El recuerdo siempre vigente de un gran bailarín: Carlos Pico - TopicsExpress



          

El recuerdo siempre vigente de un gran bailarín: Carlos Pico Fue un hombre de honda inspiración artística, un artesano de los escenarios. Siempre le preocupó poder dejar una escuela de lo que él modestamente llamaba el baile popular. Tras el paso del tiempo, su sueño se cumplió. La danza, como arte primordial y natural por excelencia, tiene un valor universal y simbólico, porque expresa un sentimiento, un estado del alma: es decir, tiene el carácter fundamental, esencial de una creación estética. Este es el principio básico que fundamentó Carlos Pico para transformarse en lo que fue: maestro de maestros. Hace más de veintidós años que nos dejó (exactamente el 17 de setiembre de 1990), pero su riquísima escuela sigue vigente en aquellos que se nutrieron de sus enseñanzas y, también, en las retinas de los que gozaron de sus milimétricas coreografías. Solía graficar con exactitud cuando se le preguntaba por el rol que marcaba en sus jóvenes discípulos: "Hay una diferencia cuando estás bailando con la música que amas, cuando hay un encuentro entre la música y el bailarín que se fusionan en uno. Esas son las experiencias por las cuales vivimos. Entrar en la danza es como entrar en la religión, pronunciar los votos es comprometer cada minuto de la vida futura". Además, muchas veces puntualizaba conceptos del renombrado Rudolf Nureyev, al decir que "es inmenso el placer que se experimenta en el recrear interpretando y en el sentir que se está transmitiendo al público un estado de emoción y goce". Tenía 67 años cuando falleció y tres nombres que dejaban en el medio aquel por el cual la gente lo conocía desde siempre: Edmundo Carlos Ramón Pico. Tuvo el privilegio que se ganó en base a su capacidad y hombría de bien: fue muy respetado y querido por el público. Estaba unido en matrimonio con Delia Zunilda Gadán, fiel compañera y gran colaboradora en toda su desenvolvimiento artístico. Se inició en el baile desde chico. Luego, con el paso de los años y la conformación de la pareja conocida como “Pico y Delia”, alcanzó la dimensión de leyenda en el folklore de nuestra región. Consustanciado con lo más profundo del arte que le corría por las venas, llegó a integrar el Ballet Folklórico Nacional de Santiago Ayala, “El Chúcaro”, brillante zapateador, malambista y creador de innumerables coreografías gauchescas. Lo hizo siempre como uno de los primeros bailarines del elenco, a través de una mezcla de talento y diablo, prestancia y gallardía. Fue, en todo caso, un caminador disciplinado y un visitante de los tablados embrujados del baile con toda la sangre natural que le andaba fluyendo en el corazón. Sin embargo, su tierra natal pudo más que sus ganas de seguir el ideario de “El Chúcaro” y volvió a anclar en Junín para continuar dibujando mudanzas y fantasías de la música criolla. Mucho antes de su muerte, hilvanó con la profesora Vilma Portela un fantástico dúo de baile, con quien logró soldar una autentica comunión en el arte de nuestra tierra. En sus innumerables giras, el binomio llevó el baile folklórico y el tango por todo el país, incluyendo los festivales tradicionales. En el que se realizaba en la ciudad puntana de Villa Mercedes, por ejemplo, Pico-Portela era un número casi central y exclusivo. Y así en todos lados. Un recuerdo Cuando murió Carlos Pico, la poeta y escritora María Luisa Di Marco de Loguzzo, brillante autora de “Viento otoñal”, le dedicó estos párrafos: “Despedir de esta manera a un querido maestro como lo fuera Carlos Pico, no es tarea sencilla. Resulta difícil y plañidero a la vez volcar en un trozo de papel casi medio siglo dedicado al servicio de la difusión de las danzas vernáculas. Una trayectoria incansable, llena de vivencias enriquecidas por un constante espíritu creativo. Persuasivo y luchador, sintió y vivió para el baile y con el baile, hasta el último instante de su vida. Decía muy a menudo que su mayor felicidad la alcanzaría si dejada algún día este mundo bailando. Así fue. Su petición se cumplió. Nos entregó su último tango junto a Vilma Portela y Nora Brigoni en el Espectacular emitido por TV. Canal 10 de Junín. Lo recordaremos bailando como él lo hacía en cada entrega, con el corazón. Resulta casi paradójico que unos días después, el 17 de setiembre, día del profesor, encontrara su destino mortal, luego de dictar su clase de danzas. Maestro, su estampa perdurará en nosotros por siempre. En vano no ha sido su esfuerzo, de ensayos, de dedicación, de desvelos por querer hacer algo distinto. Nos deja un caudal de conocimientos. “Su poncho” nos cobijó y aprendimos de su mano, los misterios de la danza. Todo lo que sembró con amor, lo cuidaremos de la misma manera. Así preservaremos, con cariño y respeto, la memoria del maestro”. *********************** Al Maestro La estrella titila en clave un poema de amor al viento. La luna muestra orgullosa su traje de luz al cielo, y en una estela brillante se dibuja en el firmamento la sonrisa del maestro que me empuja, que me guía, que me dice… ¡no te dejo! Mi mente busca en tu ausencia una respuesta al misterio, la encuentro sólo en la danza de la que fueras su pregonero. ¡Cómo quisiera que Dios me diera el don del maestro! para poderlo mostrar aquí abajo, entre los nuestros mientras los ángeles disfrutan del genio de mi maestro. (Escrito por Silvia Brizio para sus hijos María Noel y Germán Arteaga, en homenaje a Carlos Pico).
Posted on: Mon, 08 Jul 2013 21:12:02 +0000

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