GRANADA ROMANA 1 --------------------------------- Muchos - TopicsExpress



          

GRANADA ROMANA 1 --------------------------------- Muchos años fueron los que los musulmanes vivieron por estas tierras. Pero antes existió la Granada romana y otras civilizaciones anteriormente. Incluso en la provincia en Orce se dan restos fósiles que pueden ser casi con probabilidad los mas antiguos de Europa. GRANADA ES HISTORIA, ES CULTURA, GRANADA UNICA. ----------------------–----------------------------------------- FLORENTIA ILIBERRITANA. La ciudad de Granada en época romana. La Granada romana. Ilíberis Las excavaciones principales de Flores tuvieron lugar en lo que hoy día es el carmen de la Concepción. No cabe duda, pues, de que ese carmen ocupa en la actualidad lo que en otra época fue el núcleo central de la Granada antigua. Dentro del carmen es difícil definir el lugar exacto en que aparecieron restos arquitectónicos tan importantes. Las descripciones de la época hablan siempre de la calle María la Miel (en su parte que actualmente se llama Placeta de las Minas) y la calle del Tesoro, calle esta última que hacía ángulo recto con la anterior y que ha desaparecido al quedar incorporada al citado carmen. Parece ser que el corte principal de Flores, donde aparecieron el pavimento, el pórtico y las inscripciones, debió de estar prácticamente en la confluencia de ambas calles y con toda seguridad junto a la del Tesoro y en parte por debajo de ella. Si así fue, el posible foro habría que localizarlo detrás de la casa actualmente incluida en el carmen, que tiene salida a la Placeta de las Minas, enfrente del callejón de las Campanas. Si el lugar del hallazgo correspondiese -lo que no creo probable- a la zona que en el plano de Granada de Dalmau (año 1796) se denomina significativamente Vistillas de las excavaciones, entonces el foro habría que situarlo, al menos en parte, debajo de la actual casa principal del carmen de la Concepción ... . EL ALBAICÍN Y LOS ORÍGENES DE LA CIUDAD DE GRANADA. Mercedes Roca Roumens y otros. La posibilidad, sólo abierta en 1982, de realizar nuevas excavaciones sistemáticas en esta zona, clave para el conocimiento de la antigua Granada, ofrecía un interés obvio, máxime cuando dichos trabajos tenían por escenario un solar vecino a la antigua Huerta de Lopera, actualmente Carmen de la Concepción, donde, de acuerdo con los datos aportados por Gómez Moreno y por las recientes investigaciones de Sotomayor, había tenido lugar el descubrimiento del Foro de la ciudad romana de Granada. Los trabajos de excavación se han realizado en el llamado Carmen de la Muralla, separado sólo del Carmen de la Concepción por la calle del Aljibe de la Gitana, concretamente en un solar propiedad del Excmo. Ayuntamiento, limitado al Norte por las murallas árabes del siglo XI, a partir del Arco de las Pesas hacia el Oeste, al Este por la Placeta de las Minas y al Sur por la citada calle del Aljibe de la Gitana. Dos campañas de excavación se han realizado hasta el momento en este lugar. La primera de ellas, dirigida por M. Sotomayor, en noviembre de 1983-febrero de 1984, habiendo sido ya objeto de publicación detallada. La segunda, objeto del presente trabajo, entre los días 9 de septiembre y 13 de diciembre de 1985. Han colaborado en esta segunda campaña, aparte de los firmantes, Isabel Fernández García, becaria de investigación, y Beatriz Risueño Olarte, Alicia Gómez Martín, Antonio Burgos Juárez, María Raya de Cárdenas, Félix García Mora, Cristóbal Pérez Barea, Fernando Villada Paredes, Alfonso Higueras Gutiérrez y Antonio Buendía, alumnos de Licenciatura, adscritos todos ellos al Departamento de Prehistoria y Arqueología de la Universidad de Granada. GRANADA ARQUEOLÓGICA: Ángel Rodríguez Aguilera. En el encorsetado recinto de la Iliberri ibérica era difícil establecer todos estos elementos propiamente romanos y hasta el momento sólo tenemos dudosas referencias de la posible ubicación del foro, dentro del actual Carmen de la Concepción, excavado por Juan de Flores y según la descripción que tenemos del mismo, todo nos indica que la parte que se excavó tenía una superficie aproximada de 485 metros cuadrados en forma de plaza, orientada de este a oeste, pavimentado con losa de mármol de Sierra Elvira y un muro orientado de Norte a Sur en el que se abría una portada del mismo material, con restos de columnas ; basas áticas asociadas a una escalinata de doce gradas que probablemente conducirían al templo o a la basílica . Estos restos se ubicaban en el inicio de la calle del Tesoro, actualmente desparecida, pero que vendría a coincidir con la prolongación del callejón de las Campanas en su confluencia con la calle María la Miel, en la esquina sureste del carmen de la Concepción. El problema es que en 1997 se realizó una excavación arqueológica justo en este sitio y no sólo no aparecieron restos del foro, sino que además la primera ocupación humana documentada sobre la misma roca era una casa del siglo XVII. En este caso, o bien el foro escrito fue otra falsificación de Flores o se encuentra más hacia el interior del carmen. La ubicación del foro es un asunto que ha traído de cabeza a los arqueólogos y por ahora los problemas que plantea su existencia y su ubicación no están resueltos, aunque deberían existir otros elementos raramente reconocidos como romanos, como por ejemplo, la trama urbana ortogonal en la que la calle María la Miel ha sido interpretada por unos como eje viario fundamental de la ciudad romana. MONUMENTOS ROMANOS Y VISIGÓTICOS DE LA PROVINCIA DE GRANADA. Manuel Gómez-Moreno Martínez.“Lo descubierto era un edificio público romano de gran amplitud y no mezquina fábrica, donde espaciábase a cielo descubierto un área enlosada de mármol, y sobre ella se distribuían estatuas con sus pedestales, que consignaban dedicaciones por el Municipio de lliberri en honor de emperadores y patricios ilustres. Era, pues, el foro de la ciudad, y, efectivamente, un fragmento de dintel allí desenterrado contiene estas palabras,en elegantes caracteres del siglo II:...FORIET BASILICAE... BAECLIS ET POSTIBUS...Inscripción que, aproximadamente, hubo de repetirse en otro dintel, cuyo largo alcanza 1,17m., llevado a la Alhambra, donde se conserva, pero retalladas sus letras, que al parecer decían: SERGIUS PERSIUS OB HONOREM VI VIRATUS FORI ET BASILICAE III UCILIS (?) ET TRIBAECLIS ET POSTIBUS PECUNIA SUA EXORNATA DEDIT... La solería del foro era de mármol gris, de Sierra Elvira, en grandes piezas con buen orden; su límite oriental caía bajo una cortadura del terreno, formada para allanar la plaza, y se salvaba mediante una escalera de trece peldaños entre muros de piedra arenisca, que arrancaban de un pequeño zaguán con entrada desde el foro, provista de clásica decoración por ambos lados, compuesta de medias columnas y pilastras sobre altos pedestales y dos escalones, todo ello del mismo mármol. Cerrábala una puerta, cuyos quicios de bronce aún estaban en su sitio; y de los pedestales, que dibujó a gran escala Saravia, se han podido reconocer trozos de su cornisa y plinto subsistentes en el lugar mismo, hoy Huerto de Lopera, contiguo a la placeta de las Minas. A la derecha de la misma puerta corrían dos grandes basamentos moldurados, análogos a los que se ven en otros foros, y la parte contraria, en alto, había un aposentillo, de 3,40 por 2,0 m., con solería y enchapaduras de mármol blanco, que se cerraba con una reja, fija en su escalón de entrada. Esta parte sobresalía con otros dos escalones respecto del foro, corriendo de oriente a poniente, y por allí había caídos trozos degustes de caliza basta, estriados desde cierta altura y estucados, cuyo diámetro pasaba de sesenta centímetros. Muchos más restos de columnas y cornisas de diversos mármoles aparecieron; además, capiteles, especialmente unos como dóricos con doble bocelón y sin ábaco, que fueron también dibujados. A la parte contraria, sobre las losas, había zócalos de pedestales, redondos o cuadrados, para base de monumentos conmemorativos, pues allí estaban las inscripciones y estatuas de mármol, con dedicatorias del Municipio Iliberritano, como va dicho. Algunos muros se componían de sillares de arenisca puestos a soga y tizón, según aparejo usual en lo granadino vetusto. Además de los sillares, lajas de arenisca, losas gastadas por el piso y moldurajes, que forman paredes en el susodicho huerto, quedaron trozos de estatuas, recogidos ya en aquel Museo.” “El primer descubrimiento de vestigios romanos de que se tiene noticia verificase en 1540, en una casa situada cerca del aljibe del Rey. Allí se desenterró un cipo cilíndrico de mármol pardo de las canteras de la Sierra del Elvira, que fue trasladado en 1600, por instancia del historiador granadino Bermúdez de Pedraza a la casa del Cabildo de la Ciudad, colocándose frente a su puerta, arrimado a la pared de la sacristía de la Capilla Real. En 1869 recogióse de aquel lugar para depositarlo en el museo arqueológico de esta ciudad donde se halla. “ (Su epígrafe dice así Furiae Sabiniae Tranqullinae erigió este monumento a costa pública por decreto de los decuriones) “Con este pedestal (el de arriba) se encontró una cabeza mugeril de mármol blanco con el rostro pintado, que probablemente perteneciera a la estatua de la emperatriz, que debió estar colocada sobre el cipo. Si este se conservó, gracias al laudable celo de Pedraza, no alcanzó la misma suerte la estatua, pues quedó abandonada en la casa en que se hallara, donde le horadaron la boca, utilizándola para surtidor de agua en un pilar, según refiere el mismo Pedraza”. “Al demoler en 1621 una casa junto al aljibe del Rey, excavaron sus cimientos, en busca del tesoro que le había dado nombre y hallaron grandes vestigios de antiguas construcciones: columnas y basas de mármol negro, grandes losas, una de las cuales sirvió de pie para la cruz de la cercana placeta de San Nicolás y se decía que habían visto una “pila bautismal”; también se hallaron muchas monedas de cobre y plata romanas de la República y del alto Imperio, y una que se creía ser de Mérida.” Además se descubrieron dos mármoles con trozos de inscripciones latinas, que eran: parte del dintel de una puerta de mármol blanco de Illora, que por largo tiempo estuvo sirviendo de escalón en la casa de Pedro Bocanegra, inmediata al aljibe del Rey, hasta que en 1758 la recogido Flores para reunirla a las piedras sacadas de las excavaciones que por entonces dirigía; después pasó a la Chancillería y en 1869 fue llevada al Museo. Sólo contiene la parte de la derecha de una inscripción que dice así: FORI ET BASILICAE …BAECLIS ET POSTIBVS. Sus elegantísimos caracteres parecen de principios del siglo III. Admitiendo que esta piedra no haya sido traída de otro paraje, puede deducirse de la primera línea de su epígrafe, que las ruinas descubiertas en la Alcazaba en distintos tiempos eran las del foro y la basílica de la ciudad romana que allí hubo.” “En la calle del Tesoro, de que formaba parte la que hay sin salida frente al aljibe del Rey, se habían descubierto en siglos anteriores notables monumentos epigráficos y otros vestigios romanos, según es notorio, y mucho después, en 1747 dicen que al abrirse una zanja en el patio de una de sus casas, se encontró una piedra con cuatro grandes caracteres de bronce; S. P. Q. R.-que como todos saben se interpretan: Senaács populusque rornanus-la cual fué tenida por auténtica, aunque su contexto claramente descubre su falsedad; con tal motivo las gentes concurrían al paraje, y se renovaron las antiguas hablillas de tesoros escondidos, hasta que de orden superior se mandó terraplenar la zanja «para poner freno á conversaciones simples y a la ociosidad.» Al mismo tiempo corría la voz de que se habían visto resplandores nocturnos desde la Alcazaba al Sacro Monte, y misteriosas procesiones de fantasmas con luces y ornamentos sacerdotales vagando por los aires. Todo esto, y más aún el nombre del canónigo Viana autorizando tales rumores, hace sospechar que aquello era una farsa diestramente urdida á fin de preparar los ánimos al descubrimiento de las portentosas maravillas que iban á conmover por algún tiempo á España y aun á los eruditos extranjeros. Lo cierto es que D. Juan de Flores, racionero (de la Catedral, adquirió dicha casa y emprendió en su solar excavaciones en 1754, que á seguida produjeron el hallazgo de las ruinas de un vasto edificio con interesantes vestigios romanos, nada sospechoso pero á los pocos meses, de allí mismo y de unas minas que se exploraban á su lado, comenzó á extraerse grandísima cantidad de plomos y piedras con inscripciones notoriamente apócrifas, relativas al Concilio de lliberri y á los obispos de esta ciudad, á los fingidos escritos de S. Cecilio del Sacro Monte y torre Iurpiana á las supuestas reliquias, y á misterios y ritos eclesiásticos de los primeros siglos, loto lo cual aparecía como escrito al tiempo del Concilio, que declaraban haberse celebrado en el edificio. descubierto; y entre ello se había cuidado de mezclar algunas inscripciones gentílicas para igualar con las pocas legitimas que se encontraban, y dar más apariencias de antigüedad á la superchería; mas ésta no podía ocultarse, pues estaban redactadas con tan gran torpeza é ignorancia de la antigüedad, y en tan caprichosa y extravagante forma escritas, que difícilmente se concibe cómo fueron acogidas por verdaderas en la ciudad, del mismo modo que las aun más estupendas del siglo XVI . Todo esto era cosa del mismo descubridor, de Flores, que deseoso de enaltecer las glorias de su patria, y no satisfecho con la realidad, se atrevió á inventar á diestro y siniestro cuanto ocurría á su imaginación, Impulsado por otros personajes de más capacidad, pero iguales á él en laxitud de conciencia, que eran la verdadera alma de aquel enredo: fue el principal de estos el citado D. Luis Francisco de Viana, canónigo y después abad del Sacro Monte, «hombre docto, de una lección vastísima, como decía cáusticamente el P. Echeverría, pero con la flaqueza de, sacar argumentos á favor de los libros plúmbeos del Sacro Monte en cuanto leía; y en su dictamen todo escritor insigne en materias eclesiásticas anterior ó posterior al descubrimiento de dichas láminas, las aprobaba como inocentes: los unos en profecía y los otros confirmando su doctrina; llegaba á persuadirse de que Mahoma en el Alcorán había adoptado especies de aquellos libros,,; otro era U. Antonio Fernández de la Cruz, abad de la Colegiala del Salvador, que murió á los pocos años, y por último el que se encargó de defender en sus escritos lo falso a toda costa fue D. Cristóbal Conde, después nombrado canónigo de la Catedral de Málaga. Estos daban á entender embozadamente á Flores su deseo de que apareciesen en la Alcazaba monumentos en que apoyar los plomos del Monte, condenados por apócrifos desde 1682 por la Bula de Inocencio XI, y ya hemos visto como correspondió á estas pretensiones; pero sus conocimientos no le bastaban para ir adelante con su empresa, por lo cual necesitó que le instruyesen indirectamente Viana y Conde, que no rehusaron, antes al contrario llevaban siempre la conversación hacia determinados puntos, mostrándole y explicándole cuantas versiones y comentarios se habían hecho (de los libros proscritos, de los cuales tomaba notas que solía utilizar para sus invenciones. A pesar de esto incurrió en groseros anacronismos y errores, que á duras penas podían sostener sus maestros en cumplimiento de su promesa de que descubriera y leyera cuanto pudiese, que ellos defenderían lo que leyese . Según Flores declaró más adelante, habla algunas inscripciones entre las falsas en cuya fabricación no tuvo parte, aunque eran semejantes á las suyas y encaminadas á idénticos fines; nada se insistió sobre esta declaración, pero es de creer que sabría mucho más de lo que había manifestado . En vista del entusiasmo conque eran acogidos los primeros ensayos de falsedades, atrevióse Flores á ponerlos en conocimiento de algunos personajes de la Nación con objeto de atraérselos, y grabados de los monumentos falsos y legítimos fueron esparcidos por toda Europa. Entre tanto noticioso Carlos III de la importancia de las excavaciones, determinó que se prosiguiesen con más formalidad, nombrándose al efecto una junta en 1755 que en ellas interviniese, en la cual entraron varios distinguidos personajes, el arquitecto Sánchez Saravia, el P. Echeverría, Conde y el mismo Flores, como director de los trabajos, con lo cual prosiguió como antes siendo la única autoridad. Así continuaron durante algunos años, pero cada día aumentaba el desprestigio de los descubrimientos, pues todos los eruditos de fuera de Granada los combatían, oponiendo objeciones de tal peso, que toda la astucia y sofística palabrería de los apologistas no bastaban resolver, apelándose como único recurso á hacer desaparecer las piezas que más los comprometían; además algunos llegaron á descubrir á Flores y á sus dependientes al ocultar de noche bajo los escombros de la excavación los objetos que después habían de publicarse como verdaderamente descubiertos; otros que presenciaron la simulada extracción de ellos abrigaban sospechas de su autenticidad, y finalmente no pasaban desapercibidas para el pueblo las relaciones de Flores con sus amigos, pues corría en boca de todos esta malévola canción que nos ha trasmitido Echeverría: «Lo que de noche sueña Viana, encuentra Flores por la mañana» . Por último, saciado éste con tantas mentiras, falto de dirección y de medios indispensables para seguir, por muerte de Viana que le alentaba, y de los encargados de trasladar á plomos y mármoles sus bellaquerías, y espantado también de la tormenta que se le vendría encima si la verdad llegara á publicarse, puso término tranquilamente. á las excavaciones en 1763, sin que nadie le delatase ante los tribunales sus punibles manejos, y de seguro que así permaneciera el asunto si nuevas complicaciones no hubiesen venido á descubrirlo todo .” “Encontradas opiniones se han emitido acerca del edificio descubierto: el Sr. Hübner, vistos los planos de la Academia de la Historia, sin vacilar sostuvo su origen romano, creyendo probablemente que fuese una basílica o una schola; el Sr. Fernández-Guerra afirma que se descubrieron los pórticos y el enlosado del foro; D. Simón de Argote prometió probar que aquello era simplemente un baño árabe construido en el siglo XIV, aunque la interrupción de su obra le impidió cumplirlo; y por últimos los Sres. Oliver han seguido a éste en cuanto a lo del baño árabe, pero remontando su construcción al siglo XI. Como se ve, estos testimonios son bastante posteriores a los descubrimientos, y ninguno ha visto más que relaciones y dibujos de ellos; los contemporáneos lo consideraron unánimes obra de gentiles. Por las descripciones antes citadas ya se ve que no es fácil determinar ni la forma, ni la aplicación, ni la antigüedad del edificio, sin embargo, me inclino a creerlo romano, o al menos esto se desprender de las noticias que nos han quedado; por el contrario no hallo punto de semejanza entre él y las construcciones árabes, fuera de la labor de algunos muros, que Sarabia indica era parecida a la de la torre de San José y edificios análogos; pero esto no es argumento decisivo”.
Posted on: Tue, 12 Nov 2013 13:38:46 +0000

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