El cuento de hoy. Lo hice hace unos meses atrás, espero que les guste :) Sueño de una noche. Cuando Paul decidió abandonar a su familia, sólo llevaba algo de ropa en su mochila y unas cuantas monedas. Era una fría noche, las calles estaban húmedas y desiertas. Llegó hasta un parque, buscó un lugar seco y se echó boca arriba sobre el césped poniendo su cabeza sobre sus manos entrelazadas. Contempló el cielo lleno de estrellas para luego perderse en sus cavilaciones, pensó en el motivo que lo hizo tomar esa decisión. Las continuas discusiones con su padre lo tenían harto, sentía que no lo entendía. Paul quería estudiar pintura, era su sueño, ser un artista, lo anhelaba, pero su padre no entendía eso y le exigía que estudiara una carrera “de verdad” como él decía ¿carrera de verdad? Se preguntaba Paul. Él quería a su padre pero ya estaba cansado de esto. No lo había pensado bien, no sabía dónde iba a dormir o cómo iba a comer los días posteriores pero eso no le importaba, ahora era libre, tal vez demoraría más tiempo en empezar a estudiar lo que él quería pero lo haría tarde o temprano. Paul se enamoró del arte unos meses antes de concluir sus estudios en el colegio. Él siempre recuerda con regocijo aquel día cuando fue de excursión al museo de arte y contempló con admiración cada pieza. Investigó mucho más sobre ellas, quedó fascinado, simplemente cautivado. Después de su graduación, quiso estudiar el verano en una academia de arte y así lo hizo. Su padre no notaba nada raro, pensaba que era solo un pasatiempo. Cada vez, Paul quedó embarrado con el arte más y más y no tenía en mente más que ser el próximo Picasso, lo había decidido, esa sería su meta pero jamás pensó que su padre se opondría tanto. La primera vez que se lo dijo, su padre rió a carcajadas pensando que era broma, Paul tuvo que reír también. La segunda vez, su padre lo miró serio y le dijo: “Ni lo pienses”, Paul se fue sin decirle nada. Días enteros le tomó armarse de valor y enfrentarlo al fin. – ¡Papá! Quiero ser pintor, ya lo he decidido, estudiaré arte, es lo que quiero. – ¡Déjate de estupideces, Paul! ¡Yo no te he criado para que seas un muerto de hambre! – No moriré de hambre, creo que lo hago bien, sí, lo hago muy bien, puedo mostrarte mis trabajos, mi profesor dice que son… – ¡Cállate!—bramó su padre a la vez que le aplicó un manotazo en el rostro. Paul solo agachó la mirada y se retiró a su habitación donde lloró a mares mientras su padre vociferaba maldiciones detrás de la puerta. Se sobaba la mejilla recordando el golpe que le propinó su padre cuando de pronto vio a lo lejos a un niño hurgando en los botes de basura, escogiendo botellas de plástico que guardaba en una bolsa. Estuvo observándolo un momento cuando de repente el niño alzó la mirada y se dio cuenta de que había alguien, se acercó a Paul raudamente. – Señor ¿tendrá algo de comer? Muero de hambre – dijo el niño. Paul lo miró por un momento, luego buscó dentro de su mochila. – No tengo más – dijo entregándole unas pocas monedas. – Muchas gracias señor. Antes de que el niño emprendiera la carrera para volver a su labor, Paul lo detuvo con una pregunta. –Niño ¿Estás solo? ¿Dónde están tus padres? – Soy huérfano señor – dijo el niño y se fue sin despedirse. A lo lejos, el niño recogió su bolsa y continuó su labor. Paul miró a la nada, cogió sus cosas y emprendió el retorno a casa.
Posted on: Tue, 10 Sep 2013 04:41:25 +0000
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