F. tiene 17 años, una bebé de 1 mes y días, su compañero en un - TopicsExpress



          

F. tiene 17 años, una bebé de 1 mes y días, su compañero en un instituto de menores, 1 padrastro que es biológicamente padre pero no simbólicamente, un padre que es padrastro, una madre muerta tras parir a su décimo hijo, 9 hermanos, 15 sobrinos, 8 tatuajes. F. alimenta a su beba con la leche proporcionada por algún Programa, la cambia, almuerza ella y concurre al consultorio 9 a su entrevista con la psi. F. dice: “-Me puedo acostar?” y señala la camilla médica que está en el consultorio 9 del Hospital que queda en esa zona rodeada de camionetas de miles de dólares porque hay muchos transas y señoras que hacen tortillas en condiciones de higiene olvidadas, donde el polvo, las moscas y la basura conviven con niños desnutridos, madres con celulares Samsung Galaxy de dudosa procedencia, padres que no ejercen el rol porque están muertos, detenidos o de gira, una médica nutricionista estudiante de bombo legüero, punteros atentos a los cambios peronistas (“ahora estamos con Massa, ya van a ver en el 2015 nos vamos pa´arriba!”), barriadas inundadas de paco, de pastillas, de planes sociales, de mujeres solas, donde las abuelas tienen 30 y poco de años y las madres 12. F. se acuesta, y habla. Como si fuera una protagonista de En Terapia, o de Historias de diván. F. habla y yo tuerzo la silla y la escucho. F., 17 años, una vida de mierda, armó solita su espacio y su dispositivo. Se apropió de la camilla, la transformó en diván, habló y habló. Luego buscó a su beba y se fue a su curso de panadería. Freud, en 1918, escribió: “(…) puede preverse que alguna vez la conciencia moral de la sociedad despertará y le recordará que el pobre no tiene menores derechos a la terapia anímica que los que ya se acuerdan en materia de cirugía básica. Y que las neurosis no constituyen menor amenaza para la salud popular que la tuberculosis, y por tanto, lo mismo que a esta, no se las puede dejar libradas al impotente cuidado del individuo perteneciente a las filas del pueblo. Se crearán entonces sanatorios o lugares de consulta a los que se asignarán médicos de formación psicoanalítica, quienes, aplicando el análisis, volverán más capaces de resistencia y más productivos a hombres que de otro modo se entregarían a la bebida, a mujeres que corren peligro de caer quebrantadas bajo la carga de las privaciones, a niños a quienes sólo les aguarda la opción entre el embrutecimiento o la neurosis. Estos tratamientos serán gratuitos (…)” F. no leyó a Freud, Freud no conoció San Francisco Solano. Yo leí a Freud y voy a trabajar a San Francisco Solano los martes y los jueves. Cuando me pregunto: qué necesidad tengo???? llega F. Se acuesta en su diván y habla con su analista. Y ahí le vamos dando pelea un poco al paco, a las pastis, a las vidas de mierda y a la muerte. Feliz setiembre, queridxs! youtube/watch?v=37V2XQ7cmtY
Posted on: Tue, 03 Sep 2013 01:25:06 +0000

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