Graziano Pascale EL SIMULADOR Gran decepción se llevaron ayer quienes conocían al personaje del paisano algo iletrado, con dificultades para conjugar correctamente los verbos y colocar las consonantes en el lugar adecuado al pronunciar los vocablos. El presidente José Mujica Cordano compareció ayer, ante la flor y nata del mundo, con un discurso de impecable prosa, poblado de imágenes elocuentes, leído sin modificar la sintaxis, y sin errores en los tiempos verbales. Fue el texto de un hombre culto, de sólida formación, que contrasta con el personaje algo tosco e irascible, siempre con una frase hiriente a flor de labios cuando una pregunta incómoda lo desequilibra. Cuál es el verdadero Mujica, entonces? Difícil contestar la pregunta, como también las verdaderas razones por ese cambio de personajes, en un actor que se demuestra versátil para encarnar un perfil capaz de seducir al auditorio de ocasión. Pero ese retrogusto amargo de la simulación permanente nos coloca delante de un personaje singular de la política uruguaya, en el que se desdoblan tanto los estilos como los contenidos, siempre buscando la aprobación de quien tiene delante. Ese personaje singular y ambiguo es la contracara del líder convencido de sus ideas y de su estilo. Entusiasmo y alborozo por la inversión cuando habla ante empresarios, que se cambian por críticas a la "ambición" y la "codicia" cuando el auditorio tiene perfil sindical. Su comparecencia en la ONU, sin duda uno de los puntos altos de su gestión, ratificó la agenda de "paz y amor" que suele entonar en esas tribunas, pero que luego desmiente la ejecución cotidiana como gobernante. Sus mordaces y punzantes críticas al "consumismo" y al "maketing" chocan contra la realidad de un Estado omnipresente en la publicidad y el marketing, con inversiones millonarias que hacen las delicias del mundo publicitario y de los canales de televisión. Otro tanto puede decirse de su encendida y plausible defensa del medio ambiente, cuando se compara con el más grande y discutible impulso a la minería de gran porte a cielo abierto, que tantas prevenciones causa en los defensores de siempre de la ecología y el medio ambiente. Al sorprender a todos con ese estadista de reflexiones filosóficas sobre los riesgos de la modernidad y los peligros de la acción humana movida por la ambición y el afán de progreso, Mujica nos invita a sin quererlo a reflexionar sobre su propia e insondable personalidad, que persiguió el poder político como gran meta de su vida, y que lo ejerce de un modo tan singular que en él se destaca más su propia persona que los resultados de la gestión.
Posted on: Wed, 25 Sep 2013 16:05:29 +0000
Trending Topics
Recently Viewed Topics
© 2015