El pasado 6 de enero en la editorial del periodista Fernando - TopicsExpress



          

El pasado 6 de enero en la editorial del periodista Fernando Laborda del diario La Nación, donde se referencia sobre algunas afirmaciones realizadas por el filosofo del kirchenrismo Pablo Feinmann, reaviva el mito de la fortuna de Perón en el exilio, como una manera de ensayo para justificar el crecimiento patrimonial de la familia Kirchner. En el escrito el periodista describe una entrevista realizada tiempo atrás por Víctor Hugo Morales a Feinman y en ese reportaje sostuvo que (…) “El enriquecimiento de los políticos es una modalidad universal de la política. No hay político que no haga un acaparamiento de dinero por muchos motivos. Te diría que Cristina es una de las que más motivos tiene. Porque está haciendo una política tan arriesgada en tantas cosas, están nucleando tantos odios de la derecha que en cualquier momento se tiene que rajar de este país. Y bueno tiene que tener dinero para hacerlo. Nadie cuestiona como vivió Perón tantos años en Puerta de Hierro en una mansión (…) Para refutar esa manifiesta y malintencionada mentira expuesta por Feinmann para congraciarse con la patronal, recurrí a dos textos que muchos deberían conocer; uno La colección Identidad Peronista, del Instituto Nacional Juan Domingo Perón de Estudios e Investigaciones Históricas, Sociales y Políticas; el otro de un periodista de reconocida trayectoria y que fundamentalmente no comulga con las ideas del peronismo, pero muy documentada su investigación, cómo es Román Lejtman, en su libro “Perón Vuelve”, editorial Espejo de la Argentina - Planeta. Además apelamos al prestigioso intelectual Norberto Galasso en su libro “Perón: Exilio, resistencia, retorno y muerte” (1955 -1974) Tomo II, Editorial Colihue. A continuación voy a transcribir unos párrafos donde se describe los pasos del exilio, un relato en primera persona del General Perón: (…) “Eran las siete. Salí de mi habitación y junté en una maleta algunas cosas casi al azar. Un par de camisas, lo necesario para la higiene y unos pares de medias. De la cómoda tomé el retrato de Evita y la miniatura de la Virgen de Luján, que tengo aquí, junto a mi lecho, en mi habitación del hotel de Colón (…) Luego fue el traslado a la Cañonera “Paraguay”, donde también se tejieron muchas historias casi novelescas como la carta que habría enviado Perón a Nelly Rivas (militante de la UES) y a bordo, según un semanario francés, recibió la visita de una dama misteriosa. Hasta se inventó una supuesta foto en la cañonera en compañía de una supuesta amante. Cabe aclara que el único que subía a visitarlo era el Mayor Máximo Renner y ocasionalmente el embajador de Paraguay para informarlo sobre el salvoconducto (…) No hubo ni mujeres, ni hombres, ni damas desconocidas y misteriosas, ni damas conocidas. En materia de mujeres la fantasía de mis adversarios ha superado todos los límites (…) (…) Cuando terminó la historia de las jóvenes de la UES, salió a relucir el nombre de la tenista Mary Weis, otra novia clandestina, también ella enviada por vergüenza a Suiza , para preparar un nido para el Presidente trotamundos. En estos días, aquí recibimos una carta desesperada de la señora Mary Weis. Por conocimiento bien fundado, sabemos que viene de Barcelona, de España, y no de Suiza. Mi tercera o cuarta o quinta amante comienza así su carta: Estimado Señor General… y prosigue diciendo de su angustia por las calumnias escritas en los diarios y anunciándome que los pocos bienes que tenía en la Argentina le han sido confiscados. Sé -prosigue su carta- que si vuelvo a Buenos Aires me arrestarán y no quiero terminar en manos de gente totalmente desprovista de escrúpulos. Soy pobre, no sé de que vivir. Solicito su ayuda, señor general, para que apoye mi solicitud ante las autoridades españolas de recibir la ciudadanía de este país, en el que creo haber encontrado un poco de paz (…) El 2 de octubre de 1955 el General Perón parte a la Republica del Paraguay a bordo del bimotor “Catalina” llevando como equipaje, dos valijas, preparadas por el camarero de la Presidencia bajo vigilancia de un funcionario del gobierno. El 8 de octubre Perón pasaba su cumpleaños en su exilio (…) Nunca he comprendido cuando mis adversarios sostienen que soy un ladrón, un inepto y un tirano, su lucha despiadada contra el peronismo se reduce a una batalla contra fantasmas porque nadie que se ha liberado de un ladrón y un tirano está dispuesto a reclamarlo y a ponerlo de nuevo en el altar. La hipótesis, por lo tanto, son dos: O el pueblo argentino tiene el culto del suicidio, como los japoneses, o el señor Rojas busca en la mentira la facilidad de gobernar (…). Con el objeto de crearles problemas políticos y diplomáticos al Paraguay, Perón decide marcharse a Nicaragua, pero se queda en Panamá, donde es recibido por el ex embajador argentino Pascali con quien comparten el exilio y su fiel chofer Isaac Gilaberte. (…) Mi exilio a diferencia de lo que se quiere hacer creer en Buenos Aires no es dorado ni cómodo, jamás fui a Suiza, ni tuve mujeres ricas que me estaban esperando, ni fabulosos depósitos (…) (…) En Suiza, según varias agencias extranjeras, yo tenía mujeres y amantes que me esperaban, ocupadas todas, como las mujeres de los harenes, en prepararme una casa cómoda y acogedora, y los bancos de la Confederación trabajaban solamente para mi. Todas las máquinas helvéticas estaban movilizadas para hacer la cuenta de mis fabulosos depósitos. Una intensa acción periodística tendiente a echar descrédito sobre mi persona y mi eliminación física en Panamá o en México, puesto que el intento falló cuando me hallaba en Villa Rica (Paraguay). Y que tienen el origen de las diversas historias de mis tesoros, de mis mujeres, de las joyas de Evita, de mi vida disipada, de mi amoralidad y, confirmado por ese pobre hombre que fue Teisaire, de mi vicio de las drogas (…) Estadía en Panamá El gobierno de Panamá lo recibió como huésped de honor y le asignó un departamento presidencial en el Hotel Panamá, allí permaneció durante tres días y luego por discreción y estar lejos de toda curiosidad, decidió vivir por su cuenta y con una sola preocupación: gastar poco, porque no tenía dinero para despilfarrar. De allí se trasladó a Colón al hotel Washington. Su rutina, según relata la investigación, comienza a las cinco de la mañana y una hora más tarde comienza a trabajar; donde escribe, toma apuntes y responde cartas. Al mediodía almuerza lo que cocina su chofer Isaac y hace una breve siesta, luego retorna a su trabajo hasta las 18, para salir a dar un paseo fuera del hotel. En ese lugar Perón termina de escribir su libro de 246 páginas, donde aborda temas como la posición del justicialismo, la ayuda social y la Fundación Eva Perón, los casos prensa, Bemberg y Uruguay; el movimiento insurreccional del 16 de junio y el de setiembre, el caso de la bandera quemada, el petróleo argentino, la situación económica y los métodos alquimistas del doctor Prebisch. Ahora bien, algunos podrán objetar por parcial los argumentos anteriores sobre el exilio de Perón porque el instituto que realizó una acabada investigación es claramente de ideología peronista; ante eso recurro al libro del periodista Román Lejtman, “Perón Vuelve” al que no se lo puede acusar precisamente de comulgar con las ideas peronistas. (…) Aramburu y Rojas creían que Perón estaba protegido por Washington. No era cierto. Solo se trataba de un mito construido por el General para exhibr en Buenos Aires un poder que no tenía en Panamá- Perón estaba a la deriva, apenas podía pagar su alojamiento y comida diaria, y vivía bajo vigilancia de la Agencia Central de Inteligencia (CIA) (…) Lejtman escribe en su libro que Perón se instaló en un pobre departamento en la ciudad de Panamá, próximo a la Embaja de los Estado Unidos. Estaba en el edificio Lincoln, tenía tres ambientes, los muebles prestados y no había ascensor. (…) A mediados de junio de 1956, el Presidente depuesto escribía cartas a Buenos Aires, soñaba con volver al poder y trataba de descifrar si Isabelita era una ex bailariana a su cargo o una espía de Aramburu y Rojas (…) (…) El entorno caribeño controlaba sus pasos, pero poco pudo aportar para fortalecer las sospechas del general, que había sufrido una fuerte neumonía, no tenía mucha plata y estaba empezando a hartarse de su vida en Panamá (…) Luego Perón acepta la propuesta de radicarse en Caracas, Venezuela; y en su estadía vivió en un departamento de tres ambientes y un balcón, puesto a su disposición por Rodolfo Martínez, un argentino que relataba carreras e caballos que oficiaba de asistente y vendía los escritos de Perón en el exilio. (…) Con el correr de los meses en Caracas, el ex Presidente asumió que se había transformado en un número vivo en Venezuela y que su influencia en Argentina menguaba por la acción de los partidos políticos autorizados por Aramburu y la táctica de una nueva generación de sindicalistas que relativizaban su estrategia de confrontación total con la Revolución Libertadora. Perón recibió la propuesta de Cooke y empezó a diseñar una nueva estrategia partidaria. Mientras tanto, sin respaldo económico, el ex Presidente atendía en una de las oficinas del empresario Jorge Antonio que vendía caballos pura sangre a ex dictadores caribeños, enviaba delegados a Europa para pedir plata y compartía su tiempo con dos controvertidos argentinos que se habían sumado a su entorno en Caracas: Roberto Galán y Guillermo Kelly (…) Pacto con Frondizi (…) El 18 de enero de 1958, a 34 días de las elecciones presidenciales, Frigeriodebía reunirse con el General para ajustar la redacción del texto final y ratificar que Perón y Frondizise habían transformados en socios para derrocar al radicalismo más conservador y al régimen de Aramburu y Rojas (…) (…) El 3 de febrero de 1958, a veinte días de las elecciones, Frigerio se encontró con Perón en república Dominicana para ratificar un pacto que beneficiaba a ambas partes y transformaría en adorno político a Aramburu, Rojas y Balbín. El General recibió 85.000 dólares como garantía del cumplimiento, en el cual Frondizi, como candidato ha declarado solemne y públicamente su propósito de rectificar la política económica antinacional, restablecer las conquistas del justicialismo y permitir la expresión política y sindical de la masa popular”, ordenó el Comando Táctico Peronista, por indicación del delegado Cooke, en un comunicado fechado el 13 de febrero de 1958, que la mejor forma de enfrentar la ocupación es votar por Frondizi. El acuerdo secreto tenía las firmas de Perón, Cooke, Frondizi y Frigerio. Sin embargo, el candidato radical intransigente nunca reconoció el pacto firmado por su delegado en la república Dominicana. Y esa reticencia escondía una simple razón electoral: Para triunfar ante Balbín, Frondizi necesitaba la adhesión del General y los votos gorilas que pertenecían a la burguesía ilustrada. Esos votos eran la diferencia entre la victoria y la derrota, y Frondizi no iba a poner en juego su acceso al poder por un reconocimiento que podía darse en el futuro cuando las circunstancias políticas así lo indicaran (…) En las elecciones presidenciales del 23 de febrero de 1958, Frondizi obtuvo el 44,9% del electorado, 133 de las 87 bancas de la Cámara de Diputados, el control total del senado y el manejo de todas las gobernaciones. (…) Desde República Dominicana, Perón sonreía sin parar- A miles de kilómetros de allí, Rojas no quería ceder el poder a Frondizi, pero Aramburu evaluó su futuro políticos y rechazó la presión del jefe de la Armada. Entonces, apoyado por el Ejército, respetó la voluntad popular y el primero de mayo de 1958 entregó la banda y el bastón presidencial a Frondizi, que se comprometió a “una amplia y generosa amnistía” para sepultar todos los crímenes cometidos por la Revolución Libertadora. A principios de 1959, Perón ya estaba alojado junto a todo su entorno en Jaragua, un hotel cinco estrellas pagado por el dictador Rafael Leónidas Trujillo. El ex Presidente argentino se aburría en república Dominicana y no le gustaba compartir su país de exilio con los dictadores Pérez Jiménez de Venezuela y Fulgencio Batista de Cuba, que había sido derrocado por la revolución de Fidel Castro. República Dominicana parecía un club de dinosaurios políticos, aunque Trujillo se esmeraba para que su anfitrión argentino se sintiera cómodo (…) Puerta de Hierro (Madrid, España) (…) Para esa época, el ex Presidente ya se había mudado de un departamento en la calle Doctor Arce a la pretenciosa urbanización de Puerta de Hierro, escapando así a las ruidosas fiestas de Ava Gardner, que era su vecina y la inesperada amiga de Isabelita. La actriz norteamericana y la ex bailarina argentina eran confidentes, pese a los recelos del General que criticaba a la protagonista de Mogambo porque se comía sus empanadas criollas y armaba jaleo todas las noches del fin de semana. Puerta de Hierro era una zona de quintas, a pocos kilómetros de Madrid, ubicada cerca de una autopista que se dirige a las Sierras de Guadarrama. Antonio pagó el terreno con dinero de su bolsillo y Perón solventó la construcción de la casa con los 85.000 mil dólares que Rogelio Frigerio le entregó para garantizar las promesas que Frondizi no cumplió. La hectárea comprada por Antonio, que incluía la residencia 17 de Octubre, limitaba con la casa del embajador de Japón en España y con las mansiones de dos fuertes empresarios madrileños que mantenían una relación distante con el Presidente exiliado. “La zona es aristocrática, no lo voy a negar. Pero mi casa no tiene nada que ver con todo esto: es más modesta que la que poseen muchos industriales argentinos de medio pelo en Florida, Martínez o La Lucila. Cualquiera puede comprobar con sus propios ojos que no me estoy haciendo el farolero”, se atajó Perón, frente a los periodistas que visitabas su refugio político (…) (…) La vida del General era sencilla, rutinaria y descansada, y solo se alteraba con los contactos políticos que llegaban desde la Argentina. “Me levanto a las 6,30. Duermo con las ventanas abiertas para que me despierte el sol. Es una costumbre que tengo desde que era subteniente. Me aseo y afeito con máquina eléctrica. Desayuno: café con leche y dos tostadas. Salgo después a caminar con mi viejo amigo don José Cresto –nos hemos juntado dos viejos que necesitamos caminar- y durante dos horas damos vueltas por el parque arreglando una planta, corriendo a las hormigas. A las nueve estoy en el escritorio del primer piso. Contesto la correspondencia privada y leo todo el material periodístico que recibo de la Argentina. A las once, una hora invariable de esgrima. Isabelita es una buena, formidable alumna. Tiene fuertes piernas y saldrá de ella una esgrimista cabal. La he ido trabajando despacito. A las doce, otra vez al parque. No dejo un día sin visitar cada árbol. Lo converso un poco, ¿sabe? Un árbol es una cosa muy importante. Vigilo las hormigas. Doy una vuelta por las rosas. ¿Usted vio en algún lugar rosas más perfectas que las mías? Así hasta las 13,30, en que almuerzo. Normalmente sopa y un plato. Puede ser paella, bife de lomo, un poco de fruta y café monki, sin cafeína- Camino otro poquito, y siesta que dura hasta las 16. Después de esa hora casi todos los días me doy una vuelta por Madrid –cafés California, Manila- o por los alrededores. Toledo es la ciudad donde mejor siento a España. Vuelvo a las 19. Juego con los perritos, que me entretienen mucho. A las 20,30 veo un poco de televisión. Mis programas favoritos son Los Intocables, Hombres del Oeste, El Santo y Notidiario- A las 21,30 la cena. Una hora después, a la cama. Leo de tres a cuatro horas por noche. Una vieja costumbre. Quizás el momento más profundo de cada día mío sea ese”, describió Juan Domingo Perón, durante una entrevista con Esteban Peicovich (…) (…) En la planta baja de Puerta de hierro había un pequeño living, un comedor, un salón para reuniones, una cocina pequeña, dos habitaciones de servicio y un estudio que utilizaba el Presidente depuesto. “Esta es mi base de operaciones: un escritorio chiquito y austero, cuyo único detalle fastuoso perecería ser esta pared de madera. Pero no se ilusione y observe –presiona con su mano la superficie y la pared se comba-. La hice construir con una laminita de aglomerado. Picardía criolla: poca plata y mucha pinta”, reveló el General al periodista Alberto Agostinelli (…) El autor, Norberto Galasso de “Perón: Exilio, resistencia, retorno y muerte” (1955 -1974), en la página 1128 de su obra, dice “El 14 de noviembre de 1972, parte desde Ezeiza el avión de Alitalia (contratado por 61 mil dólares), para traer de regreso a Juan Domingo Perón. En él viajan Cámpora y un centenar de personalidades del mundo político, deportivo y cultural que integrarán el vuelo charter de retorno”. “El 16 de noviembre de 1972, a las 23,59 en el aeropuerto de Fiumicino, un avión Douglas DC 8 Alitalia de nombre de Giuseppe Verdi, después de tomar velocidad sobre la pista, despega del suelo y se eleva hasta la noche estrellada, llevando a algo más de un centenar de personas, a 900 km por hora, el avión va en busca de Dakar, su primera escala. En el compartimiento de Primera Clase, en el asiento delantero de la derecha, Juan Domingo Perón, a los 79 años, viaja para reencontrarse con el pueblo argentino”. Conclusión El General Perón, sin derecho de defensa alguna, con un fallo del Tribunal de Honor de las Fuerzas Armadas, le fueron quitados el título del grado y el uso del uniforme militar, descalificado “por falta gravísima” la medida más grave que puede aconsejar un tribunal de este tipo, paralelamente fue acusado en la justicia y mediáticamente de los peores delitos económicos y hasta el delito de estupro por supuestamente de haber mantenido relaciones con una menor de 15 años, Nelly Rivas (Todo absolutamente falso). Y por supuesto desde el 16 de setiembre de 1955, se comenzaba el más grande saqueo de nuestro patrimonio nacional, en nombre de la “Revolución Libertadora” y la más persecución y muerte contra el pueblo peronista, fundamentalmente los trabajadores. Cualquier comparación con este difícil presente, no tiene nada que ver. Perón durante 18 años, no tuvo posibilidad de defensa, cadena nacional, ni medios, ni periodistas amigos, soportó con absoluta dignidad, injurias, calumnias e infamias y no contaba en su exilio con lo modernos medios de comunicación que existen hoy a través de las redes sociales (internet, twiter, facebook) ni la moderna telefonía celular. Su única manera de enviar directivas o de comunicarse con su pueblo eran: La espistolar, que redactaba personalmente con mucha meticulosidad; sus grabaciones que llegaban con todas las dificultades y clandestinidad del caso; la tarea de sus delegados tácticos, a quienes cambiaba según las circunstancias históricas del momento; y al final de su exilio, entre junio y octubre de 1971, Fernando “Pino” Solanas junto a Octavio Getino filmaron “Perón: Actualización política y doctrinaria para la toma del poder”, una extensa entrevista a Juan Domingo Perón que se transformó en una película emblema de la militancia juvenil de la época y de la lucha por el retorno de Perón a la Argentina. Durante 18 años, solamente se mantuvo inclaudicable al lado de Juan Domingo Perón, la conciencia colectiva de los trabajadores, que más allá de dirigentes circunstanciales, reconocían en él su único líder y estadista; el que los había dignificado, el que les había dado derechos que no tenían, el que durante 10 años les había enseñado a vivir con felicidad y orgullo de ser Argentino.
Posted on: Sat, 09 Nov 2013 02:42:46 +0000

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