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Gobiernos inoperantes y ausencia del Estado. Por desgracia, la confirmación de la inoperancia del sistema institucional paraguayo, a la que he dedicado una larga serie de artículos hace algunas semanas, ha sido trágica. La ausencia del Estado en una amplia zona del país se ha cobrado la vida de Luis Lindstron. Cabe recordar que el homicidio ha sido apenas el último episodio de una larga persecución contra el ganadero, al que la banda de delincuentes disfrazada de milicia política hizo víctima de una sucesión de crímenes de la más diversa índole, incluyendo el secuestro que, personalmente, considero el más horrendo de los delitos, puesto que es, además de la privación de libertad y la exigencia de dinero a cambio de la vida, una cruel forma de tortura para la víctima y para sus allegados. No es el primer episodio de estas características que se produce en nuestro país, ni parece, vistas las declaraciones oficiales, que podamos abrigar la esperanza de que sea el último. El Presidente de la República reconoce que el Estado está ausente en la región, y altos cargos de la Policía confirman que los delincuentes cuentan con informantes dentro de las fuerzas de seguridad. Cualquier paraguayo con un poco de raciocinio habría percibido la evidente ausencia del Estado en amplias zonas del país. Cualquier persona con un poco de lógica habría ya llegado a la conclusión de que el sistemático fracaso de los operativos contra el grupo armado solamente puede explicarse si los delincuentes tenían, de antemano, información detallada sobre cuándo y cómo se realizarían esos operativos. Que el Gobierno y las fuerzas del orden al menos reconozcan lo que resulta evidente es un buen primer paso. El siguiente es convertir ese reconocimiento en una verdadera autocrítica. Lo que significa que el Estado está ausente es, en primer lugar, que Paraguay padece un desgobierno crónico, una inoperancia que no es de una administración en particular, sino que está instalada en el conjunto de instituciones y que es responsabilidad compartida de todos los poderes del Estado: El Ejecutivo es sin duda responsable, pero no tienen menos parte de culpa los poderes Legislativo y Judicial. La clase política paraguaya ha sido incapaz, hasta el día de hoy, de diseñar una política de Estado que esté más allá de sus pugnas electorales y sus más o menos mezquinos intereses sectoriales. Esto es así en materia de la seguridad de las personas y persecución del delito, como ha quedado dramáticamente enfatizado por este último asesinato que pudo y debió prevenirse y evitarse, pero también en otros temas claves para el país: salud, educación, desarrollo económico y social, etc. La situación es entonces que el Estado carece de un sistema institucional que desde los tres poderes haga real su presencia en el país, puesto que el Ejecutivo no gobierna ni administra; el Legislativo legisla para el archivo y no para la realidad, y el Judicial no administra la justicia ni impone el imperio de la ley. A esto me refería la semana pasada cuando decía que “el fracaso de las clases políticas es caldo de cultivo de todos los populismos autoritarios”. Tendría que agregar esta semana que no solamente de los populismos que llegan al gobierno, sino también de aquellos que se enquistan en grupos armados delincuenciales. Ese fracaso de las clases políticas, esa inoperancia institucional, esa incapacidad de hacer funcionar al país más allá de los despachos de las autoridades, se expresa con toda su crudeza en la ausencia del Estado. Lamento profundamente que esta explicación sobre la inoperancia, el desgobierno y la ausencia del Estado que padece el país haya tenido como punto de partida el asesinato de una persona inocente. Pido disculpas a sus allegados si estas líneas les resultaron dolorosas. Tengo, sin embargo, la esperanza de que tan trágico suceso contribuya al menos a que la clase política paraguaya comprenda que es su obligación y su responsabilidad que el Estado esté presente no solo en los cómodos despachos del poder, sino en toda la geografía de la Nación Paraguaya. Por Rolando Niella abc.py/edicion-impresa/opinion/gobiernos-inoperantes-y-ausencia-del-estado-582345.html
Posted on: Wed, 12 Jun 2013 10:19:37 +0000

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