Fragmentos de una carta que escribí hace 28 años y que hace poco - TopicsExpress



          

Fragmentos de una carta que escribí hace 28 años y que hace poco encontré: 24 de septiembre de 1985. Querido... Después de casi una semana que esta pesadilla ha comenzado, encuentro un poco de tiempo y un poco de "calma" interior para escribirte. El jueves pasado estaba a punto de salir a mi clase de Alemán. Estaba un poco tarde. De pronto la luz se cortó y un segundo después, me di cuenta que estaba ocurriendo un temblor, fuerte, cada segundo más fuerte y largo, muy largo (90 segundos). Todo se movió pero...fue todo. Pensé que se trataba de un temblor más, el más fuerte que he vivido, pero simplemente otro más. Salí de mi casa y comencé a observar a mi alrededor. Aún no era capaz de entender lo que veía. Seguía preocupada por no llegar tan tarde a clase. Intenté continuar mi camino hacia el Instituto Goethe que está exactamente en la zona de desastre. Cada calle era peor que la anterior. En todos lados edificios derrumbados. La pesadilla comenzó. Y yo todavía no era capaz de darme cuenta de lo que veía: heridos, ambulancias, montones de piedras en lugar de edificios. En ese momento (15 minutos después del temblor) yo creía que eso era todo y...no había visto nada!!... 29 de septiembre. ...por la noche intenté regresar a mi edificio -que está en perfectas condiciones- pero sólo pude hacerlo para recoger algunas cosas y buscar algún otro lugar para dormir pues el edificio de junto de 10 pisos está en muy malas condiciones. Por primera vez tuve miedo, me di cuenta del peligro. Rápidamente hice una pequeña maleta con lo esencial y tomé papeles personales importantes. Fui a la casa de mi hermana que vive en el sur de la ciudad. Tomé mi camino habitual y vi -como en una película- escenas terribles: edificios y edificios que se habían caído, cientos de personas que caminaban a mitad de la calle (no había medios de transporte), estaban tristes, lloraban. Había niños y jóvenes que dirigían a los autos, que trabajaban para levantar las piedras e intentar salvar a las miles de personas que estaban atrapadas bajo montones de escombros. Mucha gente -no del gobierno- si no gente común, habían salido para ayudar. Ellos decían donde había fugas de gas, levantaban los heridos, aportaban sus autos para transportar a los heridos y a los muertos y, sobre todo buscaban a personas en peligro. Has tenido la sensación de que eso que estás viviendo, no es verdad? Es una pesadilla de la que quieres despertar pero no puedes porque es la realidad!! Así me he sentido desde entonces..... Al día siguiente, viernes 20, al llegar a mi oficina, supe que un amigo muy querido había muerto. Estaba en su casa, su edificio se había derrumbado. Entonces conocí una tristeza diferente, era una gran tristeza por él y por todos los demás, por los que habían muerto por los que estaban atrapados, aún vivos y que , tal vez, iban a morir. Hubiera querido llorar, llorar por todos. Con la coordinación de nuestras áreas de trabajo comenzamos a trabajar en las labores de auxilio que se nos asignaron. Trabajamos todo el viernes, localizando personas desaparecidas. A las 19:38, ya de regreso en la oficina, estaba en el piso 36 cuando ocurrió el segundo temblor –muy fuerte también- . Estuve en total control de la situación, ayudé a calmar a algunas personas que lloraban y a bajar las escaleras (36 pisos). Era muy duro. Y tuve miedo y hubiera querido llorar, llorar todo mi miedo y mi desesperación y no era el momento. Era ya de noche cuando llegamos a la calle. Mucha gente estaba afuera. Se sentía el pánico que teníamos. No se podía circular con automóvil. Caminé hasta mi casa. No había iluminación en las calles. Se continuaban escuchando sólo las ambulancias. No había nadie en mi edificio pero no se había caído. Fui a dormir a la casa de un amigo pues ya no podía caminar hasta la casa de mi hermana. Ahí dormimos 5 personas. Las otras habían dejado su casa pues había riesgos de explosión de gas. Sabíamos que había incendios en muchos lugares. Al día siguiente a las 5 am salí de nuevo a las calles a ayudar. En esos momentos ya no tenía tristeza, ni miedo. No sentía nada, no tenía sentimientos, ni pensamientos…nada. Hice todo lo que tenía que hacer automáticamente. Había un muro entre la realidad y yo. Después me di cuenta que estaba enojada contra la naturaleza, contra la corrupción, contra todo. ¿Cómo puede ocurrir una catástrofe así? Me preguntaba. Durante los días siguientes participé en la ayuda de acuerdo a las asignaciones de mi empresa (PEMEX). Vi, entendí y comprendí toda la desgracia que puede ocurrirles a los seres humanos en 90 segundos. Por primera vez vi a un pueblo triste, profundamente triste. Esos mexicanos que siempre ríen, aún en medio de fuertes crisis económicas, esta vez han llorado y han trabajado por los demás. Ahora amo más a mi país por lo que somos los mexicanos. Ahora, a 10 días, estamos intentando recomenzar la vida normal y lo vamos a lograr. Yo espero que no olvidemos nunca esta tragedia. Es una puerta abierta para llegar a ser un país mejor a pesar de…. Dude mucho antes de contarte todo lo que acabas de leer. No es agradable, lo sé, pero esa soy yo, esa es mi situación. No quiero compartirte mi tristeza, creo que no tengo el derecho de hacerlo. He pensado en ti y me ha dado gusto saber que tú no estás aquí y no has vivido estos momentos tan difíciles. No he llorado y tengo necesidad de hacerlo. Necesito llorar y sentirme débil. Quiero que alguien me diga que ya no es necesario mostrarse fuerte ni apoyar a los demás. Aquí, en México, creo que muchos de nosotros tenemos necesidad de escuchar lo mismo y, entonces, continuamos mostrándonos fuertes. Me era necesario contarte todo esto. Tengo la oportunidad de estar viva. Tenemos la vida y debemos aprovecharla. Hay que amarla y vivirla profundamente. Gracias por “escucharme” a través de esta carta.
Posted on: Thu, 19 Sep 2013 18:10:50 +0000

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