FEDERACION/ AÑOS DORADOS DE LAS JANGADAS Imprimir E-Mail LUNES, - TopicsExpress



          

FEDERACION/ AÑOS DORADOS DE LAS JANGADAS Imprimir E-Mail LUNES, 21 DE MAYO DE 2012 Página 3 de 3 El duro oficio de los jangaderos no distinguía los días de frío. En medio de crueles heladas era común ver a sacrificados obreros con el agua hasta la cintura “lavando el pino”, una expresión que es parte de la memoria colectiva, algunos conservaron hasta el día de su muerte “la llaga”, una hendidura en el músculo del hombro, provocada por tanto cargar palos y tablas, sacándolos del agua. “Cuando llegaban las jangadas no había horario, no se paraba ni a la madrugada, se trabajaba las 24 horas”, decía Fermín Cascarilla Fernández al semanario El Federaense en el año 2000, recordando su oficio de lanchero, cuando conducía una embarcación que encabezaba las largas filas de balsas en el río, cuya función era evitar los choques y encallamientos en tramos angostos o muy playos, del irregular río Uruguay. “Los que más sufrían eran los estibadores porque esa madera venía mojada y en invierno se hacía muy difícil por el frío… había que mover un tablón de 5,50 metros por 3 pulgadas, era una cosa increíble como sufrían esos hombres”, “esa gente la única manera que tenía de aguantar era tomando algo fuerte”, relató el jangadero entonces. Cuando se las veía transitar en el río el pueblo entero festejaba, y así lo describe el citado artículo de La Nación: “cuando después de largos días de empinado anhelo la madera asoma por fin en el recodo de la Vuelta de Méndez – una curiosa S en medio del río y se oye el trepidar de los motores de las lanchas arrastrando laos pesados rollizos, el pueblo entero – prácticamente el pueblo entero – se entrega a una alegría profunda y generosa. Saltando y gritando como niños, los moradores costeños saludan el paso de la jangada como si se tratase del paso de un ser querido que viniese derramando dones. Flamean los pañuelos de la bienvenida. Algunos cantan. Otros se abrazan emocionados. Se oyen silbidos y voces. Y cuando tras múltiples maniobras, las vigas tremendas o los grandes tablones de pino se amarran, seguros, en lugares adecuados de la ribera, hombres y mujeres de todas las categorías sociales, sin distingos, se confunden en una misma e idéntica expresión de triunfo”.
Posted on: Sun, 01 Sep 2013 13:29:52 +0000

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