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El pañuelo de bolsillo es el complemento que marca la diferencia BY: SASTRERIA WELTON Y GLAM WELTON Complemento de clase En uno de nuestros primeros artículos os di mi primera impresión sobre este pequeño y diferenciador trozo de tela que es, además, nuestro símbolo. Pero es tal el significado que para mi tiene este complemento que me gustaría retomar de nuevo este significativo detalle, ampliarlo y volverle a dar un nuevo repaso. Sucintamente puedo comenzar defendiendo que su uso incondicional y continuado radica sobre dos motivos fundamentales; el conocimiento de su origen y el placer de lucirlo. Detalle refinado El bolsillo en el pecho que toda chaqueta, de cualquier traje, tiene cosido en el la parte superior izquierda fue confeccionado y habilitado, solo y en exclusiva, en su origen para albergar en su interior un pañuelo. Ya que como dijimos en el artículo correspondiente al ojal de las chaquetas, la original de esta prenda proviene de la guerrera militar y estas no lo disponían, fue después ante la solicitud y demanda, de los caballeros cuando se diseñó para tal fin. Parece por lo tanto ser de obligado cumplimiento su uso para lucir en el mismo un bonito complemento con el que dar personalidad y gusto a nuestra imagen. Además de ser conocedor de su cultura asociada. Quizás es uno de los complementos más asociado a esnobismos y considerados hasta cierto punto ridículo por algunos, nada más lejos de la realidad ya que los más clásicos y tradicionales caballeros lo vienen luciendo desde hace siglos. Y en nuestros días por los más refinados. Diferenciador El pañuelo de bolsillo, pochette o pocket square, es un complemento indispensable en el atuendo de todo caballero cuando este porta una chaqueta. El origen el pañuelo se remonta doscientos años a de C. en las orillas del río Nilo, cuando este era usado para secarse el sudor los esclavos durante el trabajo. En la historia más reciente, es Sir George Bryan Brummell, asesor de moda del rey Jorge IV de Inglaterra y considerado como uno de los hombres más elegantes de la historia, quien lo redescubre como complemento en Europa. Entendemos que es un complemento que marca la diferencia, al que lo porta y luce, por su elegancia singular y refinada. Para nosotros, es de obligado uso siempre que se utilice la chaqueta, sea ésta la del frac o la de blazer más casual. Y con o sin corbata, ya que será en esta segunda ocasión cuando cobrará especial protagonismo y acentuara su indudable elegancia y protagonismo; será especialmente agradecido. Vistoso y contrastado Se debería utilizar en toda ocasión acorde a la misma, es decir; indicado para un esmoquin sería uno blanco de lino o algodón paralelo a la costura dejándose ver solo el grosor de un dedo y colocado con la mayor naturalidad y motivos florales de un color vistoso con una chaqueta casual para tomar el aperitivo con los amigos un sábado por la mañana. Entre estos dos casos extremos infinidad de posibilidades. La elegancia lo repetimos continuamente consiste primordialmente en saber estar en cada momento. El material textil por excelencia con el se confecciona es la seda; y con el remate cosido a mano lo que aportará la mayor exquisitez, pero puede ser perfectamente también válido el de lino o algodón con cosido a máquina. Conozco a caballeros, no poco elegantes y estilosos, que se colocan un estiloso trozo de tela de una tienda de telas al por mayor sin rematar y me sorprendieron por su acertado gusto, evidentemente disimularon las carencias y promocionaban las virtudes en su lucimiento. Se puede colocar de infinitas maneras y ser múltiples formas y colores, no obstante, existen dos extremos fundamentales que son: la paralela al borde del bolsillo del pañuelo blanco o con un ribete fino de algún color y la más casual, cogiendo el centro con dos dedos, doblando el conjunto por la mitad, e introduciendo con estilo en el interior en cualquier sentido. Es aconsejable huir de cualquier colocación excesivamente medida, elaborada o forzada con formas imposibles o que transmitan encorsetamientos. Pero acertada puede ser con uno, dos o tres picos; con las puntas hacía arriba, haciendo un solo pliegue,… Con o sin corbata Es muy aconsejable huir de combinar su color y estampado, exactamente con la corbata ya que dará como resultado un encorsetamiento innecesario y muy artificial al conjunto. Como de recién adquirida costumbre y miedo a la elección. Sin embargo, es altamente recomendable el hacer coincidir algún color predominante del pañuelo con el de la corbata, camisa o incluso calcetines. Aunque para mí el mejor secreto está en el contraste y, por supuesto, en el “riesgo” del estilo propio; Haciendo totalmente independientes la corbata y el pañuelo, sin ningún tipo de relación entre ellos. Las medidas del mismo oscilarán entre los 25 y los 40 cm; así uno de color blanco nuclear para un uso formal en algodón debe ser más pequeño que los de seda para uso casual. Resérvale todo el riesgo No es necesario tener por supuesto gran cantidad de ellos, vale con tener media docena bien elegidos; como dijimos el blanco de algodón y/o lino, otro igual pero con ribete de algún color, lisos pocos más. Luego unos pocos de distintos colores fundamentales, rojo, azul, verde,…con distintos motivos para combinar con desiguales colores de nuestras chaquetas y trajes. En España, su uso todavía está en clara expansión, seguramente por todo lo expuesto además de los principales; desconocimiento y pudor. Más en las cunas de la moda europeas -Italia e Inglaterra-, y el resto de países avanzados en este y otros temas como los son los escandinavos y Alemania, Francia, USA… su uso es imprescindible en toda ocasión, e incluso se produce la inversa situación -de desasosiego- por su olvido. Como colofón, cabe apuntar que cuando se comienza a usar, algunos caballeros, pueden sentir cierta vergüenza, alguna inseguridad, pero sobre todo sentir que todas las miradas de los ojos cercanos “solo se está fijando en su pañuelo”… pero cuando uno lo integra en su habitual vestuario, ya no sale de casa sin un buen pañuelo y lo luce de la forma más atrevida y natural, porque si no lo lleva nota que le falta y se le ha olvidado algo fundamental. CONSEJO: No tires tus camisas viejas, llevárselas con nuestro sastre o costurera para que les saque unos cuantos pañuelos… te sorprenderá el resultado. Nos dejas tu opinión y comentarios. Sin duda nos parece lo más importante, muchas gracias.
Posted on: Tue, 06 Aug 2013 22:39:37 +0000

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