El de hoy fue un hermoso día. Me levanté temprano para leer un poco los diarios en la compu mientras tomaba los clásicos mates mañaneros, después desperté a mi mujer con un beso, luego a mi hija con dos y tras prepararles el desayuno asome la nariz a la calle y comprobe que el sol acariciaba dulcemente con sus rayos al fresco matinal. Salí a caminar y me encontré con muchos vecinos, todos contentos, disfrutando de sus vidas sin mediar queja alguna que desfigurara sus contagiosas sonrisas. Crucé el puente y dos limpiavidrios estaban prendiendo las brasas para el futuro asadito que comerían como todos los días, gracias a las bolsas llenas de monedas que canjeaban en el supermercado atiborrado de gente debido a los precios que bajaban semana a semana. Una señora desdentada, a la cual hasta no hace mucho cuando tocaba el timbre de casa ayudaba dándole una bolsa de fideos o un paquete de azúcar, se cruzó de vereda para regalarme una flor mientras me decía que en el transcurso del año me iba a devolver todos los alimentos que le supe entregar ya que la pobreza era (por suerte) una postal del pasado. Mas adelante, me acordé de mi nona y la llamé a su Samsung Galaxy para preguntarle si me podía prestar unos pesitos para cambiar mi auto por uno 0Km; por suerte, estaba a 5 días de cobrar su jubilación como ama de casa y le quedaba todavía la mitad de la mensualidad y me dijo que todo bien, que me invitaba mañana a almorzar en el centro y me daba el dinero. Y así seguí caminando por las banquinas de las calles relucientemente pavimentadas de mi ciudad, con ese sol maravilloso que me daba la temperatura ideal y me di cuenta que nos quejamos de llenos. ¡Qué me vienen con esa historia de la corrupción pública! Si la gente está feliz... ¿Qué mas quieren, ingratos? Buenas noches.
Posted on: Mon, 26 Aug 2013 03:36:05 +0000
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