Es imposible no hacerse hincha del Social. - TopicsExpress



          

Es imposible no hacerse hincha del Social. #VamosSocial Crónica del Social y Cultural Clausura 2013 - Octavos de final Todo el año es carnaval Por Manuel Mandeb Social y Cultural derrotó a Ponele un toldo 3 a 0 con fútbol, esfuerzo, magia, máscaras, inteligencia y garra. Todo esto confluyó en ese resultado que aparenta decir mucho, pero esconde más de lo que muestra. Cuando un equipo derrota a otro con un margen holgado se lo llena de gloria, se vuelcan esperanzas y deseos sobre él, los cuales muchas veces ocultan envidia y la asignación de una responsabilidad de cara al futuro que aventura una derrota pretendidamente imposible que, si se da, condena el equipo al fracaso. De nada de esto se hablará aquí. Esta columna tratará exclusivamente del carnaval. El carnaval es una festividad que tiene remotos antecedentes en la Edad Media y se ha conservado de diferentes formas en muchas tradiciones. Pero hay ciertos rasgos que lo identifican, vinculados al modo de experimentarlo o vivirlo. En el carnaval el tiempo no acontece, solamente se vive el instante que es, valga la paradoja, eterno. Y los jugadores del Social vivieron un sábado memorable que volvió indistintos los momentos: calentar, jugar y beber. Tres situaciones vividas de la misma manera: con alegría, fervor y entusiasmo. Pelotear fue como jugar contra el rival o encarar una bondiola completa con birra. No hubo segundo que escapara al placer de compartir, lo que volvió indiferente el paso de los minutos. Todo fue un instante de goce, fuera del Tiempo. Otra característica del carnaval es que en él se borran las diferencias. El “noble y el villano” bailan y se dan la mano. Así, del norte, del sur y del oeste fueron llegando al predio. Cada uno como pudo y luciendo sus ropas diversas, borradas luego por el uniforme albinegro. Indistintos tocaron, se alentaron, ayudaron, acompañaron, gritaron, frenaron, empujaron, bebieron. Cuando las remeras volvieron a diferenciarlos, ellos ya no reconocían los contrastes. Todos uno, un equipo. Y el tercer rasgo propio del carnaval es su carácter improductivo, desinteresado. Energía física y mental puesta al servicio de lo inútil. Si el trabajo tiene como fin generar dinero y el dinero no dejar de consumir y consumirnos, jugar a la pelota, como se divierte el Social, tiene como virtud no servir para nada. Hacer las cosas sin un propósito, en una sociedad que busca que todo tenga una función y una utilidad, dignifica a estos jugadores. No es que no quieren ganar, sino que no persiguen la victoria. Se concentran en un trago, en un piropo o en salir jugando del fondo porque saben que el resto viene solo. Ganar es una consecuencia fatal para un equipo que construye amistades en cada pase. Y la amistad es lo desinteresado por excelencia. Dos notas al pie. Una, dedicada al juez. Este ha sido bautizado como el árbitro vanidoso. Herido en su ego más profundo solamente se le ocurrió expulsar a un jugador “toldeño” cuando tímidamente lo insultó, aunque los albinegros hayan recibido golpes de todo tipo durante prácticamente todo el partido. La otra, sobre el gol. Elordi, Maldonado, Badía, Buisán, Flores y la red. Por sus caricias pasó la doncella que no se mancha. Intentar describir esa jugada es destruirla. Solamente se la puede evocar para que cada uno recuerde ese instante de su vida como algo eterno, indistinto y desinteresado, como un día de carnaval. Que todo el año sea carnaval, para el Social, quiere decir que cada partido es vivido como tal.
Posted on: Thu, 21 Nov 2013 19:17:58 +0000

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