GI­GAN­TE MA­NO­LO IG­NA­CIO CA­MA­CHO ABC 31 de agosto de - TopicsExpress



          

GI­GAN­TE MA­NO­LO IG­NA­CIO CA­MA­CHO ABC 31 de agosto de 2013 EL mayor pecado del periodismo es el de inventarse noticias y su mayor virtud la de inventarse formatos, géneros y cauces nuevos. Manolo Martín Ferrand fue un virtuoso precursor, iluminado y feraz, que inventó fórmulas de éxito, creó medios de la nada y transitó por los que ya existían con el talento de un maestro, la brillantez de un genio y la personalidad referencial de un líder. Su impronta es la de un gigante mediático, una figura de descomunal importancia que abrió caminos inéditos y ejerció una influencia determinante en la moderna comunicación española. La radio que conocemos y escuchamos es obra suya. Inventó los informativos nocturnos con «Hora 25», los programas deportivos de la madrugada junto a José María García y las tertulias con la «Hora Cero» de Balbín; renovó las mañanas y configuró en las ondas un nuevo orden decisivo en la estructura de la opinión pública. Fundó de la nada Antena 3 y la convirtió en líder nacional de audiencia desde la frecuencia modulada. Dejó su huella en la televisión estatal y fue pionero en el alumbramiento de la privada. Gestionó con eficacia, dirigió con clarividencia, innovó con imaginación y siempre ejerció con exquisita elegancia moral. Como articulista deja una obra larga y versátil, un raciocinio flexible y liberal, plural y abierto; lo que ahora se llama un pensamiento lateral, outofthebox, refractario a banderías sectarias y a todo compromiso que no fuese con el sagrado ejercicio de la libertad. Su clave fue siempre la independencia, no deber nada a nadie y en el peor de los casos actuar como si nada fuese debido. Nunca intervino en juegos de poder porque sólo le interesaba el periodismo: la información, la opinión, los estados de conciencia que configuran la madurez de la sociedad abierta. Al servicio de ese ideal puso su creatividad portentosa y visionaria, su vigoroso empuje y su arrollador liderazgo de director de equipos, pero también su bonhomía y su humor, su refinamiento intelectual y su distinguido hedonismo. Era un gallego fino, sutil, culto, sabio y cosmopolita, un hombre templado y entero capaz de enfrentarse a la inminencia de la muerte sin extraviar en medio del dolor físico su indeclinable ironía. Muchos españoles de hoy, consumidores habituales de medios de comunicación, no saben que le deben gran parte de lo que ven y oyen. Suyo fue el diseño del paisaje sonoro de la Transición, tan bien retratado y homenajeado en algunas películas de Garci: su voz sonaba en el coche que Landa conducía al final de «El crack II» durante una navidad de Madrid, y su perfil asomaba en el rostro de Germán Cobos hablando con Pepe Sacristán en «Solos en la madrugada». Hay un trozo del siglo XX que se va en buena medida con él; ése en que España se desperezó estrenando una libertad que amanecía cada mañana en la radio, la tele y la prensa, como una nación que dialogase consigo misma sobre su incierto destino.
Posted on: Sat, 31 Aug 2013 19:30:43 +0000

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