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El proceso de asilo político se ha usado por décadas como refugio en contra de la deportación. En los años 80s este proceso fue utilizado especialmente por Centro Americanos durante la guerra civil en Guatemala, El Salvador y Nicaragua. En esos tiempos, el solicitante llegaba a los Estados Unidos - ya sea de manera legal con visa de turista o ilegalmente - e ingresaba una solicitud de asilo con el Servicio de Inmigración que inmediatamente le otorgaba un permiso de trabajo al solicitante. El trámite podía tardar años dentro del Servicio de Inmigración. La burocracia, el exceso de solicitudes, y la falta de seguimiento de parte de Inmigración después que una solicitud era negada, hacían que obtener dicho beneficio fuera como ganar la lotería. El solicitante, con una sola petición, se protegía de una deportación, mientras su caso se resolvía recibía un permiso de trabajo con el cual obtenía seguro social y licencia de conducir; si el Servicio de Inmigración negaba el asilo el caso quedaba olvidado junto con el solicitante. Esos fueron otros tiempos, actualmente una solicitud de asilo político tiene que ser sometida dentro de los Estados Unidos antes de que pase un año de la entrada al país. Las solicitudes son revisadas y decididas en un lapso de seis meses por el servicio de Inmigración - ahora conocido como USCIS. En muchos casos, el solicitante no alcanza ni a recibir un permiso de trabajo. De miles de solicitudes que revisa el servicio de inmigración, solo se aprueba un porcentaje muy bajo. El fenómeno que ocurrió en los 80s entre la comunidad Centro Americana ahora se ve reflejado en la mexicana. Durante los últimos dos años, las solicitudes para asilo político se han triplicado en los Estados Unidos. Muchos critican a ciudadanos mexicanos y los acusan de usar el sistema de asilo político para poder quedarse en Estados Unidos, pero esta perspectiva ignora lo obvio, el peligro bien documentado arraigado por toda la república mexicana. El éxodo de mexicanos en el pasado era en mayor parte por falta de oportunidades económicas en su país. En los últimos cinco años, la migración de ciudadanos Mexicanos a los Estados Unidos no solo ha sido por razones económicas sino también por temor a ser perseguido, secuestrado, y en muchos casos asesinado. El aumento en años recientes de ciudadanos mexicanos solicitando asilo en los Estados Unidos está validado aún más cuando analizamos los resultados de la Oficina de Drogas y Crímenes de las Naciones Unidas (UNODC) que encontró que entre el 2007 y 2011 el número de homicidios en México se triplico, lo que corresponde con el aumento de solicitudes de asilo en los Estados Unidos. Muchos de los que ahora solicitan asilo han visto a familia cercana morir a manos del crimen organizado y en algunos casos el mismo solicitante también ha sido amenazado de muerte o extorsionado al punto de que ya no puede trabajar en su propio país. Actualmente, según las estadísticas proveídas por Inmigración, se han triplicado los casos en los que se presentó una entrevista de miedo creíble previo a la entrega de la solicitud de asilo. El proceso ahora requiere que inmigración le permita al solicitante una pre-entrevista con un oficial de inmigración después de haber ingresado al país. Esta entrevista se llama credible fear interview, es decir se trata de una entrevista para determinar si el solicitante tiene un miedo creíble que pueda describir durante muchas preguntas por parte del oficial de inmigración. Si el solicitante convence al oficial de su temor de regresar a su país tiene entonces la oportunidad de ver a un juez de inmigración para presentar su caso de asilo político. Algunos asisten a su cita en el tribunal de inmigración y presentan evidencias para sostener su miedo como: artículos sobre la violencia en México, actas de defunción de familia que ha muerto a causa de la violencia, documentos de hospitalización por violencia, pruebas de lesiones físicas y hasta evaluaciones sicológicas sobre el trauma y estrés que sufren tras los incidentes. Gracias a este tipo de evidencia, el porcentaje de aprobación de casos de asilo a mexicanos han aumentado en los dos últimos años. ¿Se abusa de esta defensa? Quizás en algunos casos, ya que rápidamente se corre la voz de que el solicitar asilo político detiene una deportación, especialmente cuando la petición promete la posibilidad de tener una manera de quedarse temporalmente en Estados Unidos para ver a un juez de inmigración y abogar su caso. Algunos de los solicitantes desaparecen, ignoran el cumplimiento de volver a corte de inmigración y no presentan su petición de asilo en corte. En estas circunstancias, el juez ordena la deportación en ausencia del solicitante. Esta orden de deportación quedará en el archivo del inmigrante desaparecido y en un futuro cuando la persona quiera legalizar su situación, ya sea porque se casó con un ciudadano Americano o por otros medios, será rechazado. El solicitante que si asiste a sus citas con un juez migratorio y logra convencerlo de su temor de regresar a México, recibirá la aprobación del asilo y después de un año podrá solicitar la residencia permanente, conocida como la “tarjeta verde”. Comprobar un caso de asilo político tras miedo creíble es difícil y los porcentajes de aprobación siguen siendo bajos comparados con el número de negaciones. Mi recomendación es siempre asesorarse con un abogado acreditado en el estado en el cual vive el solicitante y que sea experto en Inmigración, antes de ingresar una solicitud de asilo, para ver si vale la pena litigar la petición. Si la posibilidad de aprobación es alta, usted deberá trabajar arduamente para presentar evidencias reales y verdaderas de su pedido en frente de un juez. Someter un testimonio oral sin pruebas suele ser un camino directo al rechazo y a una orden de deportación.
Posted on: Wed, 23 Oct 2013 07:04:53 +0000

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