El verdadero "Micul Paris" para los trabajadores empezó en 1948, - TopicsExpress



          

El verdadero "Micul Paris" para los trabajadores empezó en 1948, con la proclamación de la República Popular Rumana, y el consiguiente desarrollo industrial y agrícola que transformaria la atrasada economia de la Rumania interbélica en una de las mas poderosas del mundo, ademas de practiamente autosuficiente a finales de los 80 (justo cuando el proceso fue coartado por las multinacionales capitalistas extranjeras). El autor describe como el proceso de desmantelamiento de la industria rumana tras la restauración del capitalismo provocó paro, pobreza y desesperanza, y se centra para ello en la situación de la antaño rica mineria de la zona oeste de Rumania, hoy ejemplo de esa situación sin salida que sufren los rumanos, que solo parece tener salida cuando las multinacionales ven que pueden seguir saqueando los recursos del pais, como sucede con el oro de Rosia Montana, donde a pesar de la catastrofe ecologica posible si se explota el oro de la zona intensivamente, será solamente para que la mayoria del beneficio se lo lleven los accionistas de la empresa (mientras los trabajadores reciben salarios ridículos sin que el coste para la multinacional sea excesivo). Por cierto que es de alabar que el autor recuerde algo que se suele olvidar habitualmente: la resistencia de los mineros rumanos a la "terapia de choque" capitalista de los años 90, que provocó "las sucesivas “mineriadas” (Mineriadă) en defensa de los derechos sociales de todos los rumanos, especialmente la última en 1999, en la que los mineros planearon marchar sobre Bucarest para denunciar las desastrosas condiciones de vida y fueron recibidos por el gobierno con tanques, un conflicto que estuvo a pique de terminar en un baño de sangre". También describe como Rumania se beneficio durante un tiempo (desde el año 2000) del proceso de deslocalizacion iniciado por las multinacionales occidentales, que vieron como se podian aprovechar mejor de los baratos trabajadores rumanos y asi ahorrarse costes laborales de los altos salarios de los trabajadores occidentales. Mientras unos trabajadores perdian y otros, relativamente, ganaban, la realidad de la unidad de intereses de la clase obrera, tan ocultada por los capitalistas, se hizo evidente cuando los rumanos vieron que las multinacionales, viendo que no habia ningun problema ni oposicion en deslocalizar sus empresas para ahorrarse dinero, deslocalizaron tambien las empresas de Rumania, donde los apenas 200 euros que se pagan como salario medio les parece tambien a los grandes empresarios demasiado alto para sus necesidades de beneficio desmedido (el caso de Nokia ejemplifica esta situacion). En resumen, el autor ilustra con estos dos casos el proceso que han sufrido los rumanos desde hace 20 años, y que hoy se está extendiendo al resto de la Union Europea, donde las relaciones de centro-periferia, que desde la caida de la URSS sufrieron paises como Rumania, donde se destruyo su industria y toda su capacidad productiva precisamente para convertir el pais en un gran mercado para los productos del centro, y a los trabajadores rumanos en mano de obra barata para hundir la propia mano de obra nacional. El proceso, a estas alturas, se ha extendido tanto que los paises donde se produjo la deslocalizacion y donde los desposeidos trabajadores fueron utilizados para descender el nivel de los salarios son hoy tambien periferia, en un proceso que, al final, lo que le sucedio a Rumania en los años 90 les está sucediendo a ellos también, y en el que al final "todos somos Rumania". Por supuesto que el autor repite algunos tópicos como el de que la URSS "intervenia" la economia de Rumania antes de 1990, repitiendo la estrategia habitual de igualar el "imperialismo" de los capitaslistas, centrados en el beneficio de una clase minoritaria y parasita sobre la mayoria, con el supuesto "imperialismo" de la URSS, donde, sin embargo, existian las repúblicas sovieticas precisamente para garantizar la independencia de los pueblos y las culturas, y donde el sistema estaba orientado al beneficio colectivo (tanto que ni siqueira el surgimiento de una pequeña elite burocratica, especialmente tras la proclamacion del fin de la lucha de clases tras la muerte de Stalin, pudo hacer que se crearan diferencias enormes entre productores y altos miembros del partido, lo que provoco que estos ultimos facilitaran o directamente apoyaran la reinstauración del capitalismo en cuanto tuvieron oportunidad, a pesar de las consecuencias dramáticas sobre los trabajadores). Porque, en definitiva, y en eso si que acierta el autor, aunque no lo diga de forma contundente, la clase obrera, sus intereses y sus puntos debiles, son iguales sea cual sea la naciónalidad o su etnia, y solo pueden defenderse con eficacia de forma unida, en la lucha de clases que nunca ha dejado de existir, ni en el régimen capitalista ni en los sistemas socialistas, y en la cual nunca hay que bajar la guardia: "RUMANIA: La segunda caida del pequeño Paris Rumanía tiene veintiún millones de habitantes, una extensión de 238.391 kilómetros cuadrados y limita con Hungría y Serbia por el oeste, Ucrania y Moldavia por el noreste y Bulgaria por el sur. Desde el uno de enero de 2007, Rumanía –donde la derecha de uno u otro color gobierna desde el 2004– forma parte de la Unión Europea, aunque no de la zona euro, conservando su moneda oficial, el leu. Su capital, Bucarest, es mundialmente conocida como “el pequeño París”. Pero todo esto son datos fríos. Para el ciudadano medio del Reino de España, Rumanía es más bien la quintaesencia de lo que se imagina que son los países de Europa oriental: estados fallidos, infraestructuras ruinosas, corrupción rampante, inseguridad ciudadana, atraso, emigración. Como todas las medias verdades, se trata de un lugar común que se instala fácilmente en el imaginario público y se tiñe pronto de connotaciones racistas. Una muestra –no la más espectacular, pero sí bastante significativa– es la insistencia de los medios de comunicación españoles en mencionar repetidamente el nivel cualificación de “nuestros” emigrantes, en contraposición, cabe suponer, con el de los emigrantes “de los demás”, aún cuando es sabido que en las facultades de los países árabes y asiáticos se licencian anualmente cientos de excelentes estudiantes (cuyo destino no es mejor, sino acaso peor que el de los jóvenes griegos y españoles), y que en Europa oriental las universidades –especialmente las facultades de ingenierías técnicas (también las de las nuevas tecnologías de la información y la comunicación)– no consiguieron ser barridas del todo por las terapias de choque neoliberal. Sea como fuere, este país de Europa oriental, olvidado, cuando no directamente denostado por sus vecinos, mereció el diciembre pasado la atención de los medios de comunicación alemanes con tres noticias.
Posted on: Sat, 21 Sep 2013 10:00:41 +0000

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