F. K. tomado de: C a M. "Hacía mucho que no le escribía, Frau - TopicsExpress



          

F. K. tomado de: C a M. "Hacía mucho que no le escribía, Frau Mílena, y hoy mismo sólo le escribo por casualidad. No hay necesidad de que me disculpe por mi silencio, usted sabe cómo odio las cartas. Toda la desdicha de mi vida proviene, si se quiere, de las cartas o de la posibilidad de escribirlas. Y con esto no me quiero quejar, sino formular una observación instructiva. Muy pocas veces me ha engañado una persona; las cartas siempre me engañan. Y no sólo las de otros, sino también las mías. En mi caso es una desgracia muy particular de la cual prefiero no seguir hablando; pero, al mismo tiempo, es una desdicha general. La facilidad de escribir cartas tiene que haber traído al mundo -considerado desde un punto de vista exclusivamente teórico- una terrible perturbación de las almas. Porque es una relación con fantasmas -y no sólo con el fantasma del destinatario, sino también con el propio- la que se va gestando bajo la mano que escribe, en esa carta y, más aún, en una serie de cartas de las cuales una corrobora a la otra y puede apelar a ella como testigo. ¡A quién se le ocurrió que la gente puede mantener relaciones por correspondencia! Uno puede pensar en una persona ausente y puede tocar a una persona presente; todo lo demás supera las fuerzas humanas. Pero escribir cartas significa desnudarse ante los fantasmas, cosa que ellos aguardan con avidez. Los besos escritos no llegan a destino, son bebidos por los fantasmas en el camino. Y esa abundante alimentación hace que los fantasmas se multipliquen en forma tan desmesurada. La humanidad lo percibe y lucha contra eso; para eliminar en lo posible todo lo fantasmal que se interpone entre los hombres y para lograr una comunicación natural, para recuperar la paz de las almas, ha inventado el ferrocarril, el automóvil, el aeroplano. Pero ya es tarde; es obvio que esos inventos han surgido en plena caída. La otra parte es mucho más serena y fuerte: después del correo inventó el telégrafo, el teléfono, la telegrafía sin hilo. Los fantasmas no morirán de hambre, pero nosotros sucumbiremos. Me sorprende que usted no haya escrito aún algo al respecto; no para evitar o para lograr algo con la publicación -es demasiado tarde para eso-, pero por lo menos, para demostrarles a "ellos" que se los conoce. Pero a "ellos" también se los reconoce en las excepciones. Porque a veces dejan pasar una carta sin interferir y esa carta llega como una mano amiga, ligera y tierna, a depositarse entre las nuestras. Y bien, es probable que sólo se trate de un espejismo y quizás esos casos sean los más peligrosos y haya que cuidarse de ellos más que de los otros. Pero si se trata de un fraude, el engaño es perfecto. Hoy me ocurrió algo por el estilo y por eso pensé en escribirle. Hoy recibí carta de un amigo a quien usted también conoce ; hacía mucho que no nos escribíamos, cosa muy sensata, pues de todo lo dicho surge que las cartas son un excelente remedio antisueño. ¡En qué estado llegan! Resecas, vacías e irritantes, una alegría fugaz seguida de un largo sufrimiento. Mientras uno las lee, olvidado de sí mismo, el resto de sueño que uno conservaba levanta vuela y huye por la ventana abierta para no regresar por mucho tiempo. Por eso dejamos de escribirnos, pues. Pero yo pienso muy a menudo en él, aunque de manera demasiado fugaz. Todos mis pensamientos son demasiado fugaces. Pero anoche pensé mucho en él, durante horas; consagré mis horas nocturnas de cama -tan preciosas para mí por su hostilidad- en repetirle una y otra vez, con las mismas palabras, en una carta imaginaria, asuntos que me parecían importantísimos en ese momento. Y por la mañana llegó una carta de él. Y, por añadidura, en esa carta, mi amigo decía que desde hacía un mes tenía la sensación -o mejor dicho, hace un mes tuvo la sensación- de que debía visitarme, lo cual coincide extrañamente con cosas que yo había experimentado. Esta historia epistolar me impulsó a escribir una carta y ya que escribía, cómo no escribirle también a usted, Frau Mílena, que quizá sea la persona a la cual con mayor gusto escribo (en la medida en que se puede escribir con gusto; pero estas palabras sólo están destinadas a los fantasmas que asedian mi escritorio con avidez)".
Posted on: Sun, 01 Sep 2013 00:41:36 +0000

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