El evangelio para ateos Domingo. Septiembre 1, 2013 Yo os digo: - TopicsExpress



          

El evangelio para ateos Domingo. Septiembre 1, 2013 Yo os digo: “Cuando exista la señalización de círculo rojo o en los cruceros no haya posibilidad de que los vehículos avancen hasta cruzar la vía en su totalidad, evitará continuar la marcha y obstruir la circulación de las calles transversales.” [Reglamento de Tránsito Metropolitano Artículo 8°, fracción VI] Es Viernes de quincena. El tráfico está a reventar, los ánimos caldeados por las copas, tacos y fritangas de la comida. La semana ha estado que arde: Mucha chamba, mucha productividad. El jefe estuvo insoportable, pero nos fue bien en ventas. ¡Por fin es Viernes! Son las 5:30 PM, hora pico. La ciudad hierve con sus millones de habitantes inundando las calles. En el crucero los automovilistas se detienen, evitan obstruir la marcha de los que cruzan. Los peatones tienen la esquina libre para cruzar. Llegando a la glorieta, adoptando la ancestral costumbre nacida en Guanajuato: tienen preferencia los que ya están dentro de ella. En el Metro Pantitlán, paso obligado para miles de viajeros, todos hacen una sola fila para entrar a la estación. Primero salen los que bajan del vagón y copiando a los japoneses los que van a subir se forman a un lado para abordar una vez que el paso está libre. La ciudad ha ganado en fluidez miles de horas hombre/vehículo. ¡Que tiempos aquellos del nudo vial y humano! Parece que fue hace siglos cuando todos invadían los cruceros con sus coches, cuando los peatones parecían parvadas de gallinas asustadas por el zorro. La andofolia [fobia al peatón, al que “anda” a pie], la bicifolia y la cochefobia que padecían los ciclistas y los automovilistas en contra de los peatones, éstos y aquellos en contra de los que andan en bicicleta y todos en contra de los que conducen cualquier objeto dotado de llantas, motor y volante, son cosas del pasado. La todosfobia quedó como recuerdo de museo alojada junto a los esqueletos milenarios de dinosaurios. Los habitantes de la gran ciudad aprendieron que ponerse en primera fila no siempre aseguraba ni el paso ni el mejor lugar; que generalmente mas bien garantizaba entorpecer el paso de los demás. Aprendieron que un poco de paciencia y de humildad hace que todo fluya mas y mejor para todos. Aprendieron que si voy muy cómodo en mi camioneta y dejo pasar al peatón, eso me hace mejor persona y mejor ciudadano; que si voy en mi bicicleta y me despojo de mis ímpetus aristocrático burgueses europeos y me detengo para que pase el peatón, estaré contribuyendo a una vida más amable para todos. Aprendieron que tomar el último lugar nos acerca a todos al primero. “Y al notar cómo los invitados buscaban los primeros puestos, les dijo esta parábola: 14:8 "Si te invitan a un banquete de bodas, no te coloques en el primer lugar, porque puede suceder que haya sido invitada otra persona más importante que tú, 14:9 y cuando llegue el que los invitó a los dos, tenga que decirte: "Déjale el sitio", y así, lleno de vergüenza, tengas que ponerte en el último lugar. 14:10 Al contrario, cuando te inviten, ve a colocarte en el último sitio, de manera que cuando llegue el que te invitó, te diga: "Amigo, acércate más", y así quedarás bien delante de todos los invitados. 14:11 Porque todo el que se ensalza será humillado, y el que se humilla será ensalzado". [Evangelio según San Lucas]
Posted on: Mon, 02 Sep 2013 01:53:14 +0000

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