El Karma es peso (gravedad). Por lo tanto, cada vez que buscamos - TopicsExpress



          

El Karma es peso (gravedad). Por lo tanto, cada vez que buscamos seguridades- sea a través de la costumbre y la autoridad; de filosofías, dogmas, metas, afectos, etc. – acumulamos, nos volvemos más densos, más cargados de cosas y ganamos en peso; ganamos Karma… No nos percatamos que en el intento de hallar algo en que asirnos quedamos sujetos de eso, somos poseídos por ello, y así nos aislamos y perdemos a nosotros mismos. La vitalidad, la frescura de cada momento sólo puede experimentarse cuando nos quedamos desposeídos, vacios… Permanecer con la inseguridad, poder mirar la cara de la incertidumbre es superar la fuerza gravitaría de la personalidad, la densidad del yo localizado con sus múltiples angustias. Es equilibrar en uno mismo el ayer y el devenir, lo inmediato y lo lejano, y caminar por el sendero de la trascendencia… Y así, con plena integración interna, ostentaremos la capacidad cierta de declarar sin reticencias ni reservas, lo mismo que el Cristo en el huerto de Getsemaní:- “Padre, hágase tu Voluntad y no la mía…” En relación a lo que expresan las palabras del Cristo podemos asumir la esotérica reflexión que nos comparte Sri Amma Bhagaván:-“Elegir es una ilusión. Darse cuenta de que no hay elección es Despertar...." La pesadez del pasado, de la expectativa, de las formas de pensamiento, del mecanismo reaccionario, de la focalización en uno mismo, apresa y no permite que el ser humano se eleve hacia mayores alturas. Para ascender a regiones de mayor Luz debemos purificar y volver livianos a los tres vehículos de manifestación; al cuerpo físico, emocional y mental. Aunque la disciplina con su estructura, en un nivel puede ser útil y altamente recomendable en el proceso necesario de purificación, desde otra vuelta en la espiral se convierte hasta en un impedimento. Para acceder a dimensiones superiores la carga de la técnica, de los pasos a seguir, de lo conocido, del deber ser, tienen que superarse y finalmente dejarse de lado. Las muletillas o seguridades nos vuelven pesados, nos cristalizan y hacen prisioneros de lo conocido e idolatras de viejas causales. La contracara necesaria para penetrar en las regiones creativas del potencial ilimitado de cada momento es la total incertidumbre, requisito que automática e inconscientemente rechaza nuestro paradigma psicológico. Mediante las prácticas correctas los vehículos que constituyen la personalidad son transfigurados. Sometidos al ritual, al fuego de Tapas- ardiente aspiración e identificación con lo Divino- se queman lo espurio, deviene el nacimiento del Cuerpo de Luz y con ello la Magia de la Existencia. El ritmo - la octava superior de la disciplina- fluye sin esfuerzo en aquellos que comprenden y naturalmente ajustan su diario vivir en función a la Ley... Los modelos, las rígidas costumbres, la actual organización psiquica con su parcialidad, prejuicios y apreciaciones; los patrones de conductas que desde una perspectiva energética pueden ser descripta como éteres comprimidos, sostienen su fundamento en un intento de conseguir cierta seguridad psicológica. Seguridad, que no es tal y que termina, a modo de prisión autoimpuesta, aislándonos del vigor de la vida y gestando entonces, las consiguientes patologías... La enfermedad es el fruto del Karma condicionante, de la acumulación y carga de tiempos pretéritos. Es el efecto de ciertas causales cuya vibración lenta ha sobrevenido (para ser purificadas desde el padecimiento y su consecuente crecimiento a través de la experiencia) en desvitalización de los vehículos de expresión y ausencia de salud. “El cuerpo humano es lo principal y la base para una vida espiritual feliz. Hay un proverbio en sánscrito, sariram adyam khaludharma sadhanam: "Cuida el cuerpo; a través de la buena salud uno puede practicar y progresar en la vida espiritual". El cuerpo puede ser comparado con un coche o una máquina. Mantenido en perfectas condiciones, es de inmensa utilidad. Si la carrocería del vehículo no se encuentra en buenas condiciones, entonces es difícil llegar al destino de la vida, que es la realización de Dios. “-Baba Hariharananda El deseo egoísta, la lucha por satisfacer los propios placeres y sensaciones, la ambición y la codicia, en definitiva; el acérrimo aferramiento al sentido del yo es lo que virtualmente nos aísla de la saludable interrelación que existe entre todos los seres, Reinos, Planos, Sistemas y Universos… Sin lugar a dudas, es la “Divina Proporción”, el recto vínculo para con la vida circundante- amor- y la natural adaptación al pulsar de los tiempos –sabiduría-, algo absolutamente vital para que la salud psicofísica se sostenga. Comunión es la Clave para la sanación individual, social y planetaria; tengámoslo siempre presente… Patógenas ideas fijas, perturbaciones mentales se hacen carne y resurgen del ayer debido a la inercia, al movimiento circular característico del Fuego por Fricción de la materia. Los Hábitos y conductas malsanas que se advierten tanto en el ámbito personal como social, no son otra cosa que éteres comprimidos por el peso de los años y prácticas retrogradas. El anillo constrictor de la personalidad caracterizado por la dualidad espacio-tiempo, deseo-aversión, apetencia- reticencia, es una rueda que con su monótono giro nos va consumiendo la vida. El Maestro Tibetano también nos hace referencia sobre la dualidad esencial de la manifestación Logoica en este Universo afirmando: “Siempre está la dualidad, inherente en nosotros y el sistema solar; siendo el Segundo Rayo del mismo sol una dualidad, Amor-Sabiduría” Ninguna comprensión es completa sino incluye a su opuesto, no se puede advertir la realidad de algo si excluye a su contraparte, aquello que complemente… En un principio y debido a la tendencia que tiene la consciencia de polarizarse se vive lo complementario como contrario. “Ya sea que se vaya en busca del placer o que se escape del dolor, llegaremos a la larga, inevitablemente al mismo sitio en donde arrancamos. El placer y el dolor ocurren, pero el dolor es el precio del placer, y el placer el premio al dolor. En la vida también, a menudo usted agrada lastimando y lastima agradando. Saber que el dolor y el placer son uno, es la paz”- Nirsagadatta La repetición de los comportamientos genera patrones que se petrifican y fijan (a modo de energía empaquetada en el inconsciente) reproduciendo las mismas secuencias, lo cual produce un gran desgaste en diferentes niveles. Por falta de atención, no nos damos cuenta que permanecemos, a pesar de las aparentes modificaciones de las circunstancias, dando vuelta siempre sobre lo mismo y dirigiéndonos invariablemente hacia idéntico sitio. Por edades enteras quedamos presos de la rueda de la reencarnación, corremos e intentamos escapar, sin tomar consciencia, que no tenemos otro lugar donde ir que hacia nosotros mismos… YO SOY el Camino, la Verdad y la Vida. Reflexionemos sobre ello…
Posted on: Mon, 12 Aug 2013 04:36:11 +0000

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