En este mundo todo es falso menos los grilletes que te ajustan a cada paso los billetes. Somos reos del dinero, y aunque esa prisión se encuentre en nuestra mente no somos capaces de ver más allá de lo que nos deja dicho carcelero. Esclavizados por el euro y el dólar, por el látigo de la deuda y papel moneda, chasquido que efectivamente sobra, pero cuando falta sálvese quién pueda. Pues el único baremo en esta vida de hoy en día es lo que llevas en los bolsillos, y en este mundo hay dos extremos: en uno los adolescentes enferman por falta de apetito, en el otro los niños mueren por falta de comida. En este mundo todo es conspiración, mentira y contradicción, el político corrupto, especie en peligro de extensión, y el honrado, la cada vez más rara excepción. Donde la verdad ha cambiado certezas por confusión y la libertad de expresión es sólo una expresión. Aquí para salvaguardar la paz en la Tierra no se nos ocurre otra cosa que declarar una guerra y si no encontramos armas que nos amenacen ya encontraremos petróleo por un casual de los casuales. Este es el óleo de una especie en decadencia que está confundida, donde todo va del revés, donde siempre hay emergencia y nunca una salida. En los tiempos de Quevedo el dinero era un poderoso caballero, pero en los nuestros es un fiero guerrero que somete al planeta entero. Pues en este mundo inmundo basta con la pasta que te gastas, ése es tu soporte. Sólo di cuánto durará tu estancia aquí que ya te darán el importe. Aquí el negro que viaja en patera porque en su tierra no tiene ni para pan es ilegal y hay que echarlo, y el guiri que viaja en verano de borrachera y putas a poner patas arriba la ciudad es un turista de calidad y hay que ciudarlo. En este mundo nadie da la cara, todos asechan, y en esta cruz ya no importa ser de izquierdas o derechas, sino de arriba o de abajo. Si eres del primer grupo vivirás una vida de lujo y desparpajo y si eres del segundo, asúmelo; tus problemas no le importan a nadie un carajo. Porque aquí es más importante dónde naces que lo que haces el resto de tu vida, por eso el ciudadano de a pie recae en la rutina de repartir su currículum vítae por toda la ciudad, es su súmmum y su réquiem, el delírium trémens de un mundo plano que quiso hacerse global para alejar al hermano y acercar el capital. ¿Y tú que esperas? Si hemos sustituido murallas por fronteras. Malditos eufemismos, decimos lo mismo y lo llamamos de otra manera. Malditas banderas, son más sanguinarias que las trincheras. Hemos creado a un dios para hacer menos ordinaria nuestra existencia a la par que hemos hecho más precaria nuestra consciencia, pues quienes representan en esta tierra a dicha deidad no han creído necesaria aquella ley de igualdad y austeridad. “Ayuda humanitaria para el cuerno de África”. ¿Lo has pensado por un segundo? ¿No sería más acertado llamarlo el culo del mundo? Y es que me cuesta mucho hablar de humanitarismo mientras en este mundo siga habiendo personas sin trabajo, educación, sanidad, comida o abrigo. En los tiempos de Quevedo el dinero era un poderoso caballero, pero en los nuestros es un fiero guerrero que somete al planeta entero. Pues en este mundo inmundo basta con la pasta que te gastas, ése es tu soporte. Sólo di cuánto durará tu estancia aquí que ya te darán el importe.
Posted on: Mon, 17 Jun 2013 12:34:04 +0000
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