El Legado Por MCE Flavio de Jesús Castillo Silva Julio 27, 2013 Cuando estaba a punto de morir, le pedí al señor una oportunidad de vida, le dije que si me dejaba vivir daría lo mejor de mi a los demás, entonces, comencé a buscar "la señal" para poder saber quien era el o la indicada, en todos los lugares que transité a lo largo de cientos de miles de kilómetros, descubrí personas con un gran espíritu, con grandes cualidades, conocimientos y sentimientos, conocí gobernantes, soldados, comerciantes y navegantes, todos ellos ante la vista de sus sociedades podrían ser dignos herederos de mi conocimiento y sin embargo, al momento de decidirme a entregarle el tesoro más preciado por mi, había algo en ellos que me impedía dárselo como su soberbia, su egoísmo o incluso hasta su ruindad y así, con el paso del tiempo dejé de buscar, quizá cansado de tantas decepciones. Me aislé en una cueva lejos del mundo material y después de casi una veintena de años consagrado a la perfección de mi espíritu y encuentro con la sabiduría, he regresado a mi lugar de origen, descubro gente nueva, edificios nuevos, formas de vida diferentes y ha sucedido que justamente en el lugar menos esperado descubrí una bella joven cuyo espíritu ha tenido ocho rencarnaciones y que de inmediato supe que era muy especial, pensé observándola disimuladamente, ¿acaso será a quien busqué por años?, la conversación inicial con ella, la frescura de sus ideas expresadas en un lenguaje correcto hace que responda afirmativamente e inmediatamente a mis preguntas. Estoy convencido que la persona que había dejado de buscar está ahora frente de mi, la observo detalladamente y descubro que su juventud contrasta con mi vejez, hay tanta semejanza que su actuar coincide con los ideales que busqué y reafirmé a lo largo de mi vida. La pregunta es ahora, ¿querrá ser la heredera del resultado de mi trabajo por lustros que deseo legarle y que para mi significa mi propio ser y mis años de vida, todo ello concentrado en un legajo de pergaminos donde he transcrito lo que muchos podrían llamar “sabiduría”? Durante toda una mesada he meditado y pedido nuevamente una señal al Creador, mi cansado cuerpo ya exige reposo eterno, mi avanzada edad de más de un siglo pesan en cada movimiento que hago, mis arrugas pueden ser incontables como las estrellas en el firmamento y mis pensamientos siguen tan plenos y lúcidos como cualquiera que a sus treinta años pudiera sentir. El ayuno prolongado ha sido una de las mejores disciplinas que han permitido mantenerme lúcido y sano dentro de sus posibilidades. Con paso lento, recorro la distancia hasta donde se encuentra ella y con el poco aliento que me queda pongo en sus manos mis pergaminos sin mediar palabra alguna, lo último que escuché es que dijo: “Maestro, ¡¿ está seguro de lo que me está dando?!”, en ese momento - el último de mi vida - ya no pude decir más, sentí como de mi cuerpo salió un albatros que se elevó hacia el horizonte infinito al encuentro con el Creador con una brisa que golpea mis alas y orienta mi rumbo. Hoy muero tranquilo porque logré encontrar a una heredera de mi obra intelectual y que por ella la humanidad sabrá de mi legado.
Posted on: Sun, 28 Jul 2013 00:12:39 +0000
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