Esperé esta noche ansiosamente y por fin llegó. Es un honor estar aquí, dijo Anthony mientras observaba alucinado hacia una platea Olímpica colmada. En 2012 ya había ofrecido dos conciertos multitudinarios en Montevideo: uno en el Estadio Charrúa y otro en el Centenario junto a Chayanne, con quien recorrió Estados Unidos y Sudamérica. Esta vez, acompañado por pantallas de led a los costados y una grande al fondo, el artista saltó al escenario a las nueve y media de la noche con su habitual derroche de energía, vistiendo un traje negro y lentes oscuros. Gran parte del público femenino llegó al delirio con el romanticismo que desplegó el intérprete: las fanáticas más osadas le arrojaron varias cosas, desde una bandera uruguaya que no tardó en colgar del micrófono hasta ropa interior, pasando por varios peluches y una rosa. El poder de convocatoria del ex de J.Lo en Uruguay es indiscutible y siempre los boletos para sus conciertos se venden como pan caliente. Esta vez no se fue con las manos vacías: su último disco, 3.0, de donde se extrae el hit Vivir mi vida (que sirvió de cierre para el show), le valió la distinción de Oro y Platino por el número de ventas en el mercado local. Al mismo tiempo, la comuna capitalina lo declaró Visitante Ilustre de la ciudad. Repertorio. Fiel a su estilo, el pulso del recital estuvo marcado por los principales clásicos de su carrera, entre los que Anthony se mostraba muy afectuoso con el público, al que llamaba una y otra vez mi gente. Tras un explosivo arranque con Valió la pena, superando leves deficiencias de sonido al principio, el rey de la salsa continuó con varios de sus pilares románticos: Y hubo alguien, Hasta ayer y Volando entre tus brazos. La lista de canciones también incluyó el imbatible Contra la corriente, su versión de Y cómo es él de José Luis Perales (que, confesó, lo pone triste siempre que la escucha), Vivir lo nuestro, ¿Qué precio tiene el cielo?, Hasta que te conocí de Juan Gabriel y Tu amor me hace bien, títulos que convirtieron a la Olímpica en una auténtica pista de baile. En general el espectáculo no se diferenció mucho de los últimos que presentó en Montevideo a pesar de contar con un disco nuevo. Sin embargo, el músico de origen boricua fue secundado por una banda de primerísimo nivel, integrada por ocho músicos además de tres coristas que lo respaldaban vocalmente en todo momento. En conjunto, el grupo alcanzó grandes momentos de lucimiento, con especial destaque para el baterista y el violinista. Anthony volvió con sus cualidades vocales intactas y el histrionismo bien urdido. Su capacidad para ponerse en la piel de personajes sufrientes que aman con desesperación es uno de sus mayores atractivos y, en ese sentido, el público se vio de sobra recompensado con un puñado de canciones de probada trayectoria internacional. Éxitos. Su último disco, 3.0 que tantos réditos le ha dado, es el primer trabajo con canciones inéditas desde Amar sin mentiras de 2004. 3.0, está encabezado por la ya mencionada Vivir mi vida, gran éxito radial. Y eso quedó confirmado anoche, cuando la platea Olímpica, poblada de luces de las pantallas de los celulares, cantó a coro el tema antes de que el propio artista lo hiciera sobre el escenario. Fue un cierre inolvidable para las 17 mil personas que fueron a ver un auténtico show de uno de los interpretes clave a lo largo y ancho del continente. Durante dos horas de concierto, el músico se movió sin parar entre diversos ritmos. Sin embargo, el show hizo especial hincapié en la salsa, su género por excelencia. Todo combinando sus característico repertorio con una puesta en escena más que contundente. Incluso tuvo tiempo para recordar un dato importante: que Uruguay fue el primer lugar donde tocó fuera de su país. En ese momento señaló además al productor Rubén Yizmeyián que se encontraba a pocos metros. La gira que trajo a Anthony a Montevideo pasó por Perú, Bolivia, Colombia, México y varias ciudades de Estados Unidos cosechando excelentes críticas.
Posted on: Fri, 15 Nov 2013 21:33:57 +0000
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