El grafito se desgranaba de nuevo en aquel viejo cuaderno de duras - TopicsExpress



          

El grafito se desgranaba de nuevo en aquel viejo cuaderno de duras tapas. Aquel frío viento ya demasiado familiar le golpeaba con violencia. Sin embargo, en esta ocasión portaba consigo un suave olor a perfume de mujer. Se preguntó si sería una suerte de espejismo o si realmente su olfato no le era sincero. Contemplaba ahora todo el valle a sus pies. El bosque se extendía hasta donde alcanzaba su vista, ese bosque que fue hogar durante la guerra y cuyos árboles fueron trinchera natural en la última resistencia. Miro hacia el cielo y la cruz en construcción le provocó un escalofrío. -Ahora es más yugo que nunca-, pensó. Llevaba dos semanas sufriendo esclavitud en una cárcel al aire libre. “Dos jornadas de trabajo por un día de reducción de condena” rezaba el trato que se les había impuesto. -Los hombres débiles necesitan grandes nichos- Escribió como anotación en el cuadernillo al acabar el poema que cerraba la noche. Se incorporó y marchó al campamento. Sólo tenían 4 horas para dormir a la intemperie y ese día difícil iba a tornarse el sueño, habían perdido “al calvo” como se le conocía en el 4 regimiento (el suyo también). El tarraconense había muerto al desplomársele una losa de piedra. -Él sabía que había muerto vencedor, nunca esclavo- se dijo para sí antes de meterse en el saco. No habían pasado ni dos horas cuando oyó unos pasos aproximarse a donde se encontraba. Dos soldados le apuntaban con sus respectivos rifles. Al grito de levanta “rojo” uno de ellos le propinó un puntapié en el estómago. Tras emitir un quejido se incorporó y preguntó el por qué de aquella acción. Le inquirieron que les entregara el cuaderno en el que le habían visto escribir la noche anterior. Entendió entonces que no había escapatoria. Habían encontrado su refugio, su vía de escape, aquel depósito de la libertad del preso. Abrió el cuaderno y escribió con letra firme un “adiós” que nunca llegó a completarse., un adiós firmado con dos disparos cuyo eco sonó en todo el valle. La sangre se derramaba en aquél viejo cuaderno de tapas duras mientras sostenía aquel pequeño lápiz en la mano. Mientras sostenía aquél cincel que grabaría en papel lo ocurrido en ese, el valle de los caídos. youtube/watch?v=_iUfgZHcEOE
Posted on: Mon, 30 Sep 2013 22:41:48 +0000

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