El comodín de Hitler.Ante la duda, saca el comodín de Hitler y - TopicsExpress



          

El comodín de Hitler.Ante la duda, saca el comodín de Hitler y todas las dudas quedan solventadas. No es necesario que un político norteamericano se vea muy presionado para comparar a un dirigente de Oriente Medio con Adolf Hitler. A veces, como acaba de demostrar John Kerry, la campaña arranca con el símil en homenaje involuntario a la ley de Godwin. El secretario de Estado norteamericano ha anunciado a los congresistas que estamos ante un “momento Munich” ante la decisión de votar o no a favor de la intervención militar en Siria. Munich es sinónimo del dilema entre plantar cara a un dictador o el apaciguamiento, el término con el que se identifica al primer ministro Chamberlain. El catálogo de políticos que eran idénticos a Hitler, salvo el pequeño detalle del mostacho, es tan larga que cruza fronteras. Para los británicos, Nasser era el nuevo Hitler. Los norteamericanos vieron desde el principio a Jomeini como una amenaza casi idéntica. Arafat recibió el apelativo en unas cuantas ocasiones. Sadam Hussein fue el nuevo Hitler tantas veces que casi se convirtió en su apodo oficial. Ahmadineyad es otro Hitler redivivo, sobre todo desde que los israelíes no hacían más que insistir en la comparación. Si Netanyahu tenía que dar un discurso importante sobre el programa nuclear iraní, la comparación estaba garantizada. En realidad, Ahmadineyad era mucho peor que Hitler. ¿Osama bin Laden? Tres cuartos de lo mismo, hasta en su muerte. Hablando de Bin Laden, una derivada contemporánea es denunciar que el enemigo colabora con Al Qaeda o está emparentado con ese grupo. Los sirios están recurriendo ahora a esa carta de inmensas posibilidades. Y no sólo Oriente Medio. ¿Noriega, ese dictador panameño a sueldo de la CIA que decidió abrir tienda propia y enfrentarse a EEUU? Otro Hitler. Cuando Rumsfeld vio a Hugo Chávez, no le quedó ninguna duda. La ironía definitiva es que también en la política norteamericana es un recurso muy extendido. Muchos ultras han comparado a Obama con Hitler y de qué manera. La tentación parece irresistible. Ahora que lo recuerdo, algunos aplicaron desde la izquierda el mismo tratamiento a George Bush. De hecho, si eres un rival estratégico de EEUU y no te comparan con Hitler, debe de ser un bajón. No me toman en serio, pensará el malo. ¿Existe alguna posibilidad más de hacer el ridículo? Ya lo creo. Por ejemplo, acusar a Hitler en el símil de algo que no hizo. ¿Es posible? ¿Hay alguna forma de crimen de guerra o crimen de cualquier tipo que no probara el líder nazi aunque sólo fuera para matar el tiempo? En una de las entrevistas a las televisiones que dio este domingo, Kerry llegó a decir que Asad “se une a Adolf Hitler y Sadam Hussein en la lista de los que usaron estas armas en tiempo de guerra”. Pues bien, existe un consenso general entre la mayoría de los historiadores en afirmar que Hitler nunca ordenó el uso de armas químicas en el campo de batalla (obviamente, se refieren a la guerra; no olvidan el uso del gas en los campos de concentración). No importa que incidir en la comparación revele ignorancia o haya gente que desde hace tiempo considere que emplearla es contraproducente. El comodín de Hitler es la única carta que saben utilizar algunos políticos. Hasta en la propaganda hay clases.
Posted on: Sat, 07 Sep 2013 14:07:06 +0000

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