En una aldea vivía una chica devota de la virgen a la que acudía en sus dificultades y tentaciones. Llego un momento en el que planteo la cuestión de su vocación. Como siempre recurrió a Nuestra Señora para que le ayudase a resolver el problema. Le pedía luces y gracias, pero el asunto no se aclaraba. En estas andaba, cuando se decidió a visitar una ermita cercana, en la que había una imagen con fama de milagrosa. Se puso en camino y, nada más llegar, se postro a los pies de María Santísima. Empezó a rezar su rosario y al terminar cada misterio decía: ¡Madre mía! ¿Qué deseas de mí? ¿Cómo me quieres: casadita o monjita? Y miraba a la imagen, que no le respondía. Así transcurría su oración, pero al final –cuando acabo de rezar las letanías--, volvió a preguntar: ¿casadita o monjita? Y el niño Jesús, que la Virgen tenía en sus rodillas, respondió: ¡Monjita! Y la chica, contrariada, le dijo: ¡Calla, Niño, que estoy hablando con tu Madre!
Posted on: Sun, 04 Aug 2013 04:34:36 +0000
Trending Topics
Recently Viewed Topics
© 2015