Este PSOE moderado, posibilista, con sentido de Estado y (por qué no decirlo) de Patria, fundamental para alcanzar la concordia de la Transición, es el que se cargó ZP con mucho cuidadito, volviendo a las andadas de odios y revanchas, escarbando en la fosa de las dos Españas. Renovó a los renovadores, pero tirando al monte de cuanto representó el PSOE Histórico de Llopis. Y, a su vez, dejando como abueletes históricos a los que habían hecho grande al partido y a la democracia en España. Contemplo con desazón que Rubalcaba persiste en este error de la renuncia a la moderación del pasado e Griñán insiste, en la Andalucía del Dedazo del Susanazo. Un PSOE cada vez más radicalizado y revolucionario, y, paradójicamente, cada vez más enmoquetado, que quiere dejar sin votos a sus socios de IU. Los «tiempos nuevos» de Susana Díaz reniegan no sólo de la Transición, sino del PSOE de la Transición. De hecho han vuelto al marxismo...de despacho y coche oficial. Como si Suresnes nunca hubiera existido y hubiera vuelto Rodolfo Llopis con esta revolución de la Señorita Pepis. Al contrario que en «Casablanca», nunca nos quedará París, donde todo el PSOE cabía en el taxi que cogieron allí para ir a Suresnes.
Posted on: Tue, 30 Jul 2013 23:20:15 +0000
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