El ejemplo de Abrahán e Isaac. Otro ejemplo digno de imitar es - TopicsExpress



          

El ejemplo de Abrahán e Isaac. Otro ejemplo digno de imitar es el de Abrahán, de quien leemos: “‘Abrahán puso fe en Jehová, y le fue contado por justicia’, y vino a ser llamado ‘amigo de Jehová’” (Sant. 2:23). ¿Cuál fue una de las formas en que demostró fe en Dios? Trabajando por la paz. En cierta ocasión, sus pastores se pusieron a discutir con los de su sobrino, Lot, porque no había suficientes pastos y agua para sus crecientes rebaños (Gén. 12:5; 13:7). La solución más evidente era que tío y sobrino se separaran. ¿Qué hizo Abrahán en esta situación? Aunque él tenía más edad y era un representante de Dios, dejó que fuera Lot quien eligiera la región a la que deseaba ir. Es obvio que lo que más le interesaba era mantener la paz. Veamos lo que le dijo a Lot: “Por favor, que no continúe riña alguna entre yo y tú y entre mis manaderos y tus manaderos, porque somos hermanos. ¿No está a tu disposición todo el país? Por favor, sepárate de mí. Si tú vas a la izquierda, entonces yo ciertamente iré a la derecha; pero si tú vas a la derecha, entonces yo ciertamente iré a la izquierda”. El sobrino eligió la región más fértil (Gén. 13:8-11). ¿Le guardó rencor Abrahán por ello? Es patente que no, pues tiempo después, cuando Lot fue capturado por un ejército invasor, no dudó ni un segundo en acudir en su auxilio (Gén. 14:14-16). Analicemos ahora una ocasión en la que Abrahán procuró mantener la paz con sus vecinos de Canaán. Unos filisteos de las cercanías “se habían apoderado con violencia” de un pozo de Beer-seba que habían excavado los servidores del patriarca. Sin duda, él tenía los medios necesarios para defenderse, como había dejado claro al derrotar a los cuatro reyes que capturaron a su sobrino. ¿Cómo reaccionaría ante el robo del pozo? En vez de lanzar una ofensiva para recuperarlo, decidió no tomar medidas por el momento. Lo hizo más tarde, al recibir la visita del rey de los filisteos. Cuando este le pidió que se comprometiera a no atacarlo a él ni a sus descendientes, Abrahán aceptó con un juramento aquel acuerdo de paz, y entonces le mencionó el robo del pozo. El rey le indicó que no sabía que se lo hubieran quitado, y accedió a devolvérselo. Abrahán siguió viviendo en paz en aquella tierra extranjera (Gén. 21:22-31, 34). El hijo de Abrahán, Isaac, también fue un amante de la paz. Veamos lo que sucedió cuando, para escapar del hambre, dejó la árida región donde vivía (Beer-lahai-roí, en el Négueb) y se mudó al norte, a la ciudad de Guerar, en territorio filisteo. En aquella fértil región, Jehová lo bendijo con abundantes cosechas y mucho ganado. Pero los filisteos se morían de envidia. No querían que prosperara tanto como Abrahán, y por eso cegaron los pozos que este había mandado excavar. Finalmente, el rey le ordenó a Isaac: “Múdate de nuestra vecindad”. ¿Y qué hizo él? A fin de evitar contiendas, obedeció (Gén. 24:62; 26:1, 12-17). Isaac trasladó su extenso campamento a una nueva ubicación, donde sus pastores abrieron otro pozo. Sin embargo, los ganaderos filisteos vinieron a protestar, asegurándole que aquella agua les pertenecía a ellos. Nuevamente, él siguió el ejemplo de su padre. En vez de pelear, mandó a sus hombres que excavaran otro pozo en un terreno diferente. Pero los filisteos también lo reclamaron como suyo. Para mantener la paz, se mudó con toda su gente a otro lugar, donde mandó perforar un nuevo pozo, al que llamó Rehobot. ¿Bendijo Jehová su actitud? Sí, pues tiempo después, cuando se fue a vivir a Beer-seba, una región más fértil, Dios le dijo: “No tengas miedo, porque yo estoy contigo, y ciertamente te bendeciré, y multiplicaré tu descendencia por causa de Abrahán mi siervo” (Gén. 26:17-25). ¿Podría haber luchado Isaac para defender sus pozos? Sin duda alguna. A fin de cuentas, contaba con la protección de Dios. Así lo reconocieron más tarde el rey filisteo y dos de sus oficiales cuando fueron a verlo en Beer-seba para concertar un acuerdo de paz. Le dijeron: “Hemos visto, innegablemente, que Jehová ha resultado estar contigo”. Entonces, ¿por qué había preferido Isaac mudarse en los casos anteriores? Para evitar la confrontación. Ahora, durante la visita del rey filisteo y sus acompañantes, volvió a demostrar que su mayor interés era mantener las buenas relaciones: “Les hizo un banquete y comieron y bebieron. A la mañana siguiente madrugaron y se hicieron declaraciones juradas el uno al otro. Después Isaac los envió [...] en paz” (Gén. 26:26-31).
Posted on: Sun, 14 Jul 2013 07:58:24 +0000

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