El albacea de la podredumbre Si hay fujimoristas quienes - TopicsExpress



          

El albacea de la podredumbre Si hay fujimoristas quienes sostienen que Fujimori es el padre de la Constitución, ¿qué de raro tiene que Sousa, socio del estudio que buscó librar a Fujimori de la condena en los casos de Barrios Altos y La Cantuta, sea parte del colegiado que es su máximo intérprete? Su nombramiento sería normal e incluso apropiado. Sousa vendría a ser algo así como el albacea constitucional de los Fujimori, el que traduzca fielmente la idea de constitución que la mafia de los 90’ soñó y sueña. Y entonces, fundar y conformar grupos paramilitares de aniquilamiento sería un derecho fundamental, la esterilización forzada de mujeres vendría a ser un imperativo constitucional y una política de gobierno; los crímenes de lesa humanidad serían constitucionales per sé; la corrupción de funcionarios sería el criterio que defina la meritocracia y enrumbe la reforma del Estado; los propulsores y ejecutores de la guerra de baja intensidad que convirtió al Estado en terrorista serían los nuevos héroes de la patria; los jueces sin rostro serían el nuevo paradigma de reformas procesales; decretos como el 1097 serían parte del bloque de constitucionalidad y las ejecuciones extrajudiciales gozarían de una constitucionalidad indiscutible. Porque eso y más es Sousa: el que bloqueó la investigación contra el grupo Sánchez Paredes por lavado y desvío de insumos químicos, el ilustre defensor de Aguinaga acusado de esterilizar forzosamente a dos mil mujeres durante el régimen del fujimorato, el ángel de la guarda del ex – alcalde de Pucallpa Luis Valdez, procesado por lavado de activos, el abogado de militares procesados por crímenes de lesa humanidad, el propulsor del Decreto Legislativo 1097, el letrado defensor de Nicolás Hermosa, Samuel y Mendel Winter, Ernesto Schütz y Alberto Kouri; todos condenados por corrupción o violación de derechos humanos. Con un albacea presente en el Tribunal Constitucional, Fujimori debe tener la sonrisa de oreja a oreja; sus sueños de libertad impune habrán renacido y los miembros de su mafia ya anhelarán que la “justicia” fujimorista, la de las manos sucias y la moral pestilente, se aplique a sus casos. Un amparo, un habeas corpus sobre los que finalmente se pronuncie el Tribunal: he ahí la salida, la soñada impunidad. ¡Qué manera infame de asesinar el país! El Congreso haciendo exhibición de su moral putrefacta, intensificando la desconfianza y mala reputación de las instituciones públicas, instaurando la hipocresía como valor ético y político: porque mientras se proclama la meritocracia como el paradigma para la escala remunerativa de los servidores públicos (que está bien); resulta que para ser miembro de uno de los órganos autónomos más importantes en la defensa de la constitucionalidad y la protección de los derechos fundamentales, no hay que tener mérito alguno, ni uno solo. Basta estar dispuesto a lamer el esputo fujimorista, a tragarse el sarro putrefacto de la corrupción, a participar sin asco en las negociaciones, repartijas y acuerdos subterráneos de la clase política nacional y tener la moral tan laxa que defender el desastre multidimensional que fue el fujimorato para el país nos parezca un acto heroico. Con los nuevos magistrados del Tribunal Constitucional y el circo que significó su elección, no quedan más dudas de nuestra moral invertida, de nuestra defectividad ética, de nuestra anemia deontológica y nuestra recalcitrante resignación a vivir hundidos hasta el cuello en un pozo de excremento, y conformarnos con que nadie propicie olas.
Posted on: Fri, 19 Jul 2013 16:15:15 +0000

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