Es indudable que la Constitución está obsoleta, necesita un profundo cambio para adaptarlo a las nuevas necesidades y realidad social; incluso quizá se necesitaría un nuevo proceso constituyente que elaborara una nueva Constitución de acuerdo a los tiempos, con una normativa más clara y menos ambigua, donde la norma de normas dejara claro y asentados los derechos universales y libertades de los ciudadanos sin capacidad para poder ser conculcados por parte de ninguna ideología o partido en el poder, tal y como ahora está ocurriendo. Pero concluyendo que es “muy necesario” ese cambio, la pregunta que me hago es ¿hay actualmente un espectro político adecuado para un cambio de esa magnitud?, mi percepción personal, es que no. Un cambio constitucional requiere una mentalidad e intelectualidad distinta a lo que nos ofrecen los liderazgos políticos actuales, aunque unos más que otros en honor a la verdad, pero existe una indudable falta visión sobre los intereses de los ciudadanos y la sociedad en su conjunto, y es sustituida por los intereses y estrategias miopes de los actores políticos, tanto de tipo partidario e ideológico, como de intereses personales que aún es peor. Hay una indudable falta de ética, muy necesaria, tanto en funcionamiento interno de los partidos, como de los liderazgos de estos, para abordar un cambio tan importante como es el armazón sobre lo que se debe construir el propio Estado para la convivencia de los ciudadanos. Mucho me he extendido, para en realidad decir que es necesaria una nueva Constitución, pero que hoy por hoy no es posible, porque no existen, o al menos se vislumbra, las personas adecuadas para hacerlo
Posted on: Mon, 02 Dec 2013 09:39:31 +0000
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