El comentarista del último golpe. Existe cierta clase de individuo con aspiraciones de árbitro moral. Yo estoy entre ellos, aunque intente disimularlo. Y muchos otros. Sin embargo existen grandes diferencias entre muchos de nosotros. Una de ellas es la consciencia de responsabilidad que muchos asumimos acerca de aquello que escribimos. Responsabilidad que otros rehuyen. En tal sentido está cierta clase de ensayista que se asemeja mucho a un comentarista de boxeo que llegara tarde a su puesto e intentara relatar el curso de la pelea y adivinar su puntuación a partir del round décimo. Y claro, si en esos minutos uno de los púgiles le asesta un mamporro al otro, el fulano se apresura a comunicar conclusiones. En asuntos triviales, uno los escucha, los lee y los deja fluir como el viento por las rendijas, que tampoco es uno enviado de los dioses para cachetear a todo aquel que sanatee. Mas, en ciertos asuntos, por los motivos que fuese, uno desea pararles el carro. Los procesos históricos de larga data tienen siempre un origen, un desarrollo y una evolución que resulta imprescindible conocer para efectuar cualquier juicio de valor. El comentarista del último golpe no lo advierte, o no le importa. El simplemente lanza su imputación, moraleja o advertencia condenando al general San Martín como malvado asesino al enterarse de que habría dado orden de matar a muchos españoles en San Lorenzo. Todo el curso de su epopeya no tendría la menor importancia para este relator de lo fácil. Inclusive, los más tozudos invocarán el viejo asunto de "el que mata es asesino sin importar los motivos", una tontería que ni siquiera creen, con tal de sostener su absurda y trivial postura ante alguna objeción. Pues, el "comentarista del último..." es simplemente un vago. Un holgazán mental que supone poder reemplazar su ausencia de esfuerzo con el uso de el sobreentendido y alusiones al "sentido común". Así como quien invoca la "sabiduría popular" es en realidad quien no ha tenido estudios formales, quien nos refiera al "sentido común", a "una imagen vale más que mil palabras" y otras tonterías de esa naturaleza, es justamente aquel que no sabe de qué está hablando e igualmente cacarea en la esperanza de que todo su auditorio sea algo más lelo que él. Prisioneros de su propio bochorno.
Posted on: Sat, 29 Jun 2013 02:46:37 +0000
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