Extraído del libro Sedienta está mi alma de Ti... Jaguim 2 Sin excusas Era Januca, y el Rab Israel, el Maguid de la ciudad de Kotznitz, contó a su familia:“Cuando era chico, de siete años de edad, solía quedarme a estudiar Torá en el Bet Keneset de mi poblado. Mi padre era un trabajador pobre, se ocupaba de arreglar libros, pero en mi casa no había ni velas ni libros para estudiar por las noches. Mi padre se alegraba de que estudie, pero me solicitaba una sola cosa, que tenga cuidado cuando volvía para la casa. Llegó Januca y le avisé a mi padre que luego de encender la Janukiá iría al Bet Keneset y estudiaría allí, ya que las velas durarían más tiempo que en casa. Mi padre aceptó pero, además de repetir su pedido, me pidió que regrese al consumirse las velas. Yo acepté. En el Bet Keneset comencé a estudiar sin percatarme que el aceite no se consumía, parecía que los ángeles disfrutaban de mi estudio e impedían que ese aceite se consumiese. Las horas pasaron hasta que la última mecha se apagó. Volví a mi casa y encontré a mi padre preocupado, esperándome, y sin dejarme explicarle... me retó. Preferí callarme, ya que si le hubiese contado lo que ocurrió estoy seguro que me hubiese creído pero... ¡estaría usando la corona de la Toráen mi beneficio! Preferí el reto injusto antes de usar a la Torá
Posted on: Thu, 28 Nov 2013 04:03:23 +0000
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