¡FELICITADME: LA HE ENCONTRADO! ¿Por qué emplea nuestro - TopicsExpress



          

¡FELICITADME: LA HE ENCONTRADO! ¿Por qué emplea nuestro Señor dos parábolas tan distintas acerca de la búsqueda de los alejados: la de la oveja extraviada y la de la moneda perdida? Podemos responder que se trata de dos casos diferentes de alejamiento. La oveja sería el caso de aquellos que han dejado el rebaño, es decir, la Iglesia, atraídos por los atractivos del mundo, por las ideologías y creencias incompatibles con la fe. La moneda parece el caso de aquellos que no han dejado la Iglesia, que están todavía en la casa, pero que han perdido su antiguo valor. Son aquellos que asisten regularmente a los sacramentos, pero sin fervor interior, que han perdido su vida de oración personal y que ya no muestran ningún celo apostólico. Están ahí exteriormente, pero interiormente se han distanciado: también ellos andan perdidos. En ambos casos es preciso organizar una minuciosa y amorosa búsqueda para su recuperación. Ello nos muestra la necesidad de realizar tanto una evangelización ad extra como ad intra. Esta última podríamos calificarla de reevangelización o de autoevangelización. La primera evangelización consiste en llamar con suma delicadeza a los que nos han dejado y han adoptado posiciones incompatibles con la fe, y en atraerlas al redil tratándolas con mucha comprensión y misericordia: “Cuando la encontró se la cargó en los hombros”. La segunda consiste en recuperar el fervor de la fe, de la esperanza y de la caridad en nuestras almas, recurriendo al autoexamen, a la oración y al sacramento de la penitencia: “La mujer encendió una vela, barrió el suelo y buscó la moneda cuidadosamente”. Antes de salir en pos de la oveja descarriada, hay que reencontrar la moneda perdida en casa, es decir, la oración personal con Cristo, para ser capaces de desplegar un auténtico celo apostólico.
Posted on: Thu, 07 Nov 2013 13:53:30 +0000

Trending Topics



Recently Viewed Topics




© 2015