El trágico heroismo de un pastor y el relumbrón de la nueva - TopicsExpress



          

El trágico heroismo de un pastor y el relumbrón de la nueva nobleza Los primeros episodios en la historia de la nueva ciudad de San Roque, heredera de la de Gibraltar, queda marcada desde el mismo año 1704 por dos hechos concretos. De un lado, el heroico comportamiento del pastor Simón Susarte y el sacrificio del coronel Figueroa, y del otro la llegada masiva de miembros de la nobleza que nada hicieron por recuperar el honor que se abía perdido en el mes de agosto. El otoño trae una vendimia triste y las primeras lluvias de la temporada, que coinciden con los preparativos del sitio que lleva a cabo el Marqués de Villadarias, que había llegado el 5 de septiembre, lo que hace que sean muchos los gibraltareños que se enrolen, voluntariamente, en el ejército sitiador, alojándose en los campamentos instalados a pie de Sierra Carbonera. Algunos llegan a más, como es el caso de Simón (Rodríguez) Susarte, que se ofrece voluntariamente para guiar aquella desgraciada expedición de 500 hombres, mandada por el coronel Figueroa, y abandonada a su suerte. Hay versiones diversas sobre este hecho, que en San Roque se ha querido recordar con el homenaje permanente al valiente pastor, que tiene en la ciudad un barrio, un jardín y un monumento con su nombre. De todas ellas seleccionamos la de Francisco M. Montero: "Hay quien asegura que no quedó uno con vida; otros dicen que se salvaron el cabrero Susarte y varios paisanos, que iban con él, escabulléndose por ocultos senderos (...) allí perecieron el coronel Figueroa y sus quinientos soldados, cuya sangre empañará siempre la memoria del Marqués de Villadarias. Dícese que el cruel abandono en que los dejó provino de la oposición del general Cavanne, jefe de los tres mil auxiliares franceses, quien al saber el proyecto de boca de Villadarias, después de la salida de Figueroa, no quiso prestar su ayuda por parecerle que era indecoroso deber a un paisano la conquista de la plaza, en la que, por otra parte, deseaba que participase el Mariscal Tessé, que estaba para llegar al campo"... Con Villadaria, que estaba ya ante el Peñón con 9.000 hombres el citado día 5 de septiembre, llega también una "nueva nobleza" que, de alguna manera, ensombrece los títulos concejiles que poseían los gibraltareños. El escribano Melchor Gómez, que lo había sido en Gibraltar, tiene ocasión de comprobarlo cuando es requerido en repetidas ocasiones: el 12 de noviembre (1704), por Francisco del Castillo Gallardo, Marqués de Villadarias y Capitán general del Mar Océano y Ejércitos de Andalucía, quien otorga poder a Gaspar Muñoz de Cerdeña, Notario del Santo Oficio, vecino de Alcántara, para cobrar en su nombre los frutos y rentas de la encomienda de Calatrava; y, posteriormente, por el coronel José Antonio de la Rocha y Carranza, marqués de Villarrocha, Caballero de la Orden de Calatrava; por el mayordomo de artillería Agustín Bernal de los Godos, y otros militares de alto rango, casi todos ellos poseedores de títulos nobiliarios, cuya presencia deslumbraba a los vecinos de Gibraltar, ahora refugiados en las inmediaciones de la ermita de San Roque, como el ilustre general conde Aguilar, el duque de Osuna, el conde de Pinto, el marqués de Aitona o el conde de Tolosa.
Posted on: Fri, 19 Jul 2013 16:10:01 +0000

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