Era una noche a mediados de Noviembre, uno de los pocos días donde se podían apreciar los fulgurantes luceros en la oscuridad. Y así como todos los jóvenes en esta era de la tecnología, me encontraba en trance frente a la incandescente pantalla interactuando con un mundo irreal, y aun no logro recordar en que lapso de la noche sucedió. Un sonido sordo, acerado y potente invadió la habitación en la que me encontraba, aun afectada por el estremecimiento no lograba articular ningún movimiento, ni siquiera un parpadeo. Tal vez el fin del mundo, pero el momento era eterno, ese instante no cesaba, eran minutos e incluso horas y lo que ordenaba mi cerebro a mi cuerpo eran intentos fallidos. Ya no era yo. Como cubierta por una capa de hormigón, mis manos y mis pies sudaban frio, mi estomago estaba encogido, mi cuerpo temblaba sin regulación y mi rostro como piedra evidenciaba terror. Cuando por fin logré emitir un suspiro largo y pesado, se convirtió en una respiración vertiginosa y acelerada. Snow mi valiente compañía, emitía ladridos desesperados mientras observaba temeroso la puerta al patio trasero. Ya comprendía algo, ESO, estaba en mi patio trasero y tenía una infinita necesidad de correr a observarlo, necesidad que me aterraba al mismo tiempo porque allí en ese instante medio planeta descansaba bajo el oscuro cielo y yo desconocía el peligro que me atisbaba unos pocos metros después de cruzar la puerta del patio de la casa en la que solo residíamos mi perro y yo. Que alguien me socorriera, y evitara la desgracia de mi vida, que alguien me atara a un banco de compacto metal dentro de una cámara bajo llave. El impulso que me llevaba a la locura eludía cualquier orden que tratara de dar a mi cuerpo.
Posted on: Sat, 16 Nov 2013 00:39:09 +0000