El talento de John Lennon y el absurdo de la vida 11 de Mayo de - TopicsExpress



          

El talento de John Lennon y el absurdo de la vida 11 de Mayo de 2010 - 09:46:18 - Pío Moa Al margen de sus gansadas ideológicas, la calidad artística de Lennon se muestra en, por ejemplo, A day in the life. No conozco una canción que mejor transmita el sinsentido de la vida, a la vez que cierto costumbrismo de aquellos años. En la composición también intervino McCartney, aumentando incluso esa impresión. “Aunque la noticia era más bien triste, tuve que reírme”. La noticia parece haber sido la muerte de un joven boyante, de 21 años, de la juventud dorada londinense (dorada según el concepto chabacano más frecuente de “la buena vida”). Se llamaba Tara Browne, heredero de casa Guinness y amigo de los Beatles. Browne, ya casado y con dos hijos, murió al chocar su lujoso coche con un camión en una calle de Londres. Iba acompañado de una amante, que salió ilesa. En la canción, un tropel de gente miraba curiosa, les sonaba la cara del difunto, quizá fuera algún lord: no hay tragedia, ni sentimiento, es lo mismo reír o llorar, en definitiva da igual. La sensación de absurdo aumenta al seguir la canción con otras banalidades: “Vi una película, el ejército inglés acababa de ganar la guerra” y una incitación a la droga, que seguramente consumían el fallecido y sus cantantes, cosa de la juventud dorada y menos dorada del divertido swinging London, que ha perdurado en las crisis posteriores. El verso fue censurado, y protestó McCartney: no era una incitación a la droga, sino a hacerse consciente de la verdad; aunque la verdad de la vida y la droga fueran probablemente juntas en su modo de ver las cosas. Otra estrofa describe una serie de gestos y movimientos cotidianos descritos con total falta de interés, que lleva al sueño, o nuevamente a la droga. Entre una estrofa y otra, un ruido vagamente musical, que recuerda el del tráfico: tanta gente moviéndose apresuradamente en coches, cada cual a sus asuntos y con un resultado general estridente y feo, cacofónico. La estrofa final culmina el sinsentido. Junto a la noticia del accidente, la de un recuento de baches (miles de ellos) en alguna población inglesa: “Ahora saben cuántos baches se necesitan para llenar el Albert Hall”. Nada tiene importancia porque nada tiene sentido. Ya no hay el “ruido y furia” de MacBeth, pero la sensación de absurdo permanece. No sé si Lennon y McCartney pretendían crear esa impresión, en todo caso la obra del artista de talento siempre supera a sus intenciones: un día de la vida. Ciertamente la mayor parte de lo que ocurre y nos ocurre escapa a nuestra comprensión, y la vida, en conjunto, puede verse como un sinsentido: ¿será eso la verdad de ella? Pero la psique no puede soportar tal posible verdad por lo que casi todo el mundo ha de recurrir a una fe, la que sea, o sucedáneos de ella; o a la droga. Claro que intentar explicar o expresar el absurdo es una contradicción, pues implica un sentido, por el mismo esfuerzo explicativo o expositivo. En rigor, el absurdo no admite explicaciones ni exposiciones, salvo de modo parcial, contrastándolo con algo distinto. -------------------------------------------
Posted on: Tue, 29 Oct 2013 12:05:59 +0000

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