El camino de Chilam Balam Son muchos los misterios que aún - TopicsExpress



          

El camino de Chilam Balam Son muchos los misterios que aún encierra la cultura de los mayas. Misterios que arqueólogos, antropólogos e historiadores no han conseguido desentrañar pero sí los poetas tras caer rendidos ante la belleza de las pirámides asomando entre la selva. Cuenta Augusto Monterroso que en los albores de la conquista de América, un religioso perdido en la selva del Petén fue hallado por un grupo de indígenas. Atemorizado ante un desenlace incierto del encuentro, Fray Bartolomé Arrázola, que así se llamaba el clérigo, acordándose de que ese día habría un eclipse de sol, amenazó con oscurecer el astro rey si le hacían daño. Apenas dos horas después, su corazón “chorreaba su sangre vehemente sobre la piedra de los sacrificios” mientras un indígena recitaba las fechas de todos los eclipses, calculados por los astrónomos mayas y anotados en sus códices. La ironía que refleja el autor guatemalteco nos sirve de introducción a una civilización que durante más de 2.000 años floreció entre lo que hoy son Chiapas, Yucatán, Belize, Guatemala, Honduras y El Salvador. Más de 600 ciudades, una sociedad compleja y refinada, unos conocimientos científicos avanzados y un gran desarrollo cultural y artístico, son la carta de presentación de un pueblo que levantó un vasto emporio capaz de rivalizar con las más sobresalientes potencias europeas o asiáticas de la época. Aunque el último de los estados mayas, Tayasal, no cayó hasta 1697, su civilización se había desmoronado siglos antes. Su colapso sigue siendo una incógnita. Ciudades poderosas, como Tikal, Palenque, Chichén Itza, Uxmal, Copán, Kabah, Sayil y tantas otras, ocultaron todo rastro devoradas por una espesura que recuperaba lo que era suyo. Quizás desapareció una civilización, pero no la cultura y el pueblo que la originó. Los mayas continúan habitando las tierras de sus ancestros, con sus lenguas, costumbres, mercados y colores, formando una de las comunidades indígenas más representativa y numerosa de Centroamérica. Junto a ella, criollos y garifunas acaban por conformar una sociedad diversa donde las joyas coloniales de Mérida, Antigua o San Cristóbal de las Casas contrastan con aires y sabores provenientes del continente africano al acariciar el Caribe en Livingston. Y todo ello rodeado de una naturaleza generosa que nos regala selvas, playas, ríos y cascadas que disfrutaremos en Agua Azul o Misol-Há o descendiendo el Río Dulce hasta el lago Izabal. No queremos descubrir todos los misterios, pero sí tocarlos. By: ♥Bella♥
Posted on: Mon, 19 Aug 2013 15:12:37 +0000

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