El ruido del timbre de mi casa nos interrumpe bruscamente mientras estamos ensayando, lo cual no me gusta nada, mi hermana y yo nos miramos fijamente pero ninguna tiene ganas de ir por miedo a que sea ese tonto chico que ha hecho bromas tontas a todo el vecindario. Finalmente la insistencia del timbre me hace dejar mi pequeño libro negro en la mesa y dirigirme a la puerta, veo de reojo a mi hermana seguirme y cuando abro la puerta esta justo detrás de mí, pero solo dura solo un instante ya que me empuja usando sus dos manos apartándome de la puerta. -Hola chicas ¿Qué están haciendo? –Escucho la voz de quien parece ser Marie Flynn mientras mi hermana repite repetidamente un “Hola” y yo miro de reojo a nuestros visitantes. -Hola chicos, que gusto me da volver a verlos -Respondo mientras soy aplastada contra la puerta por mi hermana y su gran felicidad por ver de nuevo a los 7 chicos que conocimos por casualidad hace casi un año-. Díganme que esta vez no llegaron porque Marie estrello su avión -Respondo mientras la chica pelirroja me extiende su mano para formar un saludo. -No, esta vez pedimos permiso y nuestros padres no trajeron -Me responde Thomas mientras saluda a mi hermana-. Pero estuvimos dando vueltas en círculos por ahí porque “alguien” no recordaba su dirección, solo recordaba que era la casa cerca de la cancha de futbol. -Bueno, si me perdí un poco. Pero al final llegamos, así que no hay más problema -Le responde con un tono burlón Marie mientras veo las cabezas asomadas de Xavier, Fred, Jazz y Amanda. -¿Bueno pues que esperamos? Pasen a la casa antes de que la vecina crea que estamos en una conspiración juvenil contra ella y... -Espero que no les moleste -Me giña un ojo Jazz al interrumpirme y mientras todos entran a la casa-. Amanda les conto las leyendas de las que nos hablaron la vez pasada y quisieron venir con nosotros. Él es Gabriel Hirano y ella su hermana y mejor amiga de Amanda, Ángela Hirano –Los saludamos con la un movimiento de manos y siento la tensión entre este trio-. Ella es Dezz una “amiga” de Xavier. -Gusto en conocerlos -Responde mi hermana mientras todos nos sentamos en la sala, la cual nunca me había parecido tan pequeña o mejor dicho tan habitada por tantas personas a la vez-. Que lindo es verlos aquí de nuevo. -Teníamos ganas de visitarlas otra vez, pero la escuela y nuestros proyectos nos tenían ocupados. -No hay problema Xavier… Y menos si traes a nuevas “amigas” -La gran insinuación en la palabra amiga por parte de mi hermana hace que Xavier y Dezz se sonrojen un poco lo cual reír un poco-. Y regresaron de visita en el momento más oportuno, estamos preparándonos para la celebración de día de muertos. Vamos a ir a unas audiciones para participar en una obra, ayudar con las ofrendas y otras cosas más… -Entonces llegamos en momento oportuno para divertirnos -Dicen al unísono Jazz y Fred, ríen un poco y se dan cinco. Me levanto de donde estoy y voy a la cocina por algo de tomar para todos, pasamos horas platicando y riendo con todos hasta que mi hermana menciono las audiciones de hoy en la noche para las interpretaciones de las leyendas de día de muertos. Todos nos dirigimos a la cocina para poner nuestra ofrenda antes de ir a las audiciones. Mi hermana se lo pasa de lo lindo explicándole a todos pequeños datos sobre las tradiciones mexicanas hablando siempre con entusiasmo: “La celebración de todos los Santos y Fieles Difuntos, del 1 y 2 de noviembre…”, “Les ponemos los que más les gustaban en vida”, “Agua para después de su largo viaja hasta aquí…”, “Sal para no corromper el viaje de ida y vuelta…”, “Flores de cempasúchil para guiar y alegrar su camino…”, etc. -Así que te gusta la actuación -Me dice Mari después de un buen rato sumido en mis pensamientos. -En realidad no. No soy de las chicas que tienen el suficiente valor como para estar delante de un gran público observando -La cara incrédula de Marie me impulsa a proseguir-. Pero mi hermana y yo quisimos participar porque muchas personas de aquí están olvidando nuestras tradiciones… Tan lindas… Y pensamos que con esto podría interesarles un poco más, o por lo menos de la misma manera que disfrazarse para salir en la noche ¿No crees? –Marie se queda en sus pensamientos y decido ayudar-. Si quieres puedo interpretarte una de las leyendas que van a estar en el festival -Veo un ligero brillo en los ojos de mi amiga y me dirijo en busca de mi libro negro. Cuando lo tengo en las manos me giro para ver a la futura participante en la audición de esta noche, quien se sienta en la silla más cercana para prestarme atención y yo comienzo: Se dice por ahí que sólo los locos y los muertos no tienen miedo, que las historias relatadas en algunos países acerca de apariciones, demonios, brujas y demás cosas sobrenaturales son elementos creados por la mente para justificar el miedo que les causa lo desconocido; pero, quién sabe si una de estas noches cualquiera de nosotros puede convertirse en uno de aquellos locos que busca a alguien que les crea; alguien a quien poder relatar aquel sentimiento que nos llevo hasta el borde de la realidad. Porque, tanto en México como en todo el mundo, hay tantos relatos como gotas de sangre en las venas y desearíamos nunca presenciar alguna historia como la que te voy a contar… Hago una pequeña pausa y abro mi libro negro en busca de la primera leyenda, me preparo para leerla y me recorre un escalofrió cuando noto que desde la cocina los demás se están asomando para prestarme un poco de atención. Suspiro y me concentro en la lectura que tengo enfrente: ¿Te has puesto a pensar por un momento cuán sola y obscura queda la escuela a media noche?; cuando por sus pasillos y salones no hay nada más que el eco de mil risas y gritos rebotando en las paredes. Ahora imagina cómo se veía aquella primaria en Guadalajara, una de las más grandes, con sus dos edificios de tres pisos cada uno y siendo el único testigo de este aterrador relato, el enorme patio de concreto ubicado en medio de estas majestuosas construcciones. Sólo una barda de tres metros de alto separaba al velador de la escuela y las luces callejeras. El pobre don Carlos vivía siempre en la obscuridad, acostumbrado a ella paseaba por los salones vacíos cada noche, sin nada más que compañía que una vieja lámpara de mano iluminando su camino, los pupitres, el escritorio, el pizarrón, los gises brillando como fantasmas; en fin, la misma escena noche tras noche. Nunca pasó nada en los 30 años de servicio del hombre hasta esa noche, la ultima… Estaba en el segundo piso del edificio A, cuando un ruido extraño interrumpió su recorrido habitual. -Niños traviesos –Se repetía don Carlos mientras se acercaba hasta el salón de donde venia el ruido y que yacía obscuro. Antes de entrar pudo escuchar nuevamente aquel extraño ruido; estaba allí, al final de la segunda fila de pupitres. Era, no… no… no podía se posible… ¡Pero ahí estaba!, era el llanto de un bebé que provenía del ultimo pupitre. Cada pelo de don Carlos se erizó y el viejo comenzó a pensar en mil cosas mientras caminaba lentamente hacia el llanto. Allá, detrás del último pupitre, en el rincón más lejano a la puerta estaba el bulto, nadie más. Esta vez si estaba convencido, no podría ser otra cosa que un bebé. -¿Quién lo habría dejado ahí? Y, ¿por qué? –Se pregunto en un susurro don Carlos-. Debe estar hambriento por la forma en que llora –continuaba diciéndose cuando le quito la frazada que cubría su cabeza. Ahí, iluminada por la lámpara, estaba la cara del maléfico ser, un angelical bebé de no ser por sus ojos rojos y el enorme diente puntiagudo. Lo que sigue ya no pudo relatarlo de manera congruente don Carlos. Unos dicen que calmadamente el extraño ser le hablo, otros que trato de morderlo en el cuello con un rugido salido del mismo infierno. El único que conoce el final de esta historia ya no sabe más de nada. En un loquito tranquilo y apacible, que pasa sus últimos años en un manicomio de esa misma ciudad y lo único que nos pueden contar las personas cercanas a él es que no tolera que apaguen la luz.
Posted on: Fri, 28 Jun 2013 21:11:01 +0000
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