Era una mañana frÃa, no hacÃa mucho sol pero el clima era agradable. Me dirigÃa al centro de la ciudad. Al caminar observaba como la gente corrÃa a sus compromisos, los niños a sus escuelas, los puestos ambulantes comenzaban a abrir. Seguà mi camino hacia el café-bar. Que siempre estaba acostumbrado a ir. Al tomar asiento pedà el menú para ver que me ofrecÃan. De momento me distraje y me desconecte de la realidad. Una voz tierna me preguntó: -¿Qué desea tomar?- Al verle su cara para hacer mi pedido, vi que era muy linda, aproximadamente de 18 años. Me quedé corto de palabras y le conteste: -Haaa, quiero un café y donas, por favor,- Cuando volvió con mi orden me sonrió de tal manera que me sentà algo apenado. Al retirarme del café-bar sólo pensaba en ella. Una y otra vez en su linda voz y su mirada alegre. A pesar de este episodio tan breve, paso por un momento en mi cabeza si la volverÃa a ver. Pasaron los dÃas y ni aun asà dejé de pensar en ella. Eran muy pocas las veces que la veÃa, pero esas ocasiones las miradas de ambos se cruzaban siempre tratando de dar un mensaje, un aviso o un sentimiento. No sabÃa si aquella joven sentÃa lo mismo que yo: amor que nació y que fue creciendo poco a poco. Cierto dÃa en el que me encontraba por el parque, me tope con la muchacha, esta vez se veÃa más alegre. Se dirigió hacia a mà y me dijo: -hola, te he estado buscando: es que la última vez que fuiste al café olvidaste tu libro- Apenado le conteste: -gracias y disculpa por las molestias que te cause.- -no te preocupes- me contesto con risueño. Con el tiempo nos empezamos a conocer. Cada vez sentÃa yo que aquel sentimiento crecÃa y crecÃa. Tuve que salir de la ciudad. Estuve fuera tres años. En donde todo ese tiempo pensaba en ella, su linda voz, su personalidad. Las cartas que le mandaba no tuvieron respuesta: asà que por un tiempo me resigné. Al llegar a mi ciudad lo primero que hice fue ir a buscarla, más no me daban razón de ella. Cuando creà que ya habÃa perdido todo, a lo lejos vi aquella muchacha. Se veÃa diferente, la dicha que tenÃa desapareció, su belleza que la caracterizaba se estaba marchitando poco a poco. Me acerqué y le dije: -hola, como estás- Ella, con la poca alegrÃa que tenÃa me contesto: -hola, pensé que ya no volverÃas.- Platicamos sobre lo que paso en todo este tiempo. Yo sentÃa que algo me ocultaba; trataba de saber más pero ella me lo impedÃa. Después de un mes estaba en mi trabajo. Al ver en el periódico encontré en el obituario su foto y su nombre. Al leer quede impactado; sentÃa como si me cayera una cubeta de agua frÃa. Me aislé por un tiempo del trabajo, mis amigos en fin de todo; las ganas de vivir se me habÃan ido. Cuando todo estaba perdido tacaron a mi puerta. Bajé y al abrir. Al ver al cartero me dijo: -Esta carta tiene un mes que se la enviaron pero como no se encontraba apenas se la entregó. -muchas gracias- le contesté. Extrañado por esto comencé a ver el sobre: no decÃa nada, no tenÃa la información que deberÃa llevar una carta. La abrÃ, tome asiento y comencé a leerla… Hola, espero que estés bien. Yo ya no estoy aquÃ. Sabes es gracioso como suceden las cosas en esta vida. Desde que te vi por primera vez tuve la sensación que nunca habÃa experimentado antes, sentà mariposas en mi estómago y siempre querÃa verte, cuando olvidaste tu libro me emocione porque sabÃa que tenÃa que volver a ver. Te querÃa decir lo que sentÃa por ti pero tuve miedo y mejor me calle. Fue estúpido no decÃrtelo. Pero desafortunadamente te fuiste: te busqué y preguntaba por ti pero nadie me decÃa con exactitud en donde te encontrabas, nunca me resigne y espere a que volvieras. Lamentablemente enferme: los doctores me detectaron leucemia. Todo mi mundo se vino abajo. No sabÃa qué hacer; lo único que querÃa era verte y estar contigo, soñaba con el momento en que volverÃas pero me di cuenta de que ya no regresarÃas y seguà con la poca vida que me quedaba. El tiempo pasó. Cada vez estaba más triste y débil, sabÃa que mi hora estaba por llegar. Cuando te vi en el centro aquella vez, sé que notaste mucha diferencia en mà asà que no te dije nada. Lo último que puedo decirte es que realmente te quise. Que desde aquella vez en que te conocà me enamore de ti, no quiero que te culpes por lo que sucedió, ambos fuimos tontos. Sólo quiero que me prometas algo y quiero que seas feliz: siempre sonrÃe y demuéstrale a una persona que quieres lo que sientes, no calles y no cometas lo mismo que sucedió entre ambos porque yo sé que tú me quisiste y siempre lo sabré porque me llevaras en tu corazón y mente Con amor: Carolina Al terminar de leer lloré y lloré como nunca lo habÃa hecho. Me comprometà a cumplir la petición de Carolina: no volver a cometer el mismo error. Salmos 73:21-26 "Se llenó de amargura mi alma , Y en mi corazón sentÃa punzadas. Tan torpe era yo, que no entendÃa; Era como una bestia delante de ti . Con todo, yo siempre estuve conti go; Me tomaste de la mano derecha. Me has guiado según tu consejo, Y después me recibirás en gloria. ¿A quién tengo yo en los cielos sino a ti? Y fuera de ti nada deseo en la tierra. Mi carne y mi corazón desfallecen; Mas la roca de mi corazón y mi porción es Dios para siempre...:"(
Posted on: Wed, 03 Jul 2013 17:37:42 +0000
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