en nosotros, a través del Atman; - La firme creencia de que nosotros, como un niño lleno de humildad, pedimos a Dios algo con la ley divina, Dios habrá de concedernos lo que pedimos; - La aspiración a superar nuestro ego a través de la humildad y la sincera aspiración hacia Dios Padre, ya que la disminución del ego es directamente proporcional a la capacidad de entrar en comunión con la Suprema Energía, que se derrama desde el Todopoderoso -Espíritu de Dios; - Cultivar una amabilidad sincera y real, y la capacidad de perdonar; - Purificarnos internamente para poder transformarnos rápidamente. La libre voluntad es un regalo divino, pero debemos saber como emplearla. A través de ella somos capaces de hacer lo que queramos, a pesar de que no todo está permitido. Mediante el Arte de Bendecir, el hombre que ruega a Dios es el que propone, y en breve tiempo, Dios es Aquél que dispone. Cuanto más pequeño el ego, mayor es la energía que recibimos a través de Sahasrara durante la Bendición. La “repuesta” que recibimos es un modo de determinar el grado de egoísmo que nos caracteriza. Es muy importante no mentirnos a nosotros mismos. Los obstáculos internos son: - Falta de fe en Dios; - Vanidad, orgullo y arrogancia; - Falta de amor, rencor; - Vicio y fornicación; - Debilidad, la fascinación con el lujo; - Codicia y egoísmo; - Pobreza de espíritu, maldad, sadismo; - Ira, furia, violencia, crimen; - Escepticismo despectivo; - Las pasiones de envidia, celos, murmuración, calumnia; - Pereza y apatía. ¿Te vale, ó ¿si se puede? Miedo o AMOR
Posted on: Fri, 13 Sep 2013 05:50:42 +0000

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