GALEANO CIUDADANO ILUSTRE LA ESCANDALOSA AUSENCIA DE TABARÉ VÁZQUEZ (*) Andrés Capelán MONTEVIDEO/URUGUAY/11.07.08/COMCOSUR AL DÍA - El tipo es de los que dicen: “Acá no hay más perro que el Chocolate, y el Chocolate soy yo”. Si alguien no hace lo que él espera que haga: “kaputt” pase lo que pase. Se le importa tres pepinos el protocolo, la buena educación, la gentileza. Se le importa tres pepinos nada. El tipo es mezquino y chau. Es así que dos por tres nos hace pasar vergüenza ajena, yéndose antes o llegando después a alguna cumbre, faltando a propósito a la asunción de algún presidente que no le cae simpático (como Evo Morales, por ejemplo, en Tucumán se fue en mitad de su discurso), o ignorando olímpicamente (precisamente, porque él se siente en el Olimpo) el hecho histórico de que el Mercosur haya declarado primer Ciudadano Ilustre a nuestro gran Eduardo Galeano. Supongo que hubiera deseado hacer todo lo posible por impedir esa distinción. Tal vez lo hizo y no tuvo suerte, más calentura aún. Es que si hay alguien que merece la distinción de Ciudadano Ilustre del Mercosur es Eduardo Galeano, y no quiero menospreciar al lector explicando por qué. Pero bueno, Galeano no ha resultado ser un intelectual servil. Fue coherente y se jugó la ropa en la defensa del agua y en la lucha contra el país forestal y las pasteras. Y eso al tipo no le gustó nada. Por eso ahora lo ignoró, y nos hizo pasar la vergüenza de que el nuestro, el compatriota del homenajeado, haya sido el único presidente del Mercosur que faltara al homenaje. ¡Que le va a hacer! El tipo es necio y no hay con qué darle. Tan, pero tan necio es, que no se dio cuenta de que cometía un acto de suprema estulticia, ya que al fin de cuentas el que quedó pegado fue él, pues dejó al desnudo su necedad, ahí, a la vista de todos, de una manera tan evidente y ostentosa que es imposible de pasar por alto. Pero bueno, si esas bajezas lo hacen feliz, que sea feliz. Si no le da vergüenza, allá él, y sus chupamedias, y sus finlandeses. Él se irá dentro de poco. Galeano se queda para siempre, en la lucha de nuestros pueblos, en su dignidad, en nuestras bibliotecas, y en nuestros corazones. De él no podrá decirse nunca lo mismo. (*) Yo no quería escribir esta nota, pero con el correr de los días se me hizo inevitable, debido al consecuente y obsecuente silencio mediático que siguió al ninguneo en cuestión. Es que -más allá del caso en concreto- esa faceta de la personalidad del Presidente me causa mucha preocupación.
Posted on: Thu, 03 Oct 2013 01:46:59 +0000
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