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Ensayemos juntos un análisis introspectivo de una de las más polémicas e inquietantes reacciones psicológicas que se conocen y se estudian en la actualidad en el campo de las ciencias de la mente, el llamado “Síndrome de Estocolmo”. Reconozcámonos los argentinos en él, como partes de una sociedad-masa que pierde su poder de reacción y se distorsionan sus modos de enfrentar las injusticias a que se ve sometida y como el ciudadano se somete a diario aceptándolo todo por parte de un estado que solo se mira el ombligo. ¿Cómo se identificó el Síndrome de Estocolmo? Las reacciones de la mente humana ante los traumas pueden ser tan variadas como podamos imaginarnos. Sin embargo, en ocasiones, ciertos tipos de respuestas ante situaciones extremas pueden ser tan similares en tantas personas que para su mejor estudio y tratamiento son agrupados y clasificados por los especialistas de la mente de diferentes maneras. En el año 1973, en Estocolmo, la tranquila capital de Suecia, ocurrió algo muy inusual que conmocionó al país, el asalto al Banco de Crédito de la ciudad. El asalto se complicó cuando los delincuentes fueron descubiertos y la policía rodeó el edificio, lo cual provocó que los clientes fueran retenidos como rehenes durante varios días. Mientras pasaban las horas y las negociaciones se extendían, y a pesar del terror obvio de sufrir esta situación, los cautivos se fueron identificando de tal manera con sus raptores que terminaron colaborando con ellos y protegiéndolos de los cuerpos de la policía. El fenómeno llegó a tal punto que, al ser liberados, algunos rehenes no querían separarse de los asaltantes y llegaron a besarlos y expresar una extraña devoción por ellos. Esta reacción ante el cautiverio fue bautizada como Síndrome de Estocolmo por el psiquiatra Nils Bejerot, asesor de la policía sueca. ¿Qué explicación tiene el Síndrome de Estocolmo? Desde un punto de vista psicológico, esta reacción está considerada como una de las numerosas respuestas emocionales que puede presentar una persona secuestrada debido a la vulnerabilidad e indefensión extrema que produce el cautiverio, si bien no es particularmente frecuente. Este síndrome se presenta sólo cuando la persona se identifica de manera inconsciente con su agresor, en ocasiones por considerar que es responsable de la propia agresión, lo que la lleva a imitar moralmente e incluso físicamente la personalidad del delincuente o adoptar determinados símbolos de poder que lo caracterizan. En nuestro caso los militantes, los activistas y los políticos y funcionarios en general actúan de modo tal que organizada y silenciosamente operan 24 hs. al día en el vaciamiento de los recursos de nuestro país. Lo hacen subvencionados por nosotros mismos, que somos quienes les pagamos sus sueldo de modo tal que tengan todo el tiempo para pensar como robar sin que nosotros mismos nos percatemos demasiado. Esto se dá mientras muchos “simpatizantes” de tal o cual partido toma parte para defenderlos a ultranza en su accionar delictivo. NO SEAMOS CHOLULOS DE NINGUNA DE LAS FUERZAS POLÍTICAS QUE ACTÚAN, porque NO SON CREÍBLES. SU ÚNICO OBJETIVO VISIBLE (y bien visible -el que no quiera ver es ciego-, es robar sistemáticamente al pueblo). No debemos LEGITIMAR SU SAQUEO LEGITIMÁNDOLOS CADA CUATRO AÑOS MIENTRAS NOS ROBAN MINUTO A MINUTO!!!! La autoridad moral se basa en la credibilidad que tiene una persona dentro de una sociedad determinada. Nace del ejemplo ético de su comportamiento, de la coherencia entre lo que dice y lo que hace y de su comportamiento en dicha sociedad, pues una autoridad moral es una persona que debe servirnos de ejemplo, ya que esta persona ha hecho lo que nos aconseja o lo que nos prohíbe y tiene el conocimiento de causa por lo cual, tiene autoridad moral. Es como si tú a un niño le dijeras no comas dulces mientras tu comes uno, ahí no tendrías esa autoridad, pero si tu dejaras los dulces y después le dijeras al niño tendrías una autoridad porque tu estas diciendo lo que tú ya llevaste a la práctica! Con que autoridad moral nuestros funcionarios del estado: Nación, Afip, Gobernaciones, intendencias, etc. exigen vorazmente el pago de impuestos si NUNCA MUESTRAN QUE SE HACE CON NUESTROS DINEROS? LA TRANSPARENCIA PERJUDICA GRAVEMENTE A LA CORRUPCIÓN!! ESTA DEMOCRACIA SIN TRANSPARENCIA ES UNA GRAN MENTIRA! La gran denuncia escrita leí una vez que se refería así al Capital de Marx.! LA CORRUPCIÓN, sea de izquierda o de derecha -es lo mismo-. De ahí la necesidad hoy: EXIJAMOS TRANSPARENCIA ON LINE ! No alimentemos más a la corrupción! Internet es nuestra herramienta. El Síndrome de Estocolmo se entiende actualmente como un mecanismo de defensa inconsciente del secuestrado, - EL CIUDADANO- quien al no poder responder oportunamente a la agresión del secuestrador, -EL ESTADO-, para mantener un equilibro psicológico, reprime esta respuesta defensiva natural de tal manera que tienden a acumularse y dirigirse contra sí mismo. Esto conlleva a una progresiva identificación con el agresor, pudiendo surgir sentimientos de simpatía y agradecimiento hacia él incluso una vez terminado el secuestro, por haberles “permitido” seguir vivos, aunque esto no haya sido por voluntad propia del secuestrador, sino de una oportuna intervención policial. En nuestro caso, en nuestra democracia es común el “roban, pero hacen”, una especie de reacción social masiva muy similar, como mal de muchos, consuelo de tontos, ante la imposibilidad –aparente- de no poder hacer frente al sistema impuesto, avasallador, depredador y saqueador del estado de corrupción generalizado de las instituciones democráticas. Una cosa en la que coinciden muchos expertos, es que para desarrollar esta reacción emocional es necesario que la víctima no se sienta extremadamente maltratada o violentada, ya que esto podría transformarse en una especie de barrera defensiva e impediría la identificación con los captores y la posibilidad de aceptar lo “bueno” que pueda haber en sus propósitos o actitudes. No obstante, este límite es muy variable entre las diferentes personas, por lo que para las que una determinada acción puede resultar una agresión personal fuerte e imperdonable, para otras puede no serlo tanto y no impedir que desarrolle el Síndrome de Estocolmo. Nuestro estado democrático nos mantiene rehenes tal como gallinas en el gallinero, esperando que día a día vengan a recogerle, extraerle sus huevos de sus nidos. Aunque fue identificado en un principio en rehenes, también se ha diagnosticado este síndrome en personas que son agredidas en su entorno familiar, las víctimas de incestos, los miembros de determinadas sectas, prisioneros en campos de concentración, prisioneros de guerra y niños que han sido torturados psicológicamente, como así las sociedades enteras como la nuestra que es incapaz de visualizar al enemigo, y por el contrario lo defiende irracionalmente. El duro oficio de ser ciudadano y exigir nuestros derechos en una democracia, cuyo espectro de la corrupción es tan amplio que el pueblo en general pierde noción de sus reales derechos, seguramente esto también fomentado y manipulado desde los medios masivos de difusión. POR ESO INTERNET ES TU TRINCHERA, nuestro modo de concientizarnos y participar. Salgamos de LA CORRUPCIÓN CIRCULAR QUE SE RETROALIMENTA CON LA INGENUIDAD DE LOS MILITONTOS Y DE LA MANSEDUMBRE DE UN PUEBLO QUE NO ALCANZA A VER LA IGNOMINIA: nos roban en nuestras propias narices y a la vista de todos, TODAS LAS INSTITUCIONES DEMOCRÁTICAS. POR ESO LAS CUENTAS PÚBLICAS DEBEN SER PÚBLICAS ON LINE MINUTO A MINUTO A TRAVÉS DE INTERNET. Si La solución de nuestros problemas está bien definida, porque seguimos con el problema? Rompamos la cadena-síndrome de Estocolmo. Tenemos que crear las instituciones en que la función del vigilante sea meter la finanza en vereda para que no lastime la libertad del pueblo. Arturo Jauretche . CREEMOS LA INSTITUCIÓN DE LA TRANSPARENCIA ON LINE. Y la dura corrupción se derrite como una barra de hielo al sol.
Posted on: Sun, 24 Nov 2013 22:46:27 +0000

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