El Estado trata de eliminar las asociaciones intermedias, las que existen entre éste y el individuo. Iglesias, la familia, poderes locales, los tribunales independientes: todo es objeto de su furia “igualadora”. El Estado odia otros poderes sociales que no sean él mismo. La lucha, desde la Edad Media, ha sido para controlar, limitar o eliminar esas molestas formaciones sociales que se interponen y median entre el Estado y el individuo. La lucha contra costumbres e instituciones que lo han precedido y que no puede manejar. El proyecto más evidente- además del soviético- de eliminar esas mediaciones lo dio la Revolución Francesa. Lo primero fue quebrar la Iglesia, dividida entre sacerdotes “opositores” y sacerdotes con juramentos de fidelidad a la Constitución. Se parceló el tiempo de forma distinta que la tradicional: se crearon semanas de 10 días – lo que eliminaba el domingo- y se crearon nuevos meses con nombres de fantasía (Termidor, Fructidor etc.) que no respondían a ninguna tradición. Se parceló el territorio: se eliminaron las “viejas” provincias y se procedió a una equidivision del territorio según un criterio geométrico. La idea fue desmontar la identidad histórica y hacer desaparecer las culturas y tradiciones locales, arraigadas desde siglos. El proyecto consistía en crear “departamentos” cuadrados, exactamente iguales en tamaño y forma. Cada Departamento se dividía en nueve comunas y cada comuna, a su vez, en cantones. Dibujada así la geografía política francesa, se rompen las unidades preexistentes, se uniformiza el territorio y todo se controla desde París. Se eliminan los viejos tribunales, aquellos que aun bajo la monarquía limitaban el poder del Rey y defendían así a los súbditos. Por un decreto se dictamina lo siguiente: “ La Convención nacional decreta la anulación de todos los procedimientos y juicios incoados por los tribunales de justicia contra los miembros de los cuerpos administrativos y los comités de vigilancia, sobre reclamaciones de objetos incautados, de tasas revolucionarias y cualesquiera otros actos de administración emanados de dichas autoridades para la ejecución de las leyes y decretos de los Representantes en misión o sobre petición de los efectos ingresados en el Tesoro público. Se prohibe a los tribunales entender en los actos de administración, de la especie que fuere, En otro se decreta: ” Los jueces no podrán, so pena de prevaricación, perturbar en modo alguno las actuaciones de los cuerpos administrativos ni citar ante ellos a los administradores por razón de sus funciones” Como comenta Bertrand de Jouvenel, “ La Revolución despojó a la justicia de la función que antes ejercía de defender al individuo contra las extralimitaciones del Poder… Esta situación fue legada por la Revolución a la sociedad moderna, ya que estos principios han permanecido vigentes”(...) “ Así como la Revolución desbarató los cuerpos cuyo poder era capaz de limitar al Estado, así también privó al ciudadano de todo medio constitucional de hacer valer su derecho contra el derecho estatal. Efectivamente, trabajó por el absolutismo del Poder.” El proyecto kirchnerista de “democratizar la justicia” se asienta en esta tradición de la Revolución Francesa de despojar al individuo aislado de la protección de la justicia ante los abusos del Poder.
Posted on: Fri, 12 Jul 2013 21:00:31 +0000
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