El primer fusilado de la sublevación golpista en Galicia fue precisamente el Capitán General de la VIII Región Militar, aquella que abarcaba el territorio de Galicia, Asturias y León y cuyo mando se hallaba en A Coruña. Enrique Salcedo Molinuevo era de ideas conservadoras y amigo de Sanjurjo. A pesar de ello se mantuvo leal a la República incluso cuando perdió el control de la situación en su propio despacho donde se presentaron unos veinte oficiales de rango intermedio, pistola al cinto, para detenerlo y desposeerlo del mando por no sumarse al levantamiento tal y como esperaban. Primero intentaron convencerlo de que se pusiera al mando y que declarase el estado de guerra contra el gobierno legítimo, a lo que se negó, conminándolos a que depusieran su actitud y obedecieran sus órdenes. Entonces lo derribaron a puñetazos y se abalanzaron sobre él para inmobilizarlo, encañonándolo con sus armas. Fue arrestado junto al general Caridad Pita y el gobernador Perez Carballo. Se les trasladó al Ferrol en un buque de guerra para ser sometidos a consejo de guerra. Fueron condenados a muerte y fusilados en noviembre de 1936. Estas fueron sus palabras durante el episodio de su detención el 20 de julio por sus subordinados insurrectos tal y como aparecen en las actas del juicio: "...el deber de mi cargo y conciencia así como un debido cumplimiento de mi palabra empeñada y del juramento prestado con mi firma, reiterado todo ello ante el Presidente del Consejo de Ministros y ante el Ministro de la Guerra cuando vine a tomar posesión del mando del la VIII División, y, posteriormente, en el mes de Marzo último, ante el entonces presidente del Gobierno, señor Azaña, a los que ofrecí por mi honor, lealtad y obediencia en mi puesto, todo ello renovado tres o cuatro días antes de los sucesos que relato en conferencia telefónica celebrada con el entonces Ministro de la Guerra."
Posted on: Thu, 08 Aug 2013 20:07:16 +0000
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